Damasco, 1º de agosto. El régimen del presidente sirio, Bashar Assad, prosiguió hoy la represión en la ciudad de Hama contra los opositores que exigen cambio de gobierno, en una incursión en la que el fin de semana murieron más de cien personas. Ante esta situación, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas inició una reunión de urgencia a puertas cerradas, mientras Estados Unidos, la Unión Europea y Alemania condenaron los actos violentos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) afirmó que no se cumplen las condiciones para una intervención como en Libia.

Según los residentes, diez tanques bombardean indiscriminadamente Dawar Bilal, barrio residencial de la periferia de Hama. Al menos dos personas murieron y dos resultaron heridas a consecuencia de la ofensiva, reportó Afp.

Abdel Karim Rihaui, jefe de la Liga Siria de Derechos Humanos, dijo que se escuchan disparos en todos los barrios de la ciudad.

Un activista que pidió el anonimato declaró que se trató de la mayor descarga de artillería en dos días para reprimir las manifestaciones callejeras contra el gobierno de Assad, refirió Dpa.

Además, al menos seis personas murieron en el barrio de Hamdiyah de Hama. Una mujer pereció en Deir Zor, en el este del país, y otra en el pueblo de Albu Kamal, cerca de la frontera con Irak, según los rebeldes, citados por Dpa.

La agencia oficial Sana informó que el ejército prosigue su misión en Hama y dio parte de enfrentamientos contra grupos bien organizados y fuertemente armados.

Violencia al inicio del Ramadán

Todo esto ocurre en momentos en que dio inicio en el mundo musulmán el mes de ayuno del Ramadán.

En una carta dirigida al ejército, Assad reiteró que Siria enfrenta una conspiración extranjera para desatar una lucha sectaria y dividir al país en pequeños pedazos que compitan para satisfacer a aquellos que trabajaron para separarlos.

Los acontecimientos sangrientos en Hama hacen recordar la matanza de 1982, cuando gobernaba Hafez Assad, padre de Bashar, cuyas fuerzas reprimieron un alzamiento popular que terminó con al menos 10 mil muertos, sostuvo The Independent.

La gravedad de la situación provocó la reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, que se realizó a puertas cerradas sin llegar a un acuerdo para una resolución de condena a Siria. Hoy volverán a sesionar.

Previamente, Amnistía Internacional instó a la ONU a adoptar medidas firmes para contener esta violenta campaña de represión, como un embargo de armas o el bloqueo de los bienes de Assad y de otros altos mandos sirios.

La Unión Europea endureció las sanciones contra Siria, extendió las prohibiciones de viaje y congeló activos a otros cinco funcionarios.

Estados Unidos dijo que considera imponer nuevas sanciones al régimen de Assad, mientras la canciller federal alemana, Angela Merkel, exigió el fin inmediato de la ofensiva contra los opositores, mientras Rusia no condenó, pero instó a Damasco y a los inconformes a la contención.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, declaró que en Siria no se cumplen las condiciones para una intervención militar como en Libia.