Los 50 millones de pesos disponibles en este año para la producción de café robusta del programa trópico único fueron destinados a la certificación y a reforzar la productividad en el tipo arábiga, dijo Gabriel Barreda Nader, dirigente de la Unión de Productores de Café (UPC) de la Confederación Nacional Campesina.

La propuesta de que en las zonas de menos de 500 metros sobre el nivel del mar donde se produce café arábiga se destinaran al robusta no interesó a los agricultores, ya que ese grano compite con cítricos, caña de azúcar y hortalizas.

El compromiso de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación es reforzar la asistencia tecnológica para elevar la producción del café arábiga, la cual cayó de 18 quintales a ocho, e incluso tres por hectárea en algunas regiones productoras, señaló.

En 2010 la UPC promovió que 40 mil campesinos excluidos de los programas para el grano por tener sus plantaciones debajo de los 550 metros sobre el nivel del mar se sumaran a la producción de café robusta.

La intención era cultivar 500 mil quintales de robusta para captar 800 millones de pesos que las grandes empresas gastan en importar ese grano para elaborar el café soluble.

Considerado entre los productos agrícolas generadores de divisas, la producción de café pasó de 5 millones de quintales a 4.8 millones, esto por la falta de renovación de plantas, explicó Barreda Nader.

“Ahora no se trata de quitar las plantaciones con más de 15 años y poner otras sin la certeza de que serán resistentes a plagas y tendrán una productividad de 15 a 20 quintales.

Este año con un presupuesto de 240 millones de pesos podrán renovarse 80 millones de plantas, pero la meta es cambiar 150 millones en los 12 estados cafetaleros, dijo.

Agregó que en la discusión del presupuesto para el sector, que dará inicio el jueves en la comisión especial para el café de la Cámara de Diputados, se buscará que los programas no entreguen recursos si no están dirigidos a fomentar la productividad, la investigación, la asistencia técnica y la renovación de las plantaciones, y que estén vinculados para construir un círculo virtuoso en beneficio de los caficultores, pues la mayoría se localiza en regiones indígenas.

Tenemos bien detectado el problema, por eso se buscará que los programas en 2012 estén mejor diseñados, acotó.