Con la finalidad de conocer los orígenes genéticos de la población prehispánica y determinar el proceso de mestizaje, el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), del Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestav), campus Irapuato, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), cuenta con las instalaciones y equipamiento de paleogenómica más avanzados de América Latina, en las que es posible realizar análisis de muestras humanas con miles de años de antigüedad, así como de plantas y animales.

Especialistas de esa dependencia del IPN, quienes estudian el origen genético de los pobladores del barrio de Teopancazco, en Teotihuacán, afirmaron que con la aplicación de novedosas técnicas en el análisis del ácido desoxirribonucléico (ADN), podremos, en un futuro, buscar respuesta sobre nuestro origen genético como mexicanos.

Brenda Álvarez Sandoval, quien encabeza el proyecto denominado Análisis genético de la población de Teopancazco, indicó que el estudio del ADN antiguo demanda condiciones muy estrictas en cuanto a la aplicación de protocolos que eviten la contaminación de las muestras, por lo que consideramos que tenemos uno de los laboratorios mejor equipados de la región, pues cumple con todos los parámetros internacionales para dar resultados fiables que pueden replicarse en otros laboratorios.

Diversidad étnica

Afirmó que al estudiar quiénes fueron los habitantes del barrio de Tepancazco, considerado como uno de los de mayor diversidad étnica en los límites de lo que fue Teotihuacán, podremos conocer si efectivamente, como lo han afirmado los arqueólogos desde hace varios años, en esta ciudad prehispánica se daba una perfecta convivencia entre personas de origen regional muy diverso, y quienes conservaban muchas de sus tradiciones locales.

Explicó que hasta el momento, sólo se ha podido determinar el origen americano de seis individuos, cuyos restos fueron localizados en las excavaciones de este barrio multiétnico, en el cual, de acuerdo con sus vestigios arqueológicos, estaría vinculado a la zona del Golfo de México.

Álvarez Sandoval indicó que si bien han tenido acceso a 50 muestras de personas que habitaron Teopancazco, no todas han sido útiles para obtener ADN antiguo, pues los residuos de hueso o dientes pueden sufrir muchos daños si han estado expuestos al medio ambiente.

Destacó que las técnicas más avanzadas en la secuenciación genética pueden aplicarse a individuos que habitaron el territorio nacional hace miles de años e incluso buscamos, en un futuro, analizar el proceso de poblamiento del país antes del desarrollo de civilizaciones prehispánicas, pues la meta es descubrir cómo hemos evolucionado en nuestro mapa genético y que relación tenemos con otros pueblos.

Agregó que con pequeñas muestras de ADN, que contiene toda la información genética de un individuo, es posible seguir el parentesco entre madres e hijas, pero también de padres a hijos, lo que nos ha permitido identificar, incluso, quiénes de esos individuos que habitaron Teopancazco nacieron ahí, y aquellos que pasaron sus primeros años en otras zonas del territorio nacional.

Con el laboratorio de paleogenómica del Langebio, indicó, podremos hacer investigaciones más profundas sobre el origen genético de las poblaciones prehispánicas, pero también de plantas que han sido centrales en el desarrollo cultural de México como el maíz.