l presidente Barack Obama contratacó al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, sobre el problema que surgió entre ellos, cuando Obama sugirió durante la entrevista que sostuvieron en la Casa Blanca que se aceptara de una vez por todas la formación de un Estado palestino, para lo que sería indispensable que se aceptaran los límites y las fronteras de Israel como estaban antes de la Guerra de los Seis Días de 1967. Ello, como era de esperarse, fue rechazado terminantemente por Netanyahu.
Obama, durante la celebración de un encuentro con un grupo pro Israel considerado muy influyente en Washington, pronunció un discurso en que insistió en su posición expresada recientemente durante la entrevista que se cita. Muy recientemente en la Casa Blanca, en estas declaraciones presidenciales, se agregó que para que esto fuera posible habrían de realizar swaps (término prestado de las operaciones financieras), todo lo cual fue rechazado por el primer ministro, no bien hubiera terminado siquiera la entrevista.
Obama, en su posterior discurso ante el influyente grupo American Israel Public Affairs, ofreció seguridades de que Estados Unidos mantendrá su compromiso, fuertemente cimentado, con la seguridad a largo plazo de Israel, y que continuaría siendo una prioridad para la gran potencia, pero que ante el calentamiento político cerca de las fronteras con Israel, él estaba obligado a presentar un plan de paz, como la mejor oportunidad que tiene ahora, para acabar con el creciente aislamiento.
“No podemos esperar otra década, o dos o tres décadas –dijo Obama– para conseguir la paz”. El mundo, agregó, se está moviendo demasiado rápido
(The New York Times, 22/5/11).
Existe también el riesgo de que en una próxima asamblea de Naciones Unidas pudiera pretenderse someter a votación la creación del Estado palestino, que sería molesto para Israel, y hay ya un consenso entre los miembros de la administración Obama para que, en una reunión económica en París, el presidente de EU podría convencer a sus colegas europeos de que se mantuviera esta posibilidad fuera de los programas que usualmente ellos elaboran con anterioridad, para evitar que se pudiera dar esta alternativa, que tendría efectos negativos en lo que realmente se necesita para crear el Estado palestino.
En el citado texto de The New York Times se maneja invariablemente la idea de Obama de que conseguir la paz en Medio Oriente pasa por la base de que se cree el Estado palestino, lo cual acabaría con la violencia continua en la zona, para terminar con una larguísima etapa de inseguridad mundial que ha hecho de la paz una posibilidad remota.
Pero no hay que ignorar las dificultades que existen en estos momentos en todas las circunstancias. El mismo poderoso EU se ha visto contagiado, como es natural que suceda, debido a la fuerte interacción de todos los órdenes. Aun la Unión Europea y los países que la integran, muy dependientes unos de otros, aunque no han sido pocos los esfuerzos que después de la Segunda Guerra Mundial han amenazado también continuamente la paz en todo el planeta, que a todos los habitantes nos interesa fundamentalmente: se trata de una crisis económica que acecha las oportunidades grandes o pequeñas de desarrollarse y de esta manera disminuir, por ejemplo, la inmigración de los países más pobres de África hacia Europa, y de consolidar la economía general del continente, actualmente amenazada.
Encabezó el diario español El País su edición del 13 de septiembre así: El ataque a España e Italia fuerza una cumbre urgente en la eurozona
para luego consignar que: Zapatero culpa a Alemania del castigo a los países periféricos
, y luego continúa atribuyendo a Moody’s la rebaja de Irlanda al nivel más bajo imaginable, aunque acepta que los mercados dan una tregua tras la intervención del banco comunitario europeo
. Y ya en una edición anterior había señalado la impotencia de Europa ante el ataque de los mercados, destacando que España e Italia se asoman al abismo
. El gran problema lo ubica El País en que existe, dice, una incapacidad muy clara para rescatar a Grecia, y es precisamente en esta edición, del 12 de julio, que dedica su editorial al tema El euro, ante el precipicio
.
Pero esto no es todo lo que pasa en un mundo en el que estábamos acostumbrados a que las grandes potencias generalmente, cuando se metían en problemas, eran de orden político, por ejemplo, derivados de haber hecho una guerra lejos de su propio territorio, como fue el caso de la invasión de Irak, la guerra en Afganistán, y tantos otros casos en los que quedaba siempre la impresión de que las grandes potencias eran invencibles y que tenían todo el dinero y todos los recursos bélicos, incluyendo armamentos verdaderamente fantásticos, que ponían a prueba en esas guerras como si se tratara de un gran laboratorio experimental.
El caso es que precisamente esas grandes potencias ahora están en enormes problemas financieros, de los que no se ve cómo van a salir, pero no es que no veamos nosotros estas situaciones tan graves ni tampoco las soluciones: tal parece que ellos mismos tampoco encuentran la manera de superarlos, pues los republicanos ya anunciaron en EU, por supuesto, que no aceptarán ningún pacto para evitar la quiebra que el presidente de esa gran superpotencia prevé para agosto, y en medio de una fuerte tensión generalizada entre los dirigentes y los legisladores, registran el hecho inusitado de que el gobierno dispone de fondos solamente para cubrir sus pagos hasta el 2 de agosto precisamente (El País, 15/7/11).
Las tensiones políticas están, a su vez, generando fuertes divisiones políticas, y no hay un acuerdo con Obama sobre cómo superar la crisis, que puede dejar marcado el destino de EU por mucho tiempo. Uno se pregunta lo que ya le intrigaba desde hace mucho tiempo, a la vista de acontecimientos de orden bélico: ¿será posible que lo que algunos pensábamos de que no lo era –que se destinaran tan gigantescas cantidades de dinero y de recursos de todo género, como los recursos de investigación científica sin limitación alguna a las guerras, que también se veían ilimitadas en el tiempo y en el espacio, exigiendo más recursos para vencer a los enemigos– resultó que era la verdadera realidad? Si así fuera, creo que los nuevos tiempos serán muy diferentes. Parece ser que los recursos que usualmente se destinaban ilimitadamente a las guerras y, por lo tanto, a desplegar más violencia que la que los enemigos circunstanciales pudieran desplegar, de ahora mismo en adelante, sí tendrán límites para fabricarlos y para emplearlos. ¿Será posible que esto suceda, por primera vez en la historia universal? Hacemos votos por que así sea.