Opinión
Ver día anteriorLunes 18 de julio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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En defensa de don Genaro García Luna
“L

os policías honrados no tenemos nada

que perder, sino nuestras condenas y sí,

en cambio, un mundo que apañar.”

Al salir de Los Pinos, don Genaro ordenó: a casa. Acostumbrado desde siempre a hablar (consigo mismo, por supuesto), se dijo “¿casa chica la mía? Pues comparada con la de donde vengo, sí. Pero de aquí nadie me va a sacar el año que entra. De inmediato convocó a sus allegados y les dijo: lo que van a oír no pueden comentarlo absolutamente con nadie. Esto no debería saberlo ni siquiera la familia. ¿Tampoco Los Zetas? –preguntó desde el fondo una voz juvenil.

Me mandan a Colombia, informó. Al unísono varias voces (diferentes, por supuesto, si no bastaría un ventrílocuo), inquirieron: ¿Te ascendieron? ¿Eres embajador? ¿Asesor? ¿De qué lado vas a jugar? Un gesto de ira se reflejó en el rostro del secretario y, como una lápida, el silencio cayó (esto quiere decir, simplemente, que el grupo se calló, que todos guardaron un silencio sepulcral, si no, de donde saco lo de la lápida). Otra voz, femenina, se atrevió: Genaro, ¿esto no te compromete, no puedes perder lo más, por lo menos? (la intuición femenina existe, no es invento mercadotécnico de Cosmopólitan. A ella le golpeteaba en el cerebro algo que no entendía: art. 37, art. 37, 37). ¡Basta insensata! Los policías honrados no tenemos nada que perder, sino nuestras condenas, y sí en cambio un mundo que apañar.

Oficina de la SSP. Acompañan a don GGL tres subsecretarios, un oficial mayor y el coordinador de Asuntos Jurídicos. Todos se abrazofajan. El coordinador Jurídico sabe que dentro de las 34 atribuciones que le corresponden, la número cinco dice: proporcionar la asesoría jurídica que requiera el secretario. Una duda existencial lo agobia: ¿Seré el mensajero al que matan por dar malas noticias, o sigo cobrando?

Oficina de la cancillería. Patricia, la que sólo es secretaria, recibe un informe del embajador colombiano: Ya envié un cable a Bogotá y no habrá filtraciones. Nuestro oficial de comunicación electrónica tomó un curso en la embajada de EU e hizo su práctica profesional en la SC con don Luis Téllez, a él no le Purifican ni cables ni llamadas.

El secretario particular informa: para mayor seguridad y rapidez, encargué el pasaporte diplomático de don Genaro a una de las empresas a las que hemos concesionado estos servicios, está ubicada aquí, con los Evangelistas, en los portales de Santo Domingo.

Consejería Jurídica del Ejecutivo. Días después del regreso de don GGL, ya custodio del trofeo colombiano. Don Miguel Alessio, titular, increpa a sus asesores. ¿Cómo creen que el ingeniero aceptó la medalla sin autorización? ¿Qué la de don F de J no cuenta? El que trae la bendición de Dios no tiene por que hincársele a los santos (diputados y senadores, ¿santos?)

No se equivoquen, lean la línea oficial dictada por el subsecretario Fernández Aceves, máster de la Univerditat Oberta de Catalunya: “es preciso, suprimir los trámites que en la jerga legislativa se conocen como corcholatazos. Esas disposiciones se aplican en México, Paraguay y en algunas monarquías europeas; en los países normales no tienen ya esas cosas. ¿En los normales? Una pregunta: ¿Aquí quiénes serán los anormales: al que trajeron de Baja California; Patricia, la que sólo es cancillera; el asesor jurídico de F de J; el propio F de J, o el resto de los que habitamos este desgobernado país?

Además, agregó: Ya no estamos en el supuesto de que al recibir una medallita de ésas, el mexicano se someta a los poderes de Colombia”. Ante la lucidez, racionalidad y contundencia del doctoral argumento, todo el mundo asintió.

Pero nunca falta el prietito en el arroz. ¿Cómo se coló al equipo de elite de Presidencia el pelandrujo ese, egresado de la UAM, que siempre desafina? Disculpe señor, hay otros dos artículos, además del 37, que valdría considerar. El 10 y 2l del Código Civil Federal. El primero: Contra la observancia de la ley no puede alegarse desuso, costumbre o práctica en contrario. En la vieja Roma ya se conocía un aforismo: “ignorantia legis non excusat.” ¡Déjese de aforismos! bramó el consejero jurídico, además, los tribunales no están en la Roma, sino en la Doctores.

Señor consejero, deme chance de leerle el otro, creo que nos sirve: “La ignorancia de las leyes no excusa su cumplimiento; pero los jueces teniendo en cuenta el notorio atraso intelectual de algunos individuos, o su miserable situación económica, podrán, si está de acuerdo el Ministerio Público, eximirlos de sanciones… etcétera.

El consejero no pudo contener la emoción: ¡Eso, joven, así sí! Hasta parece usted egresado del ITAM o de la Libre de Derecha. Con esos supuestos estamos del otro lado. Es más fácil que Ernesto Cordero y Javier Lozano consigan un voto de los panistas de a de veras, de los doctrinarios, a que el Congreso pueda echarnos abajo un alegato jurídico con pruebas tan evidentes.

El júbilo de toda la consejería se vino abajo cuando el infiltrado de la UAM preguntó: “Perdón señor, ¿la defensa es para el custodio o, para quien al margen de lo que exige la Constitución, le dio permiso (y viáticos), para ir a recibir la corcholata, a escondidillas del Congreso de la Unión.

Aviso oportuno de hoy. “Abogado egresado de UAM, sin cartas de recomendación solicita empleo aunque sea vía outsourcing”.