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India y México:
Gabriela Ortiz Cosío “Son las iniciativas campesinas las que a
contracorriente de las políticas de producción y
abastecimiento del gobierno crean y recrean estrategias
de subsistencia de largo plazo. Las formas de
acción son múltiples (...) todas ellas tienen algo en
común: son iniciativas comunitarias surgidas desde
abajo atendiendo la realidad que viven (...)” En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, la iniciativa Red de Productores y Consumidores Responsables Comida Sana y Cercana, surgida desde la necesidad de consumidores, es un movimiento local entre productores, consumidores y otros actores sociales que formamos una comunidad de intercambio de productos limpios y artesanales, saberes, experiencias, servicios, tradiciones y valores, creando interrelaciones justas y equitativas. Como consumidores y parte del equipo promotor de esta red, en diciembre del 2010 visitamos otra de estas iniciativas en India, la que desde hace 16 años realiza la Fundación Keystone en la Reserva de la Biósfera de los Nilgiris, al sur de ese país. Esta es una propuesta que surge desde la preocupación de los recolectores de miel silvestre que vendían su producto a precios muy bajos. ¿Cómo hacer para que esta miel tan especial se vendiera como un producto de calidad? ¿Cómo hacer para que los productos que recolectan del bosque y selva se reconozcan como locales, orgánicos y sustentables? Los grupos indígenas que viven en esta zona también recolectan hojas, flores y frutas medicinales, cortezas, resinas y semillas. Cultivan especies como clavo, pimienta y canela, además de té negro, café y seda de pochote. En un principio acudieron a la certificación de tercera parte para demostrar a los consumidores su calidad. Los costos de este proceso se fueron incrementando y se hicieron insostenibles. Tiempo después conocieron la Certificación Participativa (CP) y decidieron que es la opción que más les conviene como pequeños productores. Se basan en un sistema tradicional para compartir mano de obra y así los mismos agricultores pueden reconocer el trabajo de los otros. Igual que en Comida Sana y Cercana, les interesa que lo bueno, lo que tiene calidad, se quede en su país para su gente y les genere beneficios directos. La mayoría de sus productos son silvestres, por lo que han construido un sistema de monitoreo para garantizar la sustentabilidad del producto, buscando parámetros como diversidad, disponibilidad, salud, regeneración, distribución y población. Así como nosotros, también se han cuestionado para qué necesitamos certificarnos como productores orgánicos, pues en realidad los que deberían dar a conocer su manera de producción son los que usan agroquímicos y semillas transgénicas. Ha trascendido que el término orgánico se está usando para monocultivos comerciales de exportación. Entre otras cosas, por esto es importante decirle a las personas consumidoras: “estos productos cumplen con los lineamientos que a ti y que a los productores nos interesan”; se pone el control en sus manos, no de los exportadores ni de terceros, los artículos proceden de pequeños productores y son para consumo local. Keystone apoya la comercialización de los productos de las comunidades indígenas y participa brindando una garantía de calidad. En India, un grupo de instituciones y organizaciones no gubernamentales que trabajan directamente con los productores son los que se han reunido para ir construyendo las bases de la CP. A sus talleres acuden representantes del gobierno, que ahora está muy interesado en avalar este tipo de certificación. Ni la producción orgánica ni la CP en India son parte de alguna ley, pero el gobierno respalda y participa en el proceso. Formaron el Consejo de Sistemas Participativos de Garantía, compuesto por 12 organizaciones. No son una entidad “legal” ni tienen una oficina, funcionan como red y como tal no tienen recursos económicos. Así como nosotros en Comida Sana y Cercana, discuten los pros y contras de establecerse como un grupo formal y así poder tener acceso a recursos. La construcción de los lineamientos de la CP se dio después de muchas discusiones entre los miembros del Consejo, que a su vez dialogaron con productores y personal de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica(IFOAM). Diseñaron un cuestionario de campo sencillo al que se le responde con un “Sí” o un “No”. No es el mejor cuestionario ni el más completo, pero no es una hoja acabada. Está en constante revisión, adecuándose a cada lugar y tipo de producto. Actualmente está traducido a nueve diferentes idiomas que se hablan en India (www.pgsorganic.in). Los productores de cada organización se reúnen cada mes para intercambiar experiencias y cada tres reciben algún tipo de entrenamiento técnico: producción de algún repelente de insectos, de lombricomposta, etcétera. Durante nuestro intercambio de experiencias sostenido con los productores indígenas de una comunidad de la Reserva de los Nilgiris, nos decían que para ellos es importante certificarse porque esto ayuda a mejorar el precio de sus productos, el mercadeo y en general sus vidas. Como a nosotros, las reuniones también se les dificultan y no siempre están todos presentes. Participamos en una reunión de la Cooperativa Comunitaria de Producción donde innovan sus productos agrícolas para añadirles valor agregado: procesan amla (Emblica officinalis), fruta medicinal para transformarla en refrescante bucal; se empaca canela, clavo y pimienta; se introduce la seda del pochote en una máquina diseñada por ellos mismos para hacer la fibra más esponjosa y apta para rellenar colchones y almohadas; doblan e imprimen en serigrafía las bolsas de papel que se utilizan en las tiendas. El 60 por ciento de las ventas de sus productos se reparte entre todas las personas de la cooperativa. El 40 por ciento restante se usa para los gastos de transporte, etiquetas, empaques, etcétera. Esta manera de trabajar juntos no es fácil, pues no todas las personas participan igual y el reparto de las ganancias puede ser tema de discusiones. Su trabajo y acercamiento con los consumidores han sido muy lentos. En principio instalaron mercados semanales pero no funcionaron, la gente no asistía. Ahora sólo venden productos no perecederos en sus cuatro tiendas regionales. Las personas que las atienden son las encargadas de dar información y poco a poco ir educando al consumidor. La Fundación Keystone también trabaja en la investigación y conservación de estos recursos naturales y en el desarrollo rural. Es una iniciativa de eco-desarrollo, promueve el comercio orgánico y precios justos, principalmente de productos derivados de las abejas y de especies no maderables. |