Efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aseguraron el pasado 12 de julio un plantío de 120 hectáreas de mariguana en el municipio de Ensenada, Baja California, en lo que representaría el sembradío más grande de su tipo encontrado en la historia del país.

De acuerdo con un comunicado de la dependencia, este plantío es 94 por ciento más grande que el localizado el 10 de marzo de 2007 en Cruz de Elota, Sinaloa, de 62 hectáreas de extensión, y cuatro veces más grande que el del rancho El Búfalo, Chihuahua, descubierto el 8 de noviembre de 1984. Sin embargo, un abogado que litiga en relación con este caso señaló que en El Búfalo se detectaron más de 2 mil hectáreas sembradas con cannabis.

El descubrimiento se realizó a partir de informes obtenidos en operativos de vigilancia que realiza el Ejército Mexicano por tierra y aire, en busca de lugares donde se siembra el enervante. La mariguana estaba oculta entre plantas de tomate, y cubierta con una tela de color negro para dificultar su localización.

El plantío será destruido en los próximos días, y se estima que su valor en el mercado negro habría alcanzado mil 860 millones de pesos.

El general Alfonso Duarte Mújica, comandante de la Segunda Zona Militar, dio a conocer en Mexicali, Baja California, que en la acción castrense ocurrida la tarde del martes se detuvo a 16 jornaleros originarios de Sinaloa, que fueron contratados por un hombre identificado como El Chaka, presunto integrante del cártel de Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

Una fuente policiaca consultada en Baja California sostuvo que el plantío operaba desde hace al menos cuatro meses, e incluía un campamento para 60 personas. El sembradío se ubica a dos kilómetros de la carretera Transpeninsular, en el tramo que va de San Quintín, Baja California, a Guerrero Negro, Baja California Sur.

En el citado ejemplo de El Búfalo se decomisaron 11 mil toneladas de mariguana, obtenidas de 200 hectáreas que se trabajaron sólo durante un año. Según los antecedentes del caso, el sembradío pertenecía a Rafael Caro Quintero y más de 10 mil campesinos trabajaron en la zona, lo cual produjo durante un tiempo una considerable bonanza económica para diversos negocios en las ciudades de Camargo, Jiménez, Parral y Aldama.