Hasta siempre, camarada y amigo
Sábado 9 de julio de 2011, p. 3
La agencia funeraria de Félix Cuevas parecía la sede de un congreso de filosofía o de una conferencia magistral de Adolfo Sánchez Vázquez. Ahí estaban, en comunión, tristes pero charlando en pequeños grupos, reviviendo anécdotas, enseñanzas, teorías.
Estaban mezclados estudiantes, maestros, investigadores, colegas de Sánchez Vázquez, la comunidad universitaria en general y la de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) en particular.
Todos fueron a despedirse del maestro y amigo
, del respetado y admirado filósofo
, del ciudadano e intelectual comprometido con las mejores causas
, de la queridísima persona
que fue.
Todos destacaban su enorme rigor y nivel intelectual
, la congruencia entre su decir y su hacer
, su generosidad, amabilidad, sencillez y discreción
.
El cuerpo de Sánchez Vázquez llegó a una de las capillas de la agencia funeraria alrededor de las 6:30 de la tarde.
Luego comenzaron a llegar figuras como el rector José Narro, la directora de la FFL, Gloria Villegas, y filósofos e intelectuales como Luis Villoro (gran amigo de Sánchez Vázquez), Enrique Dussel, Jorge Juanes, Gabriel Vargas Lozano, Jaime Labastida, Luciano Concheiro y muchos más.
Ahí estaban familiares del maestro, incluidos sus tres hijos: Adolfo, Enrique y María Aurora, quienes compartieron la posibilidad de publicar la autobiografía de su padre.
Sobre el ataúd color caoba, ante el que se turnaban las guardias de honor, fueron colocadas rosas rojas. A un lado una pequeña mesa con una bandera miniatura de España y varias fotos del joven Sánchez Vázquez.
Y alrededor, varias coronas de flores de instituciones culturales y de la UNAM. Un arreglo floral lucía un listón azul en el que se leía: Hasta siempre, camarada y amigo
.