Una referencia de la época actual en México, que no es la más sencilla ni optimista del mundo, se advierte en Los nubarrones, exposición de grabado y pintura en la que tres artistas comparten espacio en la Casa Frissac.

No es que hayamos preparado la exposición con este tema. Hablando por mí, difícilmente uno puede dejar de expresar la situación del lugar dónde vive, aunque sea en un nivel emocional, asume Javier Saavedra (DF, 1962), quien expone al lado de Adriana Flores y Juan Sacristán en esa casona porfiriana ubicada en el centro de Tlalpan.

No me gustan los colores planos, se me hacen muy aburridos. Entonces, cuando pongo un color relativamente plano siempre debe tener una vibración, reflexiona el artista, quien después de abandonar la carrera de biología, decidió dedicarse por completo a la pintura, vivió durante seis años en España, Francia e Italia, de ver sus museos, sobre todo los cuadros antiguos, uno se maravilla de que exista tanta minuciosidad, imaginar que no le importó al autor el tiempo que le dedicó a crear una obra maestra.

Esas características son parte de su propuesta, hacer imágenes que tengan una riqueza tal que no canse, que puedan aportar a la persona que las vea en un sentido estético.

En contraste, de acuerdo con Saavedra, estamos continuamente bombardeados por imágenes de consumo, tanto de la publicidad, pero también en las artes plásticas, donde lo importante es el impacto de la novedad, usar técnicas nuevas, decir algo que nadie ha dicho, pero que finalmente son imágenes que buscan un impacto y nada más.

Contrastes y estilos

Respecto de la muestra colectiva recientemente inaugurada, el trabajo de los artistas,se potencia, porque se contrastan uno frente al otro, cada uno en su estilo y en su propio espacio, con uniformidad en la calidad presentan un compendio de su obra.

El trabajo de Juan Sacristán (DF, 1959) más plano, cargado de texturas, se parece al de Adriana Flores (Monterrey, 1969) en el sentido de que ambos son conceptuales y con más grabado, formalmente se parecen más, yo me disparo.

En el caso de Saavedra, quien se considera un artista figurativo, con una expresión hacia lo poético, simbólico y onírico, cargado de una amplia gama de colores, como parte de la influencia del muralismo mexicano, así lo ha reconocido en múltiples ocasiones.

El último año mi tendencia ha sido más hacia los cuadros, donde los objetos están menos definidos, sin llegar a ser un abstracto puro, porque se siguen sugiriendo horizontes, figura, fondo. La tendencia es invitar al espectador a interpretar más lo que ve, como hace la pintura abstracta, tal como se puede observar en la muestra, que terminará el lunes el 11 de julio en el Centro Cultural Casa Frissac (Plaza de la Constitución s/n, esquina con Moneda, en la delegación Tlalpan).