Agradecido por todo lo que le dio el futbol profesional en 14 años, el ex zaguero y capitán de Pumas, Joaquín Beltrán Vargas, anunció su retiro de las canchas, aunque no lo hará de forma definitiva, ya que se sigue preparando académicamente para regresar como directivo o estratega de algún club de la primera división.

En una ceremonia realizada en la UNAM, el universitario e hijo de universitarios estuvo acompañado de sus padres Joaquín y Luisa María, y de su esposa Andrea y sus hijas Martina (de cuatro años) y Roberta (de nueve meses), en la que se le quebró la voz al despedirse de las canchas y recordar su carrera, no sólo en Pumas, sino también en Cruz Azul, Necaxa y Querétaro.

El Capi Beltrán supo escuchar que su carrera había llegado a su fin en diciembre pasado, cuando sólo tuvo ofertas de clubes de la división de ascenso para vestir un uniforme, por lo que optó por no aceptar, puesto que siempre he pensado que aún tengo lo suficiente para seguir en el máximo circuito.

Una y otra vez le tembló la voz al ex jugador cuando leyó un texto de agradecimiento, en el que habló de las alegrías que vivió en el futbol, que le dieron la oportunidad de forjarse un futuro familiar, de conocer a su esposa, de estar en varios países maravillosos y ganar premios y reconocimientos.

Emotivo, sincero, orgulloso, se vio a Beltrán cuando refirió que uno de los mejores recuerdos que guarda fue cuando conquistó con Pumas el título del Clausura 2004 –año del bicampeonato–, por todas las circunstancias que rodearon al logro, porque fue un cuadro rotundo, constante, sin olvidar el agradecimiento a uno de los técnicos que más recuerda, el uruguayo Sergio Markarián –cuando estuvo en Cruz Azul.

Estudiante de la maestría en administración y negocios en futbol, sin descuidar las clases para técnico, Beltrán se definió como un tipo afortunado por haber sido capitán en los equipos en que estuve, porque no sólo se trata de escoger cancha y saque, sino de ser un comandante en el grupo.

No obstante, la ilusión de tener un partido de despedida pronto fue rota, aún por su cuna futbolística, cuando Pumas le dijo que no era posible. Pero eso no lo amargó, porque este deporte es su vida y lo disfruta al máximo.

Satisfecho con lo alcanzado, aunque le hubiera gustado jugar en la selección nacional, Beltrán se va a gusto porque está a mano con el futbol. No hay deudas ni rencores, como tampoco pesares.

Por ahora se retira y le gustaría ser recordado como ese jugador que nunca dio por perdido un balón y que siempre metió la pierna con fuerza.