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El grupo lanzó Corazón de barro y piedra, dedicado a la tradición sonora de la tierra de Zapata

Bandula cuenta la historia a flor de piel del estado de Morelos

¡Sería un sueño hacer un disco sobre la riqueza de cada entidad!, expresó Pelú

Tal vez no toquemos exactamente como ellos en sus comunidades, pero nuestro entusiasmo les llega, dijo

Foto
Monotipo del Caudillo del Sur, que en el libro corresponde a la canción El día que regresó Zapata
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de julio de 2011, p. 6

Con la misma enjundia y calidad que en sus producciones anteriores, Bandula lanzó recientemente Corazón de barro y piedra, disco integrado exclusivamente con temas sobre el estado de Morelos, un regalo y homenaje a la tierra de Zapata, de los chinelos, del Tepozteco y en general a los mitos y leyendas de una entidad con una historia a flor de piel.

Carlos Rivarola, Pelu, líder de esta agrupación de folclor consagrada desde su nacimiento a cautivar a los niños –pero ante la que han sucumbido también muchos adultos– está exultante ante el resultado del proyecto. Y quiere más: ¡Sería un sueño hacer un disco sobre la riqueza de cada estado del país!

Esta es la segunda entidad a la que Bandula dedica un disco entero. “Primero fue Luna Paquimé, para Chihuahua, el cual ha tenido gran aceptación y sus canciones lo mismo se han cantado en desfiles de aquella tierra norteña que en danzas, obras de teatro y hasta cine.”

Eso, que se conviertan en una parte de la tradición musical de esas regiones, es también la intención de Bandula con los temas de Corazón de barro y piedra, donde la mezcla de ritmos y el aire que se da a la música de las regiones morelenses dieron como resultado un disco alegre, conmovedor y bailable.

Canciones con alas para el vuelo

El propio autor de las letras, Emilio Lomé, describe en la presentación, la búsqueda y hallazgos de este disco: “canciones (que) tienen alas para el vuelo y raíces para la siembra; en ellas están el viento mágico del Tepozteco y la tierra sagrada de Zapata, el paliacate de Morelos y la valentía de Narciso Mendoza; hay máscaras de chinelo que caen del cielo, un bosque de agua cuidado por un hada, un tlacuache colipelado por robarle el fuego a los dioses, cuexcomates que son corazones de barro y piedra, el vals fantasmal de Maximiliano y Carlota, y una vecindad por la que vuelan niñas y niños con alas tejidas con palabras y colores…”

Musicalizados por el propio Rivarola y Güicho Martínez, con la espléndida voz de Violeta Ortega y el acompañamiento del coro de niños de La Vecindad, además de los metales, las percusiones y muchos otros, los temas conforman un articulado y gozoso producto en el que los morelenses se identifican, pero que, como ocurrió con Luna Paquimé también han sido aceptados en todo el país por la vía del lenguaje universal que es la música.

La gente de Morelos ve que son letras que se refieren a ella, hechas con ternura e inteligencia. Si bien la música puede no ser exactamente como la tocan en sus comunidades, el entusiasmo y la honestidad en la ejecución de Bandula claro que les llega, porque finalmente es una cuestión de sensibilidad, dice Pelu.

Hace 15 años que este grupo de músicos, bailarines y cantantes trabaja incansable para presentar una alternativa frente al ruido comercial y consumista, monopolizador de la infancia a través de los medios electrónicos masivos.

Desde entonces, nuestro compromiso está intacto. Cada uno en la agrupación ha evolucionado; estudiamos y trabajamos para compartir nuestra tarea cultural ante los ruidosos medios comerciales que insisten en que no funciona una fórmula que conjunte entretenimiento y cultura. Nos encargamos de demostrar lo contrario.

En ese empeño, destacar la riqueza musical, las tradiciones y la historia de sus entidades ha llevado a Bandula a ser referente y a dar otro mensaje, frente a la desesperación de que hoy, con los cánones de lo masivo, todo suena a lo mismo.

Y es una tarea válida, necesaria, urgente, dice Carlos Rivarola, sobre todo en las malas épocas. Una canción, un poema, un baile, una danza, ayudan. El artista está en las buenas, pero sobre todo luce más en las malas, porque es cuando la gente sabe que ese cabrón le toca, le llega.

Argentino con largos años de residir en México, Pelu hace el paralelo con la negra historia de la dictadura militar de su país, hace 35 años. “Cuando en su momento aparecieron las rolas de Silvio (Rodríguez) y Pablo (Milanés) en Argentina, las teníamos que oír quedito y a escondidas, porque ¡ay donde te agarraran con una casete de esos!, te metían al bote y te mataban.

Pero eso era lo que nos daba sentido; yo vengo de esa época. Mi compromiso es ese. Soy como cualquier mortal que vive de esto y necesita mantener a su familia, pagar la renta... pero a su vez, como persona, tengo esa convicción, lo mismo toda la gente de Bandula y el equipo alrededor: escritor, arreglistas, la gente a la que invitamos. Todos estamos en eso.

En ese universo, donde la alegría del folclor se consagra a la infancia, están también: Leticia Martínez (coreografía, voz y diseño de vestuario), Luis Martínez (teclado, voz y percusión), Alfredo Pino (trompeta y percusión), Pepe Bolón (trompeta y percusión), Penélope Vargas (coreografía y danza), Andrea Consejo (danza) Ernesto Anaya (voz, cuerdas y arreglos), Manuel Mora (ingeniero de sonido) y Óscar Sánchez (ayudante).