En pleno escenario, una bailarina tropieza mientras otra llega retrasada y, presurosa, se incorpora: es una serenata.

La música para cuerdas de Chaikovski, adherida a la esencia del ballet ruso de cuerpos precisos, llega al Palacio de Bellas Artes, donde la Compañía Nacional de Danza (CND) ofrecerá tres funciones de la Gala Balanchine, integrada por un cuarteto de piezas creadas por el genio de la coreografía moderna.

Serenata, Apollo, Chaikovski: pas de deux y Tema y variaciones, coreografías de George Balanchine (1904-1983), representativas de su obra, integran el programa a interpretarse el 30 de junio, 1º y 3 de julio en la sala principal del máximo recinto cultural del país.

Son piezas que durante tantos y tantos años han permanecido vigentes y que no pierden su frescura, importancia y dificultad técnica que en su momento creó, pero también es enriquecedor conocer más la obra de este creador, describió Sylvie Reynaud, directora de la CND, durante una rueda de prensa para presentar la temporada con obras del coreógrafo ruso, fundador del American Ballet en Nueva York, en 1936.

Participarán algunos bailarines invitados, como Gonzalo García, de España, y Carlos Quenedit, de Cuba, acompañados por la Orquesta de Teatro de Bellas Artes, con la dirección de Juan Carlos Lomónaco.

Un hito de la danza, califica la CND la coreografía Serenata, que abre el programa recién anunciado. El primer ballet realizado por Balanchine en Estados Unidos, adonde llegó en 1933 después de dejar su carrera de bailarín a causa de una lesión, es una obra representativa de su repertorio, en la que incorpora actos fortuitos de una práctica que desarrollan 26 bailarines al compás de la música de Chaikovski.

Del mismo compositor, un fragmento de uno de los ballets más conocidos, El lago de los cisnes, que formaba parte de la partitura original, pero no fue publicado, conforma Chaikovski: pas de deux, pieza que hace gala del encanto y la sutileza.

El amplio catálogo del artista ruso, con más de 400 obras, incluye ballets, operetas y danzas para ópera, películas, musicales, televisión e incluso circo.

Revolucionario del ballet clásico

Uno de los grandes constructores de la danza del siglo XX, que revolucionó el ballet clásico con vistas hacia lo moderno, creando incluso un método con su nombre, se decía inspirado por el autor de El cascanueces, como ocurre en el caso de Tema y variaciones. Un cuerpo de bailarines, integrado por 12 mujeres y una pareja principal, intercalan entre variación y variación desde un pas de deux central y una polonesa, para evocar aquel periodo de la danza clásica en que el ballet ruso floreció con la ayuda de la música de Chaikovski, como escribió el propio Balanchine. Esta obra se estrenó en 1947, en Nueva York, con Alicia Alonso, prima ballerina assoluta de Cuba.

El cuarteto se completa con Apolo, creado a los 24 años de edad con música de Stravinski, obra que además de darle reconocimiento internacional comenzó una mancuerna con el compositor. Se retoma al dios griego de las artes, en una fusión de la danza clásica rusa y la austeridad del modernismo, el estilo neoclásico.