Me gustaría que existiera una comunidad artística e intelectual combativa, pero no la tenemos, expresó el pintor Agustín Portillo durante la presentación de América México, libro que registra dos series suyas, presentado en el Centro de Cultura Casa Lamm, donde el 29 de junio abrirá una exposición de sus arte aventuras, es decir, su trabajo más reciente que nada tiene que ver con los rostros deformados por protuberancias, recurso técnico para imprimir fuerza expresiva a sus personajes y extraerlos de la realidad, que caracterizan ambas series.

“Por desgracia tenemos una comunidad artística e intelectual apática. La experiencia de Los abajo firmantes (movimiento de mediados de los años 90 del siglo pasado, así denominado por los medios) nos sirvió a muchos de nosotros para entender qué se puede hacer”, afirmó el artista.

El compromiso como pintor no se queda allí, también hay un compromiso social con la comunidad, continuó Portillo, quien en 2001 fue invitado a retirarse del país a raíz de haber escrito en abril de ese año la leyenda Fox mentiroso en un muro exterior del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Esta protesta fue la respuesta de Portillo, consciente de que el gobierno de Vicente Fox, quien tomó posesión en 2000, no produciría los cambios necesarios en la gestión gubernamental de la cultura, escribe Blanca González, autora del capítulo Semblanza.

Radiografía de una sociedad

Denunciar fue un camino que le trajo consecuencias. Me bloquearon, me cerraron puertas, pero es el camino que me ha llevado a ser lo que quiero: una mente libre, aseguró el artista.

Germaine Gómez Haro, autora del apartado Agustín Portillo. Los rostros de una época, una de las dos personas que le extendieron la mano en esos tiempos difíciles –según palabras del artista–, se refirió a la aventura pictórica que tuvo sus orígenes en esa alucinante y seductora metrópoli que es Chicago, donde Portillo permaneció cuatro años y produjo la serie América, crónica punzante de un sector de la población estadunidense cuyas actitudes son el fiel reflejo de nuestra era.

Al regreso de Portillo a México, en 2005 –tras ser deportado de Estados Unidos–, siguió esa veta relacionada con la radiografía de una sociedad, “se involucra con las imágenes de figuras importantes del mundo político, empresarial y las socialités de nuestra cultura, esos personajes que aparecen recurrentemente en las páginas de las revistas y prensa dedicadas al cotilleo”, apuntó la crítica de arte.

“En nuestro país, Agustín Portillo es de los pocos creadores contemporáneos que se ha dedicado de lleno en años recientes a explorar el retrato como pretexto para expresar sus tribulaciones en torno a diversos aspectos filosóficos y sociológicos del mundo actual.

Los retratos que aparecen en el libro son bellos y grotescos, porque son el resultado del impulso vital del creador que busca plasmar las ambigüedades del ser humano a partir de representaciones de una realidad trastocada.

El galerista Óscar Román, principal impulsor del proyecto del libro y responsable de la introducción, explicó que el artista presentó las dos series –sintetizadas en América México– expuestas entre 2009 y 2010 en el Museo José Luis Cuevas, la galería Ramón Alva de la Canal, de la Universidad Veracruzana, en Jalapa, y en el Museo de los Pintores Oaxaqueños, pero faltaba un documento que fuera lo suficientemente relevante para darle la solidez a todos estos años de trayectoria.

El libro también cuenta con textos de Andrés de Luna y Diane Thodos.