Cultura
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Viaje sonoro de Juan Pablo Villa y Mardonio Carballo

Meia da Shonta, espectáculo de música y poesía partirá a Europa
Foto
Francisco Bringas, Mardonio Carballo, Juan Pablo Villa y Fernando ViguerasFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de junio de 2011, p. 4

Viaje por sonoridades y musicalidades reveladoras, narrativa de una historia metáforica e indefinible –pero que igual genera tensión y la sensación de que algo acontece–, diálogo intercultural en direcciones diversas, entre lo antiguo y lo contemporáneo, la tradición y la modernidad, la tradición y la vanguardia, Europa y América y Asia, y una voluntad de búsqueda, podrían perfilar el espectáculo de poesía y música instrumental, vocal y electrónica Meia da Shonta, del Ensamble de Música Contemporánea, dirigido por Juan Pablo Villa y nutrido por el poeta nahua Mardonio Carballo.

El concierto, que tuvo una única función la noche del viernes en un café de la colonia Roma –y que itinerará a finales de julio por ciudades europeas como Praga y Viena–, se define además por la creación de atmósferas, emociones y reflexiones, y por la apertura de ventanas –y hasta de puertas– para atisbar mundos cercanos, físicos y espirituales propios, pero que muchos se empeñan en cercenar, así como el ensamblamiento, la yuxtaposición y el entreveramiento –al modo de la teoría de conjuntos– de los muchos que es cada individuo y cada sociedad.

Villa utiliza loopers y multiefectos para duplicar y triplicar su voz –que es canto e instrumento que abreva de tradiciones como la inuit, la mongola y la cardenche del norte de México–, interpreta canciones populares de manera tal que renueva la tradición y los dolores, como la migración (Sólo en pensar que ando lejos de mi tierra, nomás me acuerdo, me dan ganas de llorar), y ejecuta el piano o aparatos musicales huidos de la convención, como matófonos o tubos de plástico.

Carballo, al fin actor, gestualiza, poetiza, mastica, estira, exprime, amplía y vigoriza –con voz dulce o cavernosa– su idioma materno, el náhuatl de la Huasteca, para recordarnos, desde la tierra, el cielo o el Mictlán, que lo esencial no está en la materia. Todo en un ir y venir al español, el cual, por lo mismo, también se beneficia de ese transvasamiento.

Mardonio habla de la vida, la familia, el cruce del río que es la muerte para los indígenas de hoy, las herencias antiguas, vigentes, la infancia, la comida, la sexualidad, el amor, el desamor, la migración, en fin, los asuntos humanos de siempre, pero vistos con los viejos cristales de una tradición que a la vez es vanguardia.

Ax keman ti nel youi/ onka ze pitzajtik pil mekatl tlen kiijilpia papalomen iuan inancuauitl/ to tepotznancuauitl tlen tech yolchikaua/ tlen tech yolpachoa/ tlen tech tepalchihitia.

Uno nunca se va del todo/ hay un hilo invisible que une a la mariposa a su árbol madre/ la nodriza imaginaria que por leche da nostalgia/ y fuerza/ y valor.

El soporte y complemento fundamental de todo lo anterior está en el trabajo del percusionista Francisco Bringas, a cargo de la tabla, la darbuka, el tankdrum y el tar –que en el nombre llevan su misterio–, además de ser la segunda voz, y Fernando Vigueras, quien ejecuta la guitarra clásica y se encarga de los procesos electrónicos, otro de los fundamentos de este ensamble de músicas, culturas y creatividades.