Opinión
Ver día anteriorLunes 20 de junio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Otras violencias

C

uando tal vez un día en nuestro país termine la ola de violencia que lo azota, la lista de cómplices y corresponsables será nutrida, pues no supimos identificar ni contrarrestar otras violencias que propician tamaño desquiciamiento.

Esta corresponsabilidad incluirá desde los disfrazados de justicieros hasta las familias, atizado crisol de taras y enajenaciones, inmadurez relacional, incongruencia entre valores inculcados y practicados, exitismo, credulidad ante ministros, locutores y noticias, consumismo, consentimiento de los hijos, laboriosidad infructuosa…

Sin chistar incorporamos el miedo a nuestra vida hasta habituarnos al terror y a la violencia. Los cadáveres mutilados se volvieron soportables; ver a diario cuerpos masacrados es digerible mientras no sean familiares o amigos. Nos familiarizamos con la ineptitud del gobierno para mantener el orden aunque éste sea cómplice en fomentar el desorden, reforzar el desconcierto y asegurar la inmovilidad individual y colectiva, con el fin de que toda decisión de parte del poder sea dócilmente acatada, por perjudicial o absurda que sea.

En el DF, con unas vialidades saturadas por una población vehicular de aproximadamente 3.5 millones de automotores, más la incorporación diaria de otros 600 en promedio, la emisión de gases contaminantes es incontrolable, por lo que construir segundos pisos de ningún modo resuelve problemas viales y menos ambientales y de salud.

Como hay escasa voluntad política para implementar sistemas eficientes de transporte colectivo, pues afecta ciertos intereses aunque perjudica a millones de ciudadanos, el autonombrado gobierno de izquierda prefiere, con el manido pretexto de la seguridad, obtener más dinero del amedrentado y dócil ciudadano.

Cobrar 229 pesos por la nueva tarjeta de circulación con chip, es otra forma de violencia. Demasiadas molestias y pérdida de tiempo en engorrosos trámites no redundarán en mayor seguridad para las personas, aunque sí en el ingreso, a cambio de nada, de unos 800 millones de pesos al gobierno capitalino, quizá para una eventual cuanto ociosa campaña política o para concluir vialidades ineficaces.

Desde el 63 embaucaron temporalmente con la tenencia; en 2000 con el Renave y obtuvieron 430 pesos; en 2009 asustaron con la influenza; hace meses intentaron, sin éxito, el negocio de la nueva credencial para votar; ahora... Pero así no es, listillos en el poder.

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