Opinión
Ver día anteriorViernes 17 de junio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El destiempo mexicano
L

os sueños como la vida en México y su repetición demuestran la existencia de un tiempo fragmentado, es decir, de un tiempo el cual no tiene que ver con la idea de una sucesión tripartita ordenada en presente, pasado y futuro. En el sueño todo es presente puro. Si el contenido de los sueños puede estar influenciado por el soñante, el trabajo del sueño escapa a esta intención. Esta fragmentación del tiempo es el resultado de un trabajo inconsciente. Estas reflexiones nos conducen a revisar nuestros conceptos sobre el tiempo.

La secuencia temporal: pasado, presente, futuro es una tentación que siempre nos ronda dado que da fundamento a todas las certezas del pensamiento que no conoce más que las experiencias de la conciencia. Pero aquí nos topamos con una aporía: no hay conciencia de lo inconsciente.

El sicoanálisis contemporáneo buscó soluciones útiles e ingeniosas para teorizar sobre los espacios síquicos, pero se descuidó lo concerniente al tiempo.

Una de las más interesantes aportaciones en cuanto a la noción de espacio es la de Winnicott: el espacio transicional, la idea de un espacio potencial. Bion, por su parte teoriza un modelo de relaciones entre continente y contenido, introduciendo también una forma espacializada que engloba las relaciones de objetos internos. Bouvet tiene el mérito de proponernos la figuración fantasmagórica de una relación desnuda, pulsión-objeto, a partir de la clínica de la transferencia.

A su vez Viderman, desde una perspectiva constructivista, describe un espacio analítico donde se forjan significaciones; mientras Donnet plantea la idea de perspectiva analítica, en el sentido de un lugar de establecimiento humano, que se correspondería con la situación analítica; perspectiva como espacio de confesión, perspectiva como protectora de una intimidad no develada.

En contraste con la riqueza conceptual en cuanto al espacio en sicoanálisis, no encontramos un equivalente a propósito del tiempo.

El asunto se antoja por demás complejo y muchos sicoanalistas prefirieron inclinarse por un modelo genético general que satisficiera las necesidades de la teoría. Sin embargo este modelo genético dio lugar a versiones muy diferentes unas de otras.

La iniciadora de esta tendencia fue Melante Klein pues, sostiene, lo que se ata al pasado más remoto es forzosamente lo que resulta más determinante, fundamental para la estructuración síquica. Con ello regresa, por un lado, la problemática del tiempo a un punto de vista de desarrollo. A su vez, su concepto de desarrollo genera controversias e incredulidad, debido a lo especulativo de sus hipótesis.

Las teorizaciones de Winnicott respecto de la tolerancia al sufrimiento síquico destacan que el tiempo puede jugar un papel esencial en la reversibilidad de los efectos de la pérdida y de la ausencia.

El sicoanálisis estadunidense, casi en su totalidad brinda soporte a las teorizaciones de Anna Freud, sin que necesariamente ella compartiera todas las opiniones de sus supuestos aliados en el debate con Klein. Todos se ponen a observar, pero parece que ven lo que sus ojos quieren enseñarles. Bick apoya los puntos de vista de Klein y parece confirmar los de Winnicott. Mahler se coloca del lado de Hartman, Stern impugna las ideas de Mahler y Lebovici mezcla observación con una buena dosis de especulación en sus interacciones fantasmáticas. Al final de cuentas, lo que resalta es la tendencia en el sicoanálisis contemporáneo, a llevar otra vez el complejo modelo temporal de Freud al solo punto de vista genético.

Gracias a Lacan y a su crítica radical a todo genetismo, el concepto freudiano de Nachtráglichkeit fue revalorizado, convirtiéndose en eje teórico fundamental para los sicoanalistas franceses. Evidenció que la complejidad del modelo freudiano del tiempo no se limita a una perspectiva genética del destiempo.

Freud nunca dejó de ocuparse del tiempo a lo largo de toda su obra. Ya desde sus tiempos de biólogo, sus trabajos se sitúan en la óptica de las migraciones de ciertas formaciones celulares en la línea de la filogénesis.