Economía
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Una variedad se desarrolló de un gen de Monsanto, que podría reclamar una fortuna

El arroz transgénico se propaga de manera ilegal por China desde hace años
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Cosecha de soya en una zona de Mato Grosso, BrasilFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de junio de 2011, p. 28

Pekín, 15 de junio. Semillas de arroz transgénico se propagan ilegalmente desde hace años a lo largo de China, donde sólo dos variedades genéticamente modificadas del principal cereal del país fueron preautorizadas a finales de 2009, lo cual desató un debate sobre una sensible cuestión para la seguridad alimentaria. Esas dos variedades de arroz OGM (organismo genéticamente modificado), una de ellas desarrollada a partir de un gen del gigante estadunidense Monsanto, no tienen aún la autorización de ser comercializados, pero actualmente se realizan pruebas en los campos de cultivo. Monsanto podría reclamar una cantidad de dinero enorme a China por su comercialización

En enero, el Ministerio de Agricultura aseguraba todavía que ningún cereal transgénico es cultivado en China fuera de un marco experimental estrictamente controlado. Pero un responsable del Ministerio de Medio Ambiente informó a finales de abril que, según una encuesta conjunta de cuatro ministerios chinos, semillas transgénicas ilegales están presentes en varias regiones, como consecuencia de una gestión poco rigurosa, según el semanario Nanfang Zhumo.

Según la página de Internet del Sistema de Alerta de la Unión Europea para la Seguridad Alimentaria, los países europeos registraron en 115 ocasiones, entre 2006 y 2011, alimentos producidos con arroz transgénico de China.

Greenpeace, que denunció la presencia de semillas de arroz OGM en China desde 2005, encontró el año pasado granos en mercados en las provincias centrales de Hubei, Hunan y Jiangxi, explicó a la Afp Fang Lifeng, de la organización ecologista.

Favorable a la biotecnología, Pekín ha autorizado ya varios cultivos OGM, como el algodón, verduras y frutas (pimiento, tomate y papaya) e incluso el álamo, así como la importación para la industria agroalimentaria de soja y maíz transgénicos.

Pero la cuestión del arroz es mucho más sensible. Las dos terceras partes de los chinos lo consumen cotidianamente, recuerda Tong Pingya, un respetado agrónomo que a principios de mayo fustigó a los científicos que toman al pueblo como cobayos, durante una conferencia presidida por el viceprimer ministro Li Keqiang.

China no necesita este arroz transgénico, puesto que produce en cantidad suficiente e, incluso, exporta un poco, declaró Tong. Durante la reunión anual del Parlamento chino, en marzo de 2010, un centenar de investigadores escribieron a los diputados para pedirles la anulación de la preautorización de semillas de cereales transgénicos, que afecta también una variedad de maíz. También reclamaron un debate público y un etiquetaje específico para los productos OGM.

Los promotores de arroz transgénico argumentan que es más resistente a la sequía, ofrece mejor rendimiento y, para la variedad Bt, permite reducir el uso de pesticidas. La comercialización debería autorizarse en 2012-2013, pero el Estado probablemente no va a permitir que sea difundido a gran escala en un futuro cercano, asegura Ma Wenfeng, analista especializado en el mercado de los cereales para un gabinete de consultores cercano al Ministerio de Agricultura.