A 25 años de su creación, Santa Fe ha ingresado al servicio de urgencias. La carencia de alumbrado público, que mantiene a oscuras 80 por ciento del complejo; de drenaje, que provoca la descarga de aguas negras en las barrancas de Tacubaya y Tlalpizahuaya, y problemas de vialidad que incrementan hasta 300 por ciento el tiempo de recorrido han provocado la migración de empresas y la paralización en la venta de departamentos nuevos.

Expertos advierten que el riesgo de que se convierta en un elefante blanco es grande, pero también el que se desate un conflicto social con los vecinos de las colonias aledañas, por la descarga de aguas negras tanto de casas, como de empresas socialmente responsables o certificadas ambientalmente, que generan daños a la salud, contaminación y una afectación de la imagen urbana en éstas.

La glorieta de Santa Fe es la frontera entre un mundo de opulencia y riqueza, donde se ubican los principales corporativos nacionales y extranjeros; universidades y centros de investigación como la Iberoamericana, Westhill, el Tecnológico de Monterrey o el CIDE, y casas y departamentos con valores en pesos de entre 10 y 50 millones. Mientras del otro lado se encuentran colonias de alta marginación y miseria.

La creación de un fideicomiso privado, que recibe recursos públicos y este año deben sumar 120 millones de pesos, ha provocado que exista una falta de gobierno, pues ni Álvaro Obregón ni Cuajimalpa se encargan de atender las demandas de servicios urbanos del complejo, y los recursos que llegan a la Asociación de Colonos nunca son los comprometidos y tardan en liberarse, según los responsables del fideicomiso. Así no se pueden planear obras de mejora en la zona ni tampoco acciones para mitigar los contrastes sociales existentes, reconoce el diputado del PRD Leonel Luna Estrada.

Las facilidades administrativas para impulsar el crecimiento de este complejo en la década de los 80 del siglo pasado permitieron la llegada de importantes corporativos nacionales y extranjeros, instituciones académicas, centros comerciales y constructores inmobiliarios, que ocupan 60 por ciento de su extensión, pero ese “boom se ha detenido y se corre el riesgo de que el resto de la superficie no se ocupe y convierta en basureros clandestinos”, advierte el legislador.

Los edificios que están construidos en las partes altas de Santa Fe desfogan sus aguas negras por las laredas de las barrancasFoto Francisco Olvera

La falta de iluminación en sus principales avenidas como Vasco de Quiroga, Javier Barros Sierra, Carlos Echánove, Carlos Lazo, avenida Santa Fe y Gómez Farías, que es la carretera a Toluca, generan también inseguridad, aunque no se reportan altos índices delictivos, pero estamos en el caldo de cultivo ideal para que la delincuencia haga de las suyas, por la gran cantidad de dinero que se mueve, afirma Luna Estrada.

A ello se suman los problemas de movilidad, pues dichas vialidades son insuficientes para el desplazamiento diario de 60 mil vehículos. Tan sólo en Vasco de Quiroga circulan 35 mil autos a 5 kilómetros por hora, lo cual provoca que el tiempo de recorrido hasta Periférico, por ejemplo, sea de una hora y media, cuando podría realizarse en 20 o 30 minutos, lo cual se logrará con la construcción de la supervía poniente, asegura.

La puesta en marcha del Ecobús, que corre de Balderas a Santa Fe, es una alternativa de movilidad, pero hacen falta más, se requiere el rencarpetamiento de Vasco de Quiroga y adecuaciones viales en Centenario para reducir el caos vial; contar con otro modelo de fideicomiso, donde se cree una figura como la autoridad de Santa Fe y se mitiguen los contrastes sociales, y un plan de desarrollo que planee su crecimiento los próximos 10 años, señaló.

Con ello se evitaría que un mayor número de empresas sigan migrando a Paseo de la Reforma y se detenga el desarrollo inmobiliario, concluyó el legislador.