Jueves 9 de junio de 2011, p. 48
Aún no es posible para los científicos predecir con precisión la ocurrencia de huracanes, aunque suceden en un periodo fijo que se calcula mediante estadísticas, explicó Enrique Azpra Romero, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Oficialmente, el 15 de mayo inició la temporada de huracanes provenientes del océano Atlántico, y el primero de junio, la de los originados en el Pacífico.
Para determinar el momento en que empiezan se utiliza la estadística. Se tienen datos desde 1881 en el caso del Atlántico, y desde 1949, en el del Pacífico; además, existen registros del primer día en que han aparecido estos fenómenos, y a partir de ahí se calcula la temporada
, explicó.
Los eventos de ambos océanos afectan a México, debido a la ubicación geográfica y a las condiciones climáticas del país, que favorecen temperaturas mayores a 26 grados Celsius, perturbaciones de baja presión y formaciones nubosas en una zona alejada del ecuador, características esenciales para la formación de huracanes, dijo el especialista.
Históricamente, los provenientes del Atlántico han afectado con más frecuencia a Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, mientras los originados en el Pacífico dañan recurrentemente a Baja California Sur y Sinaloa.
Aunque aún no se puede saber día y hora en que ocurrirán, se trata de fenómenos muy vigilados, especialmente por los satélites GOES (siglas en inglés de Satélite Geoestacionario Operacional Ambiental) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos. Esos equipos, que operan en el este y oeste del planeta, los detectan desde su formación inicial, en el momento en que una banda de nubes converge hacia un centro, donde genera un ojo y alrededor de éste, un anillo (o pared del ojo), que sirve para medir la intensidad máxima del evento, abundcó Azpra.
Una vez que se conoce la velocidad, los científicos calculan la intensidad y dirección de los vientos, y así pueden trazar su trayectoria, que muchas veces tiene forma de parábola. Aunque uno puede ser muy intenso, lo mueven las corrientes como si fuera un corcho dentro de un río
, acotó el investigador.
Otro tipo de mediciones son realizadas por el Centro Nacional de Huracanes (con sede en Miami, Florida,) que utiliza aviones caza huracanes
, que entran para soltar sondas que miden presión, humedad e intensidad de los vientos.