Economía
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Ingresaron más de 50 mil 900 mdd para comprar bonos en esta administración federal

Inversionistas extranjeros son los principales acreedores del gobierno

El tipo de cambio acumula 48 jornadas consecutivas abajo de 12 pesos por dólar; ayer cerró en 11.70

La actual política privilegia la estructura financiera por encima de la productiva: académico

 
Periódico La Jornada
Martes 31 de mayo de 2011, p. 26

Más de 50 mil 900 millones de dólares ingresaron para cambiarse en pesos y adquirir bonos del gobierno federal durante esta administración. Con esto, los inversionistas extranjeros se convirtieron ya en los principales acreedores de la deuda interna gubernamental.

Los inversionistas extranjeros poseen 24.5 por ciento del monto total de los valores del gobierno federal en circulación. El pasado 16 de mayo los extranjeros alcanzaron la mayor participación en la historia, con 801 mil 472 millones de pesos, unos 68 mil 500 millones de dólares. Ningún otro sector (sociedades privadas de inversión, bancos, sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro –siefores–, aseguradoras, empresas y particulares) tiene una cantidad mayor.

Las divisas, por su parte, han sido destinadas a la reserva internacional del país, la cual aumentó en 50 mil 261.9 millones de dólares entre 2007 y el primer trimestre de 2011. Esta cantidad representa 40.1 por ciento de la reserva internacional de divisas de México.

Pero la intensidad del arribo de capitales se ha dejado sentir con mayor fuerza en los seis meses transcurridos de octubre de 2010 a marzo de 2011, cuando ingresaron 21 mil 439 millones de dólares, dirigidos exclusivamente a la compra de bonos gubernamentales, que impulsan la fortaleza del peso en su paridad con el dólar.

Mientras, el tipo de cambio cerró ayer a 11.70 pesos en las grandes operaciones interbancarias y cumplió 48 jornadas consecutivas de mantenerse debajo de 12 pesos por dólar.

Al respecto, Arturo Huerta González, profesor de posgrado de la Facultad de Economía de UNAM, aseguró que la economía mexicana no tiene condiciones productivas para convalidar la fortaleza del peso, ya que se sustenta en la entrada de capitales golondrinos.

Explicó que la fuerza de una economía no la da su moneda, sino su capacidad de producir bienes y servicios y de generar empleos bien remunerados para satisfacer las demandas de la sociedad, situación que no se observa en el país.

Durante el Taller de análisis de la economía nacional e internacional, realizado en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, el especialista afirmó que con esta política se privilegia la estructura financiera por encima de la productiva. La apreciación del peso va en contra de la política de productividad, dijo.

Explicó que ante la pérdida de competitividad que enfrenta la producción nacional, derivada de la baja productividad y de la apreciación del tipo de cambio, el gobierno no tiene forma de contrarrestar los efectos negativos que ello tiene sobre la dinámica de acumulación del sector industrial, ya que no puede incrementar la inversión para modernizar la planta productiva y aumentar la productividad, por la disciplina fiscal.

El masivo ingresos de divisas para adquirir bonos de la deuda interna del gobierno federal, atraídas por el mayor pago de rendimientos en comparación con sus países de origen, ha revaluado el peso, pero plantea el dilema de qué ocurrirá cuando les convenga retirarse de México una vez que las tasas de interés comiencen a elevarse en Estados Unios y Europa.

Arturo Huerta explicó que el gobierno federal tampoco puede devaluar el peso, ya que afectaría la rentabilidad del capital financiero, lo que provocaría su salida del país, por lo que opta por la reforma laboral para disminuir las prestaciones de los trabajadores, facilita contratar por horas y abaratar el costo laboral, y así tratar de mejorar la posición competitiva de la producción frente a las importaciones y resarcir parte de las pérdidas que las empresas nacionales tienen como resultado de su falta de competitividad.

Al gobierno no le importa mantener todavía la apreciación del tipo de cambio para favorecer la rentabilidad del sector financiero (que gana por el diferencial de tasas de interés, como por lo que haya ganado en la Bolsa Mexicana de Valores, o donde haya invertido y, aparte, gana por la apreciación de la moneda, ya que al salir del país el dólar le sale más barato que cuando entró), a pesar de los costos de la descapitalización de la esfera productiva nacional, del desempleo y de los menores salarios y prestaciones labores que esto genera.

Huerta González señaló que Estados Unidos está devaluando el dólar para mejorar la competitividad, reactivar su economía mediante las exportaciones y para reducir su déficit comercial y Brasil se está protegiendo al imponer impuestos a las entradas de los capitales especulativos. Ello tiende a generalizar una guerra de divisas para salir airosos con ese objetivo. En cambio, México ha dicho que no entrará a esta guerra debido a que no utiliza el tipo de cambio como herramienta de política comercial.

Advirtió que esta política acarreará que siga el deterioro de la posición competitiva de la producción nacional, mayores presiones sobre la balanza comercial no petrolera y bajo crecimiento de la economía.

Estas condiciones redundarán en problemas de mayor desempleo, de cartera vencida creciente, restricción crediticia y mayor vulnerabilidad en torno al comportamiento de las variables externas (precio internacional del petróleo, tasa de interés internacional, crecimiento de exportaciones, de los mercados financieros internacionales y de los flujos de capital), ya que cualquier comportamiento adverso de éstas afectará seriamente la estabilidad del tipo de cambio y la economía nacional, dada su dependencia de tales variables, alertó.

Por lo pronto, la balanza de pagos indicó que en el primer trimestre de 2011 ingresaron 15 mil 237 millones de dólares como inversión extranjera en cartera, lo que representó un incremento de 56 por ciento con respecto al mismo periodo del año anterior. De esa cifra total, 10 mil 539 millones están depositados en valores gubernamentales, cantidad 95 por ciento superior al mismo lapso del año pasado.

Otros valores del sector público emitidos en el exterior y en manos de extranjeros suman 2 mil 547 millones de dólares, un aumento de 226 por ciento en comparación con el mismo periodos de 2010.