El narcotráfico ha dificultado el trabajo de la comisión encargada, afirma su titular
Existe el riesgo de que se queden como islas de biodiversidad, reconoce Luis Fueyo
Lunes 23 de mayo de 2011, p. 46
Existe el riesgo de que las áreas naturales protegidas (ANP) se queden como islas de biodiversidad. De las 174 decretadas en el país –que en total suman 25 millones de hectáreas–, bajo algún tipo de protección debido a su riqueza biológica, tan sólo 44 tienen prioridad en su manejo, reconoce Luis Fueyo, titular de la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas (Conanp).
En entrevista con La Jornada advierte que se debe blindar jurídicamente a las ANP ante las presiones de proyectos industriales y turísticos sobre ellas. Indica que el narcotráfico ha dificultado el trabajo de la comisión en la reserva Laguna Madre de Tamaulipas y que de otros sitios se han retirado cuando las condiciones de seguridad son difíciles.
–¿Cuáles son las perspectivas de la conservación, con las presiones que hay sobre las áreas naturales protegidas?
–México, como miembro de la Convención de Diversidad Biológica (CDB), está obligado a desarrollar estrategias para frenar el deterioro de la biodiversidad. Las ANP son las zonas mejor conservadas. Lo importante es que todas preserven la finalidad para la que fueron creadas, que se respeten integralmente las disposiciones jurídicas que les dieron origen. En este proceso de disputa de los territorios siempre se encuentra uno con diferentes formas de interpretación de la ley. En defensa de las ANP, la Conanp tiene que hacer uso de todos los instrumentos que blinden el manejo del territorio, la declaratoria, el programa de manejo, el reglamento de la ley, presupuesto, los propios preceptos de cada categoría que ordena la ley de lo que se puede hacer y lo que no. Hay iniciativas de ley que se discutirán en el Senado sobre el régimen de las ANP para dotarlas de mayor blindaje jurídico y que no haya resquicio que ponga en riesgo su finalidad.
–¿Cómo observa la presión sobre las ANP por parte de los proyectos turísticos o industriales?
–Están mezclados temas del polígono de las ANP y las actividades de fuera que pueden perturbar su conservación. Se utiliza el estudio de impacto ambiental para proteger los bienes de las ANP que se pueden afectar desde fuera, como es el caso del proyecto turístico Cabo Cortés. Para tener seguridad de que no afectarán (al parque nacional Cabo Pulmo), se debe resolver por esa vía. Se trata de evaluar en detalle, con evidencias científicas, todas las potenciales interacciones y ver el sistema de manera integral, no como proyecto aislado. Tienen que evaluarse esos planes de conformidad con el tipo de protección que se da al territorio vecino.
–¿Las ANP están quedando como islas de biodiversidad?
–Existe el riesgo. La superficie que tenemos protegida, 25 millones de hectáreas, es insuficiente para abarcar todos aquellos espacios que requieren ser protegidos y para detener la tendencia de pérdida de biodiversidad. Por un lado es la necesidad de ampliar la superficie de mayor representatividad de ecosistemas, como estrategia para detener la pérdida de biodiversidad. Además tenemos que establecer los puentes de conexión entre ANP y otras formas de conservación. Pueden estar aislados y necesitamos conectores. Se debe pensar en los corredores biológicos para que la flora o fauna de un territorio tenga posibilidad de conexión e intercambio genético en las poblaciones de la misma especie. Si se rompe o se perturba el territorio que no permite la conexión, sí pueden formarse islas y se hacen vulnerables las especies que quedan encerradas.
–Siempre se ha señalado que las ANP son de papel.
–El fenómeno históricamente se ha dado. Tienen razón todas aquellas personas que afirman que si una ANP no se gestiona, no se administra el territorio, no se vigila la finalidad para la que fue creada, el valor ambiental que le dio origen se puede perder. Hay ANP que se declararon hace 20 o 30 años que no se gestionaron y perdieron su valor ambiental. Hay que evitar que ese proceso se repita. Esto requiere de personal que desarrolle los programas de trabajo y elaborarlos con los propietarios de la tierra. Resolver las problemáticas. Una ANP puede tener incendios y se deben tener programas preventivos para su atención. Se requieren recursos materiales para todo ello.
“El régimen de ANP se tiene que blindar. Se debe ganar conciencia de que son territorios protegidos y en interpretaciones de la ley debemos hacer prevalecer que van a permitirnos tener condiciones adecuadas de sobrevivencia. Cuando hay un pronunciamiento de un juez o de la Suprema Corte de Justicia de la Nación rescatando el criterio de ANP por la conservación de los ecosistemas, nos ayuda contra casos de particulares que quieran hacer uso del territorio de forma diferente.
En el caso de Tulum se confirmó que otra autoridad que venga a invadir una esfera regulada para un objeto de conservación del gobierno federal no puede cambiar el régimen a ese territorio por criterios de desarrollo urbano, porque éste va a contradecir la finalidad para la que se declaró como ANP. Este criterio vale para Tulum y para cualquier otra área.
–¿Cuántas ANP están bien manejadas?
En general hay atención a todas. Tenemos 60 que priorizamos en el fortalecimiento de su manejo, entre las cuales hay reservas de la biosfera, santuarios, áreas de protección de recursos naturales. En 2011 se tienen 44, para 2012 serán 60. Están, entre otras, Isla Contoy, La Encrucijada, Laguna Madre y delta del rio Bravo, Montes Azules, el Alto Golfo de California y Cuatro Ciénegas. Son una diversidad de ecosistemas y donde hay mayores valores biológicos.
–¿Hay presiones del narcotráfico en las ANP?
–No hemos detectado cambio de uso de suelo ni cultivo de enervantes. Lo que sí hay son problemas de inseguridad. No podemos desarrollar nuestras actividades en ciertos momentos porque se presiona al personal para que no esté presente en el sitio que tiene que proteger y conservar. Lo hemos retirado temporalmente de algunas áreas para proteger su vida. Ha pasado en momentos coyunturales: cuando las condiciones de seguridad permiten que la gente retorne, regresa.
Mucho de nuestro trabajo tiene que ver con el uso del territorio por quienes viven allí. Necesitamos estar en contacto con ellos para supervisar ese uso. Quien crea la inseguridad es gente externa a la comunidad. Afortunadamente no hemos detenido nuestros programas. En la reserva Laguna Madre de Tamaulipas hemos tenido tensión. Teníamos nuestra operación en San Fernando y cambiamos de residencia. Tenemos los santuarios de la tortuga lora trabajando en varias comunidades del estado. Las ANP tienen las mismas amenazas de cualquier territorio: fragmentación de los ecosistemas, cambios de uso de suelo, sobrexplotación de recursos de flora y fauna que perturban el territorio, contaminación, efectos del cambio climático.