Sociedad y Justicia
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Como el resto de la población, los mentores viven un entorno social desigual: experto de la UNAM

Empleo y educación, salidas para abatir el hampa, dicen maestros

Según encuesta de la SEP, la mayoría desconfía de políticos, policías y funcionarios públicos

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Para la mayoría de maestros mexicanos los valores entre los jóvenes están a la deriva y se debilita el sentido de justicia en este sector de la población. La imagen en una escuela de Tamazulapan, OaxacaFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de mayo de 2011, p. 37

Más de la mitad de los maestros del país –tanto de escuelas públicas como privadas– no cree que sea motivo de satisfacción el estado de la democracia y de las libertades públicas en México, y 60.6 por ciento considera que para combatir el crimen organizado que se ha disparado en el sexenio de Felipe Calderón se debe resolver primero el problema del desempleo y mejorar la educación de la infancia y la juventud.

De acuerdo con un estudio, para la Secretaría de Educación Pública (SEP), 71.3 por ciento de los mentores desconfían de los políticos, 66 por ciento de los policías y 63.9 por ciento de los funcionarios públicos. Asimismo, 38.6 por ciento dijo tener moderada confianza en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en tanto que 16.1 no se fía de la organización encabezada por Elba Esther Gordillo.

Al cuestionarle sobre las implicaciones que se derivan a partir de estos resultados, Hugo Casanova, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), expresa que es preciso reconocer que las condiciones de vida de los docentes responden de manera directa a las condiciones que les plantea la institucionalidad mexicana: un marco político inestable, un entorno económico desigual, así como una estructura social enormemente asimétrica. Sin embargo –añade–, lo que hoy enfrentan los docentes, como el resto de los mexicanos, es el entorno de inseguridad y violencia que está marcando un antes y un después en la vida de todos y, sin duda, en la educación.

Los profesores –que hoy festejan su día– sienten gran orgullo de ser mexicanos (87.9 por ciento), y el motivo de ello es la diversidad, la riqueza cultural, los grandes personajes de la historia, la música, la literatura, las artes plásticas y la identidad nacionales. Sin embargo, casi 50 por ciento no está satisfecho ante la falta de respeto a los derechos humanos y 39.6 por ciento muestra inconformidad por la poca tolerancia y el respeto a las ideas.

Para los docentes, los valores en los jóvenes están a la deriva: 72.1 por ciento cree que se debilita el sentido de justicia en este sector de la población, 72.4 considera que disminuye la responsabilidad, 71.7 opina lo mismo sobre la honestidad y 73.1 apunta que el respeto hacia los demás va en franco deterioro.

En ese tenor, 71.8 por ciento establece que el sentido de la familia no está fortalecido; 69.4 indica que el compromiso social se debilita y 57.5 por ciento manifiesta que se está perdiendo el significado de solidaridad en dicho grupo poblacional.

La encuesta Disposición de los docentes al desarrollo profesional, con una muestra de 3 mil 274 entrevistas a maestros de prescolar, primaria y secundaria de escuelas públicas y privadas del país, establece que mayor número de profesores lee textos de pedagogía y educación (29.2 por ciento) y también libros de superación personal (20.1 por ciento), mientras el género narrativo, como las novelas y los relatos cortos, no son de su interés (3.7 por ciento).

El 54.8 por ciento nunca acude a la ópera, a la sinfónica o a la presentación de alguna danza clásica; 17.1 no va al cine ni al teatro; 62.1 lo hace a veces y 20.8 va con frecuencia. Sólo 15.6 por ciento acude con regularidad a museos, exposiciones y galerías, 18.9 por ciento nunca visita estos espacios y 65.5 lo hace en ocasiones.

La investigación apunta que la principal actividad de recreación de los docentes son los programas de televisión (47.4 por ciento). El 15.3 por ciento dijo que con frecuencia alquila películas y videojuegos y 47.6 por ciento lo hace a veces. Poco más de la mitad de los educadores lee con frecuencia periódicos y 46.7 por ciento escucha la radio. No son muchos los que practican algún deporte con regularidad: apenas 28.1 por ciento.

Hugo Casanova apunta que los maestros enfrentan su reto educativo con un enorme déficit del que hasta ahora nadie se hace cargo: ¿Cómo podrían despertar en los niños y jóvenes el interés por la cultura, el arte o la educación física cuando ellos mismos, en su mayoría, se mantienen lejos de esas dimensiones? ¿Cómo nivelar las asimetrías culturales de nuestros maestros? ¿Cómo pertrecharlos mejor para que logren la superación de niños y jóvenes en un país que apenas rebasa los ocho años de escolaridad como promedio?

Sólo para 6.8 por ciento de los mentores los políticos son dignos de confianza, y no muy lejos se encuentra la percepción que tienen de los banqueros e inversionistas. El 14.5 por ciento piensa que los hombres de negocios son de fiar.

Los militares y los sacerdotes tienen un grado de percepción similar entre los maestros del país. El 35.3 por ciento confía en los representantes de la Iglesia y 27.9 por ciento no lo hace, mientras 39 por ciento tiene certidumbre en relación con los integrantes del Ejército y 31.1 expresa su desconfianza hacia los miembros de la milicia. Por otro lado, 50.6 por ciento desconfía de los jueces, para 33.7 por ciento éstos les son indiferentes y sólo 15.7 por ciento tiene confianza en ellos.

En relación con el problema de la delincuencia organizada, sólo 9.4 por ciento considera positivo que se nombren más policías para proteger el orden y 29.9 piensa que se debe aumentar la pena a los delincuentes. Pero la mayoría –60.6 por ciento– opta porque se debe mejorar la educación y resolver la falta de empleo.

El investigador de la UNAM sostiene que el 15 de mayo, más que ser pretexto para dirigentes sindicales y funcionarios de la educación, tendría que ser motivo para la reflexión y la corrección del rumbo, porque el compromiso con la educación pasa necesariamente por una mejor formación del magisterio.