Opinión
Ver día anteriorSábado 7 de mayo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Marcha por la paz
Sicilia, las marchas y la proporción
D

e los cuatro puntos cardinales, comunidades indígenas y campesinas, estudiantes y organizaciones sociales se están movilizando en la Marcha Nacional por la Justicia y contra la Impunidad, que el 5 de mayo salió de Cuernavaca, el día 7 de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y la continuación de la primera el día 8 hacia el Zócalo de la ciudad de México.

La diversidad de las voces y grupos que participan parece, más que una multitud con una sola consigna, un fino tejido multicolor de aquello que el poeta Javier Sicilia ha llamado el mundo de la proporción.

¿De qué inspiración provienen esas palabras? ¿De dónde viene esta reflexión?

Se ha dicho que los poetas, como los sabios y curanderos antiguos, tienen algo de profetas, adivinos y visionarios. Los trazos de la pluma de Sicilia quizá son sólo las huellas de quien con digna congruencia camina reflexionando, denunciando, actuando. Entre el 30 de diciembre de 2009 y el 2 de enero de 2010, se llevó a cabo en el Cideci-Universidad de la Tierra, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, el Seminario Internacional de Reflexión y Análisis en ocasión de la publicación del libro recopilatorio del primer Coloquio Internacional Planeta tierra: movimientos antisistémicos, en memoria del fallecido Andrés Aubry.

En ese encuentro Javier tituló su reflexión Proporción y revolución, una ponencia que ahora se devela no sólo como un boceto de lo que ha sido parte de la historia cultural de la humanidad desde el siglo XII, sino también como la columna vertebral de su pensamiento actual. Las formas como las convocatorias, acciones y movilizaciones se están desarrollando son sólo los síntomas de lo que él llamó el estado de revolución, la necesidad de un cambio profundo. Se trata no sólo de una disertación teórica y retórica seria, sino también de su disposición por escuchar a los indígenas rebeldes, desde el levantamiento de 1994 hasta la construcción de la autonomía. Hoy esta discusión es pertinente y necesaria.

Para Sicilia, hasta mediados del siglo XX llegó el límite de la era instrumental, dando paso a una era inédita, la de los sistemas, que nos obliga a pensarla y a pensarnos frente a su nueva y descomunal destructividad. La lectura crítica de la actual situación que vive el país y el mundo, entre pequeñas y medianas guerras cuyos muertos no sólo circundan a los vivos, sino también a los posibles y futuros caídos, radica en que –según explica– hemos visto el sometimiento de nuestra autonomía y de nuestra libertad en el común por el enchufamiento a todo tipo de sistemas: llámese educativo, médico, carretero, televisivo, hidráulico, funerario, etcétera.

Desde esta perspectiva el sistema capitalista en el curso de la historia, al haber establecido el dinero como la medida suprema de una sociedad basada en fabricación de valores, orilló al mundo de la vida y al ser humano, en contacto con esa relación, a quedar hechizado y subyugado por su poder. Es decir, aquello fantasmagórico que otros han encontrado alrededor del capital que se mete y domina a lo vivo.

Lo que está haciendo que sectores, organizaciones y movimientos del campo y la ciudad, se sumen a las movilizaciones radica en que el espíritu de la convocatoria proviene del ancestral entramado hereditario de de los indígenas en México. Eso hará que el movimiento crezca y se fortalezca, pues se trata de la proporcionalidad que es –continúa Javier– “en contra del sistema y de la instrumentalidad compleja del industrialismo, una realidad humana, es decir, somática –las culturas campesinas e indias que mantienen una escala de relaciones directas con sus prójimos y el suelo lo saben–; es una relación de naturaleza apropiada”. Esto, no es más que el modo de la vida ancestral vinculado a la tierra.

La revolución que Sicilia vislumbra al escuchar la sabiduría indígena es la que nos lleva a la conciencia de la proporción para recobrar lo que la era sistémica nos ha arrancado y, retomando el pensamiento de Iván Ilich, el hecho de preguntarse por lo que es apropiado o conveniente en cierto lugar conduce directamente a reflexionar sobre lo bello y el bien (...). A esto el poeta agrega, contra el sistema, donde la ética se reduce a cifras y utilidad con el fin de optimizar valores y asegurar, mediante el mercado y el dinero, un carburante ilimitado, una sociedad proporcional sabe buscar el bien que conviene en el seno de una condición humana dada, es decir, en el seno de una comunidad, de una tradición y de un límite. Esas nociones, desde la lengua indígena maya tojolabal, no son más que los sencillos tsamal bonito y el jlekilaltik nuestro bien común. Estas construcciones lingüísticas y culturales implican luchar cotidianamente para sembrarlos, cuidarlos y cosecharlos en la geografía de los pueblos mayenses en resistencia.

Según Sicilia, desde el levantamiento indígena y la formación de los caracoles con sus juntas de buen gobierno, la proporcionalidad se puso en evidencia y causó un revuelo mundial, que desgraciadamente terminó por no entenderse. Y es que comprender el mundo indígena y campesino implica vivir una transformación y compromiso y no una opción política o suerte de charlatanería. Una de las causas de seguir con la confusión de los cinco siglos con los pueblos originarios, es quizá un poco lo que este poeta ha logrado ver incluso antes de la pérdida de su hijo Juan Francisco y sus seis compañeros en aquel 27 de marzo: Todos, agobiados en nuestra humanidad por el sistema, queremos recuperar el mundo, pero nadie quiere desenchufarse de aquello que el sistema interiorizó en nosotros; nadie, por lo mismo, quiere renunciar y asumir una pobreza, una proporción, una subsistencia voluntaria.

Sin embargo, la poesía que ha fluido desde territorio rebelde ha sido una manera de escapar al sistema y volver a la proporción. Este es el camino del despertar, del descolonizar las estructuras sociales, de quebrar los hechizos de las conciencias.

Pero la pregunta de Sicilia en diciembre de 2009 sigue vigente: ¿Cómo mostrar esta verdad, esa revolución, que sigue estando en la entraña del zapatismo y que muy pocos han comprendido?

La respuesta se encuentra en el terreno ya sembrado y que ahora se hará práctica al paso de la marcha y las futuras acciones: “(…) multiplicar los foros, las revistas y los artículos que hablen sobre el tema de la proporción y pongan en claro lo que en los caracoles y en las economías informales son una práctica de vida y en la sociedad civil solo una intuición, una revelación oscura como la de la poesía. Esto permitiría proteger, conservar la vida de los que en México tienen una respuesta e iluminar conciencias”.

Aunque los gobiernos jueguen con las víctimas y supuestos responsables, manipulen a los medios para infundir miedo y esconder los nombres de los más de 40 mil muertos, aquellas y aquellos del campo y la ciudad que abracen esta proporcionalidad y tres de los principios ancestrales y universales: vida, verdad y libertad, sabrán con fuerza que la ideología, religión, modo o la forma de su caminar, será sólo uno de los colores de ese mágico tejido multicolor que rompa los hechizos y traiga de regreso esos tsamal y jlekilaltik que nutran de justicia y paz verdaderas al país y al mundo.