anifestaciones del embrujo de las masas hipnotizadas vía la televisión por la corona británica, que representan fenómenos sicosociales de difícil estudio e interpretación que tienen que basarse en procesos de diferenciación entre sí y con otros fenómenos, como las manifestaciones políticas (la muerte de Bin Laden en una venganza del imperio estadunidense que puso a bailar de alegría a muchos en el vecino país y a temblar de pánico a muchos en el mundo, en la misma forma que la masacre en que perdió la vida el hijo de Gadafi); religiosas, como la beatificación de Juan Pablo II, con la asistencia del presidente Calderón, y la molestia de muchos más que no olvidan su relación con Marcial Maciel, o de actos deportivos como los campeonatos europeos entre los que destacan los juegos de los equipos de Barcelona, Real Madrid o Manchester United.
Hilos invisibles manipulados desde una televisión que llega a una tercera parte de la humanidad para construir-deconstruir a los dioses del mundo escondiendo ideologías
en que hombres y mujeres engañan y son engañados. Dichas actividades al provocar una regresión de la actividad síquica a una fase anterior a la que nos encontramos, evocan al niño juguetón que fuimos o no, a la madre voluptuosa que tuvimos o no, o al padre complaciente o tiránico con el que crecimos o no, convocándonos a sacudirnos la ternura en una identificación masiva con tan singulares personajes, más allá de las cualidades de éstos. Fenómenos sociales que había descrito Sigmund Freud y que siguen vigentes.
Habría que indagar en las motivaciones inconscientes, sentimientos e imágenes regresivas que se hallan colocadas en estas figuras que generan movimientos de masas casi incontenibles. Manifestaciones analíticamente diferentes que reducen los aspectos de índole biológica, por ejemplo el hambre
actual aunada a las carencias afectivas que convergen en lo social. Así, la sicología social se encuentra muy a la zaga de los cambios sociales y requiere para empezar de situarse en el espacio adecuado para observar el fenómeno social y posteriormente encontrar las diferencias y explicaciones pertinentes y posteriormente integrarlas en un cuerpo de doctrina sólido.
La originalidad del sicoanálisis ha sido estudiar la diferencia de la relación con el otro, con lo otro, con la otredad, es decir, la relación de lo otro del otro en nosotros, y la diferencia entre los sexos, las ideologías, las culturas y actualmente los medios comunicación masiva, al considerar que el sujeto existe, antes de nacer, en el deseo de sus padres, lo que lo convierte en portador y depositario de los ideales del otro, constituyendo esto un refuerzo para la identificación imaginaria del sujeto.
Lo que se observa en los fenómenos de masas acontecidos en la reciente semana es un decantado de complejísimas capas donde confluyen entornos sociales y estructuras con significados muy diversos dependiendo del escenario en que se dan, que colocan al investigador en el problema de dónde situarse para observarlos, pues el escenario y el imaginario son siempre dinámicos y no tienen centralidad ni fijeza.
En los fenómenos de masas comentados, los significados varían dependiendo del tiempo, el espacio, el movimiento y los personajes, empresas o gobiernos que los mueven, además de las motivaciones dominantes que son expresadas en su construcción. Qué difícil o imposible es intentar traducir o medir dichas actitudes.