Barcelona, 3 de mayo. El Barcelona disputará nuevamente el título de la Liga de Campeones, al culminar hoy la extenuante tetralogía de clásicos contra el Real Madrid, eliminando a su eterno rival en las semifinales de la máxima competición europea.

El partido de vuelta disputado en el Camp Nou terminó 1-1, por lo que al cuadro catalán le bastó el 2-0 logrado en la ida para estar el 28 de mayo en Wembley.

Pedro adelantó a los azulgranas al minuto 54, mientras Marcelo empató 10 minutos después. Sin embargo la victoria global del Barça nunca peligró.

El pase a la final prolonga un año más la hegemonía de los culés sobre los merengues, que no alcanzan ni el nivel de futbol de su rival ni su producción de títulos.

La conquista de la Copa del Rey es un premio de consolación para el Madrid, que verá cómo el Barcelona ganará casi con seguridad su tercera Liga española consecutiva y cómo jugará la tercera final de Champions en seis años.

En el encuentro de hoy Iker Casillas mantuvo al conjunto blanco vivo en la primera mitad. Sus paradas sostuvieron la esperanza de remontada en unos primeros 45 minutos de color azulgrana.

No hubo sorpresas en el dibujo de Mourinho, con sólo dos mediocentros por la suspensión de Pepe y la necesidad de remontar, pero sí la hubo en los nombres: Kaká en lugar de Mesut Ozil en la mediapunta, y Gonzalo Higuaín por Emmanuel Adebayor como nueve.

Los merengues parecían creer en el milagro durante los primeros 10 minutos. Su línea de presión recordó a la de la final de la Copa del Rey: metida 25 metros en campo rival y muy encima de Xavi y Busquets, los canales por lo que fluye el juego barcelonista.

Fue un espejismo. El Barça controló pronto el balón y empezó a marear a su rival, que empezaba a perseguir sombras bajo la lluvia fina en que se había convertido la gran tormenta que cayó hoy en Barcelona.

Busquets dio el primer aviso con un remate con la cabeza que paró Casillas. Luego fue Messi quien exigió al arquero blanco, tras una de sus diagonales. Y finalmente Villa quien probó batir a quien parecía imbatible.

Los blancos tenían que corregir en el descanso, o eso parecía decir Casillas a Aitor Karanka, quien ocupó el lugar de José Mourinho, luego de que éste decidió cumplir su sanción viendo el partido en el hotel.

Los blancos pudieron adelantarse con un gol de Higuaín nada más al reanudarse el partido, pero el árbitro lo anuló por falta previa de Cristiano. Después anotó Pedro, quien aprovechó una magistral asistencia de Iniesta, quien encuentra huecos donde otros sólo ven piernas.

Los minutos finales sirvieron para que el barcelonismo disfrutara una vez más y para que Guardiola se ganara la probable fidelidad para siempre de Eric Abidal. Entre un atronador aplauso, el defensa francés, quien a mitad de marzo fue operado de un cáncer en el hígado, sustituyó con el tiempo cumplido a Puyol. La fiesta era total en Barcelona. Tras el silbatazo final, las calles céntricas estallaron en algarabía.

El autor del gol del Barcelona, Pedro, afirmó que lo más importante es que ya estamos en la final; el equipo ha hecho un gran partido.

Guardiola, por su parte, aseguró: “Es un éxito absoluto llegar a otra final de Champions Sentimos que hemos eliminado a un superequipo, al más rico, es un auténtico equipazo, si no, el mejor del mundo. Hemos eliminado a un señor equipo”.

Cristiano Ronaldo señaló: “Esto era Misión Imposible Cuatro”. Aseguró que el gol de Higuaín era legal, después hubiéramos tenido un partido otra vez abierto... Pero debemos vivir con estas cosas, con las injusticias.

El auxiliar técnico Karanka afirmó: “El míster tiene razón. Después del partido de ida dijo que era imposible que pasáramos y ha sido imposible”, mientras Iker Casillas señaló que han levantado bien la cabeza, podemos ir a Madrid tranquilos.