Goles y bombas
l Cáucaso del Norte –desde que se disolvió la Unión Soviética hace casi dos décadas– es la región más inestable de Rusia y, de unos años para acá, devino centro de los ataques suicidas de los grupos islamitas radicales y separatistas que ahí han proliferado, así como de sus enfrentamientos armados con las fuerzas de seguridad.
Al mismo tiempo, los petrodólares que llegan de Moscú permiten a los gobernantes norcaucásicos fingir que todo está bajo control y, desde luego, cada vez exigen más dinero, que acaba pagando el contribuyente ruso, a cambio de su pretendida lealtad al Kremlin.
Para cubrir apariencias de normalidad, la ocurrencia más reciente es usar como pantalla el futbol, el deporte más popular por esos rumbos. Estas son algunas novedades recientes del mundo del balompié norcaucasiano:
Ramzan Kadyrov, gobernante de Chechenia, sacó la chequera para contratar como entrenador del Terek de Grozny al gran Ruud Gullit, una de las figuras históricas de Holanda, que después de su etapa al frente del Galaxy de Los Angeles era comentarista en Londres de Al Jazeera Sports, cadena qatarí que transmite en árabe e inglés.
Ahora Gullit no da un paso sin la treintena de guardaespaldas que lo siguen día y noche, pero cobra más que si entrenara a muchos de los grandes clubes europeos.
Kadyrov también organizó en Grozny un partido de exhibición de un equipo formado por él mismo y sus cuates contra un conjunto de ex jugadores brasileños que fueron presentados como estrellas del futbol mundial y que sin duda llevaban años si patear un balón. Kadyrov metió un gol, después de tirar tres penales.
En la vecina Daguestán, el multimillonario Suleiman Kerimov decidió no escatimar recursos por ver jugar en el Anzhi de Majachkalá a su ídolo de juventud, el no menos legendario brasileño Roberto Carlos, lateral izquierdo.
Al parecer, Kerimov está tan contento de cumplir su sueño que, en ocasión del reciente cumpleaños del ex jugador del Real Madrid, en pleno banquete le regaló un exclusivo convertible deportivo.
Pero afuera de los estadios de Chechenia, Daguestán u otra república de esa zona, más que de goles se habla de bombas, mientras se actualiza cada día lo que desde hace ya mucho parece un interminable parte de guerra, con una lista creciente de bajas mortales y heridos por ambos lados.