El gobierno de Chile decreta dos días de duelo nacional en honor del escritor
A la palabra hay que cuidarla, ganarla y temerle, pero no por iluminación nomás, sino por dominio, para saber silabear el mundo, dijo a La Jornada en una entrevista el autor de La miseria del hombre
Martes 26 de abril de 2011, p. 3
El poeta chileno Gonzalo Rojas murió este lunes a los 93 años en Santiago de Chile, según confirmó su hijo, Gonzalo Rojas-May Ortiz. Para honrar al escritor, el gobierno de su país decretó dos días de duelo.
Fue un exponente de la literatura chilena contemporánea y uno de los autores capitales de la poesía de Iberoamérica.
Nacido en el pequeño y antiguo puerto carbonero de Lebu, en Arauco, el 20 de diciembre de 1917, Rojas permanecía grave tras sufrir un infarto cerebral el pasado 22 de febrero, lo que finalmente causó su muerte. El 12 de marzo fue trasladado de su casa en Chillán a un centro hospitalario de Santiago, donde murió.
Rojas decía, como una vieja canción, que los poetas no mueren, sólo se van sin decir adiós.
Integrante de la generación de 1938, fue reconocido con los premios Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992 y Cervantes 2003, y considerado el poeta vivo más importante de Chile, junto con Nicanor Parra.
En 1992 recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile. La obra de Rojas, más de 40 libros, se enmarca en la tradición de las vanguardias literarias latinoamericanas del siglo XX.
Exilio tras el golpe militar de 1973
Hijo del minero Juan Antonio Rojas y de Celia Pizarro, el poeta Gonzalo Rojas cursó estudios universitarios de derecho y pedagogía en la Universidad de Chile. Formó parte del entorno surrealista chileno, pero no del Mandrágora, se consideraba más surrealista que este grupo del cual se retiraría luego por diferencias de opinión. Fue profesor en Valparaíso, entre 1946 y 1952. Luego, hasta 1973, docente en la Universidad de Concepción.
Tras el golpe militar en Chile contra el presidente Salvador Allende, en 1973, Gonzalo Rojas estuvo exiliado en la República Democrática Alemana y en Venezuela.
Su poesía ha sido traducida al inglés, alemán, francés, portugués, ruso, italiano, rumano, sueco, chino, turco y griego.
Poeta, pero no tanto, como solía decir, su primer libro fue La miseria del hombre, publicado en 1948.
Final de una dinastía
El deceso de Gonzalo Rojas marca el final de una dinastía de intensos poetas de América Latina del siglo XX, entre ellos sus compatriotas Pablo Neruda y Vicente Huidobro; el argentino Jorge Luis Borges, el uruguayo Mario Benedetti y el mexicano Octavio Paz.
Su obra, según la crítica, es de gran oralidad en la que conviven el ludismo, el erotismo y el humor, así como el culto a la mujer. Descripción que no aceptaba del todo el autor, en un gesto de modestia.
Al hablar sobre poesía, como lo hizo en diversas ocasiones entrevistado por La Jornada, Rojas gustaba de precisar que la capacidad de decir el mundo no era privilegio exclusivo de los poetas.
“El mundo es capaz de ser dicho por el niño –y eso se sabe de sobra–, como es capaz también de decirlo un fascinado o un enamorado, un doliente muy profundo, quien está viviendo una experiencia honda. Todos ellos son capaces de decir el mundo.”
Sin embargo, alertaba: Estamos en un momento donde el ejercicio poético está muy pervertido, justamente por esta falta de desvelo frente a la palabra. A la palabra hay que cuidarla, hay que ganarla, hay que temerle. Pero no por iluminación nomás, sino por dominio, por saber silabear el mundo
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Fue incansable promotor de la educación pública, la literatura y la cultura. De ello da testimonio la fundación de las Escuelas Temporada de la Universidad de Concepción, a mediados de los años 50 del siglo pasado.