La primera reglamentación oficial se aprobó en 2001; suele tenérseles en espacios inadecuados
El continuo transporte por vía terrestre es la actividad más estresante para estos cetáceos
Domingo 24 de abril de 2011, p. 29
La utilización de delfines en circos, parques acuáticos, zoológicos y acuarios (en espectáculos, natación o terapias) ha crecido en los últimos años en el país, para convertirse en un lucrativo negocio, en medio de una regulación que apenas tiene nueve años de vigencia y que favorece su explotación, afirman especialistas.
Estos mamíferos marinos habitan muchas veces en condiciones precarias que les provocan estrés y son presentados en exhibiciones, además de nadar con los turistas varias veces al día. Dejan ganancias que llegan a ser millonarias para las empresas que los manejan: un delfín entrenado puede tener un precio de hasta un millón de pesos.
Hasta 2004 se estimaba que había 240 delfines en territorio nacional, los cuales a partir de 2000 comenzaron a reproducirse en cautiverio; en el lapso de 2000 a 2005 se reportó el nacimiento de 58 crías, lo cual significa un gran potencial para la industria, sobre todo porque la captura está prohibida, advierten Yolanda Alaniz y Laura Rosas, en el libro Delfinarios, en el cual se llevaron ocho años de investigación.
Mientras en tierra viven encerrados en estanques, estos mamíferos marinos en su hábitat natural acostumbran viajar distancias largas cada día; son predadores, es decir, persiguen y cazan su alimento, y viven en grupos sociales organizados, con una conducta compleja, los cuales dependen de su sistema acústico para conseguir el alimento, comunicarse y evitar los peligros, señalan expertos.
La industria de los delfinarios en el país creció drásticamente durante los últimos 20 años. Esto coincide con el giro en la modalidad de explotación de espectáculo de nado con delfines y la delfinoterapia, que representan un incremento muy sustancial de ingresos para las empresas
, señalan.
La regulación de los delfines en el país apenas tiene nueve años. En 2001 se publicó la Norma Oficial Mexicana 135 Semarnat para delfinarios y en 2002 se prohibió la captura con fines comerciales. El artículo 60 de la Ley General de Vida Silvestre establece que sólo se podrá realizar la captura con fines científicos.
En 2004 la normatividad se modificó, con lo que se dio aval para incluir los delfines en espectáculos itinerantes, que se habían prohibido tres años antes. Las investigadoras advierten que hasta ahora sólo la empresa Convimar, que maneja los delfinarios de Aragón y Atlantis, opera estas actividades.
Hemos visto que el continuo transporte por vía terrestre es la actividad más estresante para los animales, y que la mortalidad es muy alta, por lo cual resulta inexplicable que todavía se permitan estas acciones
, señalan.
Los delfinarios –registrados como unidades de manejo de vida silvestre– no están diseñados para albergar mamíferos marinos en condiciones mínimas de bienestar, de acuerdo con sus necesidades biológicas, sino para dar comodidad a los usuarios y las personas encargadas de su cuidado
. Los estanques de concreto tienen dimensiones y características que favorecen el estrés de los cetáceos, precisan.
También se refieren a la autorización para la natación con delfines. Hoy día se permite un mayor número de personas que interactúan con cada animal, llegando hasta 10 personas por delfín en una sesión de 45 minutos, en comparación con lo dispuesto en las normas. Esta desregulación resulta peligrosa no sólo para los animales, sino de forma indirecta para los humanos.
Entre las instalaciones en las que se utiliza a los delfines con fines recreativos mencionan Atlantis, Aragón, Six Flags, la Feria de Chapultepec y Cici en Acapulco. En ellas hay albercas de concreto, con gradas para el público, y generalmente con dos o tres ejemplares. Los espectáculos se hacen de una a tres veces al día, según la cantidad de asistentes.
La natación con los cetáceos se realiza en la mayoría de los delfinarios y también es la más productiva económicamente, ya que los precios van de 85 a 140 dólares por persona, según la empresa, y aparte se cobran las fotografías o el video; mientras que la delfinoterapia la impulsó en México en 1991 la empresa Convimar, los costos promedio por este tipo de actividad son de 12 mil pesos, ya que se incluyen varias sesiones, explican.
La industria de los delfinarios es una actividad en extremo dinámica, móvil y huidiza. Resulta casi imposible conocer con exactitud cuestiones esenciales, como número de animales que tiene cada delfinario en un momento dado: muertes, nacimientos, traslados, importaciones y exportaciones se suceden de manera constante en todas las instalaciones, y además entre ellas
, advierten Alaniz y Rosas.
Sostienen que la principal causa de muerte está relacionada con el estrés, el cual se agrava con la interacción humana; los espectáculos itinerantes representan la actividad más riesgosa y mortal para los cetáceos
.