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El vuelo de las imágenes: arte plumario en México y Europa permanecerá hasta el 19 de junio

Maravillan al visitante del Munal el color, la textura y la técnica del amantécatl

A finales de este mes se inaugurará la segunda parte de la exhibición: Alas del mundo indígena

Foto
Detalles de las piezas Salvator Mundi, anónimo del siglo XVI, de la colección del Museo Nacional del Virreinato, e Inmaculada Concepción, anónimo del siglo XIX, del Museo Nacional de Antropología
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de abril de 2011, p. 3

La maravilla del color, la textura y el tornasol con que artistas desde el siglo XVI han plasmado temas e imágenes utilizando plumas, sombra de los dioses, fascina a los visitantes de la muestra El vuelo de las imágenes: arte plumario en México y Europa, en el Museo Nacional de Arte (Munal).

La técnica del amantécatl echó a volar la imaginación de los asistentes al recinto capitalino, prueba del profundo espíritu artístico de Mesoamérica. Se tienen noticias de esta actividad en el dominio azteca de Moctezuma, cuyo enorme aviario proporcionaba la materia prima para sus artistas.

Gran interés ha provocado esta exposición, integrada por 170 piezas –la cual permanecerá en el recinto hasta el 19 de junio–, visible en la línea permanente de personas que recorre las salas, formada por familias, parejas y grupos de amigos.

A la entrada del Munal: una mujer espera; acaloradas, las parejas entran; familias vienen y van. La frescura interior del edificio es protectorta. Son comunes los sombreros, la ropa ligera.

Una proyección de aves blancas acoge en la primera parte del recorrido: Vuelo y deseo. El mito como tema, los dioses y su encuentro con los hombres: Quetzalcoátl, Huitzilopóchtli, Ícaro. La pluma es la sombra de los dioses, se lee en alguna pared.

A pesar de ser prehispánico, se conocen las instrucciones del Códice Florentino de fray Bernardino de Sahagún, no hay muestras de producciones en arte plumario previas a la Conquista, el año cero, mas que el penacho de Moctezuma, del que se expone una versión multimedia. Desde entonces se desarrolla el mestizaje, la occidentalización: al conocimiento e imaginación americana se suman los temas europeos.

El Pantocrator o Salvador Mundi, de alrededor de un metro de alto, es un ejemplo de la belleza y lo impresionante de esta labor artística. En la imagen de Dios Padre, las largas plumas que representan el cabello están peinadas con delicadeza para asemejar rizos.

Esto es hermoso, son magníficas, son algunas manifestaciones de las personas en las salas al admirar los mosaicos de plumas exhibidos. Entre las que sobresalen las Escenas de la República (siglo XIX), de José Rodríguez, las representaciones de aves del núcleo temático Naturaleza entre arte y ciencia, y que alcanzan su punto culminante en el apartado Iridiscencia de la mirada: con gran cantidad de obras realizadas en esta técnica, cuya detallada policromía acrecienta el asombro.

Es una exposición muy bella; habla del profundo sentido del arte que tiene México y hace resaltar el absurdo: no puede ser lo que está ocurriendo en el país con esta profusión de arte que hay en todos los niveles. Quizá la ausencia del penacho de Moctezuma es la respuesta a mi cuestionamiento inicial, afirma una visitante.

En La pluma fijada se aprecia a los artistas (amantecas, alrededor de 50 personas en el país) que conservan esta técnica en la actualidad, la riqueza expresiva de su trabajo y su especialización. Para rescatar esta labor artística, el espacio cultural ofrece un taller de técnica plumaria, que fue impartido por Eliseo Ramírez los pasados 16 y 23 de abril, y que se repetirá el 7 y 14 de mayo, de 11 a 16 horas.

A finales de este mes se inaugurará la segunda parte de ésta, la exhibición Alas del mundo indígena, en el Museo Nacional de Antropología (MNA), con 260 piezas.