Deuda pública: 114% más
Millón de pesos por minuto
Casi 38 mil pesos por mexicano
on una velocidad verdaderamente preocupante crece el endeudamiento interno y externo del sector público federal, con lo que en sus 51 meses de estancia en Los Pinos (hasta febrero pasado) el gobierno calderonista ha tenido la cortesía de duplicar la deuda per cápita de los mexicanos –incluidos los recién nacidos–, al pasar de 18 mil 912 pesos en diciembre de 2006, a 37 mil 876 pesos al cierre del segundo mes de 2011, sin considerar otros pasivos contingentes
(como le llaman al débito gubernamental no reconocido como tal, pero igualmente pagado por quienes habitan este país –como los Pidiregas de la Comisión Federal de Electricidad, el Fobaproa y el rescate
carretero, entre otros–, más la deuda de los estados, con lo que al saldo por cabeza hay que aumentarle alrededor de 10 mil pesos adicionales, cuando menos).
Ese tenebroso balance no es producto de una percepción equivocada
(Los Pinos dixit) o de un criticón que habla mal de México, sino de la estadística más reciente (miércoles pasado) de la propia Secretaría de Hacienda (la que promueve un país igual de maravilloso que de inexistente), la que permite precisar que en el periodo referido el saldo de la deuda del sector público federal (gobierno, organismos y empresas estatales, y banca de desarrollo) registra un pavoroso incremento de 114 por ciento si se mide en pesos, y de 91 por ciento si se hace en dólares, con lo que a lo largo del calderonato tal débito ha crecido a un ritmo promedio diario de casi mil 475 millones de pesos (poco más de un millón de pesos por minuto).
En términos líquidos, el incremento de la deuda pública (la reconocida como tal y en el periodo señalado) ha sido de 2 billones 256 mil millones de pesos, o si se prefiere, de 166 mil millones de dólares, algo verdaderamente impúdico en especial si se recuerda que en tiempos de su campaña electoral el actual inquilino de Los Pinos con ferocidad acusó a sus contrincantes de que el único plan de gobierno
que tenían era, precisamente, endeudar al país y a los mexicanos
. Con las cifras actualizadas de la Secretaría de Hacienda se conoce que al cierre de febrero de 2011 el saldo de dicha deuda llegó a 4 billones 242 mil 115 millones de pesos, contra un billón 985 mil 812 millones de diciembre de 2006. Como cereza del pastel, sólo en el primer bimestre del presente año la deuda pública se incrementó en 7 mil 500 millones de dólares.
Lo anterior resulta aún más preocupante cuando se conoce que el creciente endeudamiento ha sido destinado a pagar deuda (intereses fundamentalmente), y no a proyectos de inversión que generen no sólo los dineros necesarios para pagar el servicio de ese débito (capital e intereses), sino riqueza que contribuya al crecimiento económico y al bienestar social de quienes pagan (los mexicanos). Cuando alguien se endeuda para para pagar deuda (sea en lo personal, en lo familiar o en lo gubernamental), entonces la situación alcanza color de hormiga.
Recientemente el inquilino de Los Pinos presumía que en la espléndida década de los gobiernos panistas (Fox-Calderón) 15 millones de nuevos mexicanos se incorporaron al inventario nacional. Pues bien, para efectos prácticos son 15 millones de nuevos pagadores de la creciente deuda del sector público, quienes al nacer en lugar de torta bajo el brazo traían pegada la factura de su parte proporcional por concepto de endeudamiento público, la cual, quiéranlo o no, pagarán silenciosamente.
¿Qué se ha hecho con esos 2 billones 256 mil millones de deuda adicional en los cuatro años y pico de quien a los mexicanos prometió vivir mejor
? La Auditoría Superior de la Federación ayuda a comprender de qué se trata: el creciente endeudamiento público (interno y externo) se ha utilizado para tapar agujeros financieros, aunque para lograrlo sea necesario abrir otros agujeros. Con el análisis del balance financiero del gobierno federal, presentado por la Secretaría de Hacienda, se constató que de los ejercicios fiscales de 2005 a 2009, el gobierno federal ha financiado un total de 952 mil millones de pesos de déficit con recursos obtenidos de empréstitos sobre el crédito de la nación. Cabe mencionar que el Fondo Monetario Internacional recomienda que la deuda pública de los países emergentes (como México) se mantenga en un rango de 25 a 30 por ciento del producto interno bruto
, y el gobierno calderonista ya sobrepasó ese límite
, comentó la ASF.
En la revisión de la cuenta pública 2009, la Auditoría Superior de la Federación detalla que en el citado periodo el costo financiero de la deuda pública ascendió a casi 985 mil millones de pesos, importe que incluye el ramo 34 (Erogaciones para los programas de apoyo a ahorradores y deudores de la banca) por poco más de 155 mil millones. “Del análisis anterior se concluye que la Secretaría de Hacienda cubre el déficit presupuestario mediante los recursos obtenidos de empréstitos sobre el crédito a la nación y que en el periodo analizado el déficit correspondió a 96.2 por ciento del costo financiero de la deuda. Para el ejercicio fiscal de 2009, el endeudamiento neto del gobierno federal ascendió a más de 365 mil millones, con el cual se cubrió el déficit presupuestario… Como resultado de lo anterior, en el destino de una parte del endeudamiento neto, los financiamientos no están produciendo los ingresos suficientes para el pago del principal y del costo financiero”, es decir, cada vez alcanza menos para pagar la deuda que contrata para pagar deuda y tapar agujeros financieros.
Durante el calderonato también se ha modificado la composición de la deuda pública: en 2006 el 74.1 por ciento del débito era interno y 25.9 por ciento externo; al cierre de febrero de 2011 la mezcla era de 68.8 y 31.2 por ciento, respectivamente. En fin, en 51 meses se duplicó la deuda por cabeza (no incluye pasivos contingentes
), sin que los obligados pagadores, los mexicanos, tengan con qué responder, dados los espléndidos resultados de la maravillosa década panista en Los Pinos.
Las rebanadas del pastel
Para un país en el que los recursos públicos nunca alcanzan
(versión oficial), casi 19 mil millones de pesos (y contando) destinados a propaganda no sólo representan un mundo de dinero, sino un verdadero asalto a los mexicanos. Ésa es la cantidad (el doble de lo autorizado por la Cámara de Diputados) que el gobierno calderonista ha erogado para difundir sus idílicas golizas
al crimen organizado y los grandes logros
de su administración, de acuerdo con Fundar. Qué cosa: más de tres salarios mínimos por mexicano, para que el inquilino de Los Pinos se dé el gusto de salir en la tele, y todavía falta lo que en este renglón se comen los gobernadores, que no es cualquier cosa.
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