Inauguran en el Museo Nacional de Arte la muestra El vuelo de las imágenes
Por única vez se exhiben en México más de 400 piezas procedentes de colecciones y recintos de cinco naciones
En el país sólo quedan unos 50 amantecas, cultivadores de esa expresión
Jueves 24 de marzo de 2011, p. 7
Plumas convertidas en arte desde la época prehispánica y que se transformaron, con el paso de los siglos, en una de las expresiones por excelencia de la Nueva España reconocidas en todo el mundo. Quetzales, águilas, faisanes, colibríes... toda una gama de aves cuyas plumas dieron origen a algunas de las más bellas obras de arte. Más de 400 piezas podrán admirarse en la exposición El vuelo de las imágenes.
La muestra es una oportunidad única, ya que muchas de las piezas representativas del arte plumario o amantecatl han salido por primera vez de los museos y colecciones de cinco países y no volverán a hacerlo debido a las necesidades específicas de conservación.
El vuelo de las imágenes tendrá dos sedes: los museos nacionales de Arte (Munal) y de Antropología (MNA). En el primero la inauguración oficial es este jueves por la tarde, aunque será abierta al público el viernes y podrán admirarse 170 piezas. En el segundo, la exhibición El vuelo de las imágenes: alas del mundo indígena, con 260 piezas, se inaugurará a finales de abril, y en junio será sede del coloquio Luces y sombras en la producción artística universal.
La preparación de la muestra llevó 10 años y en ella participan 15 instituciones de Alemania, Italia, España y Estados Unidos, además de 20 de México y 20 colecciones privadas nacionales, en proyecto de colaboración entre los institutos nacionales de Bellas Artes y de Antropología e Historia.
Del siglo XV al XXI
La exposición del Munal presenta obras que van de 1405 a 2011. Del siglo XV es el manuscrito medieval El roman de la Rose, perteneciente al museo Getty, que abre en la miniatura La naturaleza fabrica un pájaro, y remite a la importancia de las aves. La pieza más antigua hecha con plumas es Mitra e infulas, mosaico de pluma sobre papel de maguey y tela, perteneciente al Museo del Duomo, en Milán, realizado en el siglo XVI al igual que el icono Salvator Mundi, de la colección del Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, estado de México.
Son obras que remiten a personajes religiosos, dado el contexto histórico en el que fueron realizadas, aunque también hay piezas seglares, como las de Dionisio Minaggio, del siglo XVII.
En una de las salas se reproduce en tercera dimensión el Penacho de Moctezuma (el original está en Viena), y en otros espacios podrán admirarse piezas del siglo XXI, como unos rebozos realizados por la artista Cecilia Bautista, o El huevo, de Juan Ortiz Suárez, y piezas de amantecas (como se llama a quienes hacen arte con plumas de ave), como Luis Calderón, Irene Reyes y Manuel de Jesús Medina. Se estima que la plumaria, ese arte anterior a la llegada de los españoles, sólo es realizado por unas 50 personas en todo el país y se les llama amanteca.
Una de las curiosidades de este arte es que las plumas no deben ser arrancadas: se usan las que mudan las aves con el cambio de temporada. Si se arrancan se pudren. Otra es que muchas de estas obras, para admirarlas a plenitud, deben ser observadas desde abajo porque fueron realizadas con un sentido religioso (generalmente las personas las miraban estando hincadas); de ahí que la iluminación de muchas de estas piezas se coloque de abajo arriba, mostrando así los relieves y la magia de la colocación de cada pluma, trabajo meticuloso realizado con pegamento hecho de una orquídea.
La exposición se divide en cinco módulos: Vuelo y deseo, Naturaleza entre arte y ciencia; Itinerarios y ofrendas; la Pluma fijada e Iridiscencia de la mirada, y se prepara un catálogo. Es resultado de la curaduría de Alessandra Russo (Universidad de Columbia), Gerhard Wolf, director del Kunsthistorisches Institut de Florencia, y Diana Fane, curadora emérita del Museo de Arte de Brooklyn.