Buenos Aires, 22 de marzo. El gobierno de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, reveló que detenidos desaparecidos eran llevados por los militares de la pasada dictadura (1976-1983) a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores para obligarlos a confeccionar documentos que servían en las campañas publicitarias favorables a los militares.

El canciller Héctor Timerman relató que los detenidos desaparecidos eran llevados desde el centro clandestino de detención de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) hasta la cancillería argentina para realizar estas actividades, lo que significaba también una tortura para las víctimas al ser obligadas a escribir en favor de sus torturadores.

A partir de una serie de testimonios y denuncias de los sobrevivientes se pudieron reconstruir estos hechos a cargo del grupo de tareas 3.3.2 de la Esma, que creó en ese tiempo una verdadera maquinaria de difusión para ocultar los crímenes o responder con falsedades a las demandas de las organizaciones internacionales sobre la situación en el país.

Otros detenidos desaparecidos eran obligados a cumplir tareas similares en la Esma e incluso obligados a fabricar documentos falsos para los agentes que viajaban en misiones al exterior.

Timerman informó que desde la dirección de prensa montada por los dictadores en la cancillería se planificaron acciones de terrorismo en España, Venezuela, México y Francia, entre otros lugares, para amenazar o atentar contra los exiliados que denunciaban la situación en el país.

Fue en París donde se lanzó el llamado centro piloto destinado a la propaganda en favor de la dictadura y a vigilar, perseguir y secuestrar a quienes denunciaban al régimen castrense.

El acto se produjo en el contexto de las actividades con que se recuerda aquí el 35 aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que instauró la dictadura más cruenta que ha conocido el país, con saldo 30 mil desaparecidos y miles de muertos, torturados y exiliados.

Este es un gobierno que ha hecho suyas las consignas históricas del movimiento de derechos humanos, dijo el canciller, cuyo padre, Jacobo Timerman –ya fallecido–, fue secuestrado y mantenido bajo torturas en un centro clandestino de detención cuando era director del diario La Opinión.

El hecho de que los desaparecidos de la Esma fueran llevados al lugar indica que había complicidad de civiles, recordó el ministro, y dijo que no basta con condenar a los militares sino que también deben ser juzgados los civiles cómplices de estos crímenes, que usufructuaron del terrorismo de Estado en beneficio propio.

Entre los testimonios leídos por dos actores figura el de Graciela Daleo, quien estuvo en la Esma y relató que el material de información obtenido a través de esta estructura clandestina era enviado al capitán de corbeta Jorge El Tigre Acosta (juzgado por los crímenes cometidos en ese centro de torturas) y a las oficinas de prensa de la cancillería argentina, donde trabajaban también algunos altos oficiales de la armada miembros del grupo de tareas, cuyos nombres proporcionó a la justicia.

En otro emocionante acto realizado en el Ministerio de Educación, al menos 500 alumnos de planteles de escuelas públicas y privadas de esta ciudad y de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe escucharon este martes un concierto donde se entonaron las canciones prohibidas durante la pasada dictadura,

Quiero destacar el valor de la memoria, que nunca es desde el resentimiento ni desde la venganza. Vemos a los jóvenes como personas con valores que no quieren que les regalen nada, sino que les abramos puertas. El horror puede volver, por eso es necesaria la memoria, no por un sentido ni liviano ni morboso, sino porque hay que construirla, dijo Alberto Sileone, ministro de Educación.

Por otra parte, durante un encuentro sobre el terrorismo de Estado y la Operación Cóndor, el fiscal Carlos Osorio, que lleva el caso de esta coordinadora criminal de las dictaduras del cono sur, dijo que en las investigaciones que se realizan en diversas causas ya se ha podido establecer que en 1976 se efectuaron 886 vuelos de la muerte (lanzamiento al mar de opositores a los militares), 919 en 1977 y 950 en 1978.

Incluso ya se habría podido identificar qué tipo de avión de la marina fue el que llevó a las tres fundadoras de la organización humanitaria Madres de la Plaza de Mayo –Esther Ballestrino de Careaga, Azucena Villaflor y María de Ponce– y otras personas plagiadas en diciembre de 1977, quienes estuvieron detenidas en la Esma bajo torturas y fueron arrojadas vivas al mar.

Una serie de actos y homenajes para recordar a las víctimas de la dictadura se realizarán durante estos días en todos los ex centros clandestinos de detención.

Asistirán además representantes de organismos de derechos humanos de Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay, y también sobrevivientes de las dictaduras de esas nacioes sudamericanas que estuvieron detenidos en la llamada sede del Cóndor, el centro clandestino de Orletti, quienes participarán en actos y en la marcha del próximo 24 de marzo.