os servicios púbicos del Distrito Federal se han visto afectados en los años recientes. En cambio, ha habido muchas inversiones vistosas.
En cuanto al agua. las subvenciones del Gobierno del Distrito Federal (GDF) han disminuido desde 2007. El drenaje no luce, el agua es indispensable pero también se ha dejado. Hubo un fuerte aumento en los costos para el público, pero ahora se dice que el dinero no alcanza. Se plantea suprimir los subsidios al agua y que se comparta con capital privado.
¿Por qué no se tomaron medidas desde hace cuatro años y fracción? ¿Por qué no se le destinaron desde entonces más recursos?
Basura. Había en el presupuesto 100 millones de pesos para comenzar el nuevo depósito final de desechos sólidos, dado que el existente (Bordo Poniente) se debería cerrar más o menos pronto. No se usó ese dinero para ese fin, ni se inició nada, ni entonces ni después.
Se habla de aprovechamiento y transformación de la basura, pero debe ser algo combinado; con esta enorme cantidad de desperdicios (12 mil toneladas) hay que transformar lo posible, pero hay muchísimo que tirar y procesar en uno o más depósitos finales. Nada de esto se cuidó, salvo si fuera para preparar la privatización.
Ya hablamos del alumbrado público. En vez de invertir desde principio del sexenio, se recurre al capital privado después de años de relativo abandono. Hay un agravante: el contrato con la empresa privada está financiado con recursos federales. La derecha del gobierno federal se da el lujo de imponer con su dinero federal un paso más de privatización.
En cambio, hay una gran inversión en lo más vistoso: vialidades, transporte, biometrópolis, etcétera. Incluso, cobrando. Ejemplos: la supervía, de cuota, y el periférico segundo piso, de peaje.
Se contrata a una sola gran empresa y ésta subcontrata a las especializadas y compra los materiales, quedándose en cada caso con los gastos de intermediación. El costo para el gobierno es mucho mayor que cuando las obras se hacían, por ejemplo, por la Dirección General de Obras; el alumbrado de las obras por la dirección respectiva, y en todo caso se contrataban obras específicas y se compraban por ejemplo grandes cantidades de luminarias, lámparas, etcétera.
Ahora, después de más de cuatro años de gobierno, resulta que no hay dinero para los servicios y que se les debe privatizar, aunque con el agua se niegue esto último de palabra.
En vez de medir adecuadamente los recursos para las obras, en vez de medir el presupuesto en el gasto corriente, y mejorar los servicios con lo que se tenía, deben respetarse las propiedades públicas dado que son servicios públicos. Cuando éstos servicios se han privatizado, se han encarecido para el público. No es nada edificante copiar medidas tomadas en el estado de México.
Aunque se han aumentado, se han mantenido las tarifas del transporte en el DF por abajo de otras. Las del estado de México y otras son carísimas. Es frecuente que haya que tomar varios camiones, y en total se paguen 50 pesos diarios o más. Así que hay que tener muchos cuidados con los servicios.
Otro elemento que ha despertado descontento en sectores del público ha sido el descuido en cuanto al medio ambiente, y a las condiciones de vida. No sólo casos como el de la supervía con un gran número de árboles derribados y otros daños.
Se dejó casi libremente la nueva construcción, y con eso se afectó el servicio del agua, el tránsito, las condiciones de estacionamiento y, en general, las condiciones de vida. Parte de esto ha sido responsabilidad de la delegación respectiva, y en ello destacaron las gobernadas por el PAN.
Como vemos, se requiere toda una política para el DF, que implica cambios de fondo. No es fácil, pero es necesaria.