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Honduras
Semblanza de la Carlos A. Tovar La historia agraria de Honduras puede relatarse por décadas, pero la primera del presente siglo es muy relevante pues fue cuando surgió, por decreto, la posibilidad de saldar la deuda de tierra con los trabajadores y trabajadoras del campo. Pero también fue en este periodo cuando el golpe de Estado, de 2009, revirtió este logro. La consecuencia ha sido la movilización campesina. Una mirada rápida de la historia va así: en los años 50s se sentaron las bases para legitimar la organización campesina de Honduras, posterior a la Gran Huelga Bananera de los obreros y obreras, ocurrida en 1954; en los 60s se aprobó la primera Ley de Reforma Agraria bajo la impronta de la Alianza para el Progreso, que impulsó el modelo de colonización agrícola, del cual se rememoran los asentamientos humanos de Monjarás y Buena Vista en el sur del país. En los 70s se declaró a la reforma agraria como “el quehacer fundamental de las Fuerzas Armadas de Honduras” y el modelo que respaldó al proceso fue de tipo evolucionista, liderado bajo la égida de los Decretos Ley números 8 y 170. Los 80s se conocieron como la década de la desesperanza y en los 90s se potenció la contra-reforma con la Ley de Modernización del Sector Agrícola (LMSA). Fue apenas en el nuevo milenio, en su primera década, cuando se aprobó un Decreto de Expropiación Forzosa, el 18-2008, el cual busca saldar la deuda o morosidad agraria que se tiene desde hace varios años con los trabajadores y trabajadoras del campo, quienes son los dueños legítimos de la tierra, si consideramos que este recurso debe ser para quien la trabaja. No obstante en este nuevo siglo, se dio en Honduras el primer golpe de Estado en América Latina. Fue el 28 de junio del 2009 cuando las fuerzas oscurantistas del país rompieron el texto constitucional y el presidente legítimo, Manuel Zelaya, fue expatriado en contra de su voluntad; este mismo hecho dio al traste con las intenciones del Decreto 18-2008, obligando al pueblo hondureño a organizar la resistencia popular para revertir el golpe de Estado y a movilizarse para defender los derechos conculcados. El movimiento campesino aglutinado en el Consejo Coordinador de Organizaciones Campesinas de Honduras en Resistencia, Cococh-R –y articulado en La Vía Campesina y en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, CLOC– se organizó para movilizarse, con el propósito de defender las conquistas agrarias, especialmente el decreto mencionado, e hizo suyo el planteamiento del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), de elaborar una nueva propuesta de ley de reforma agraria y soberanía alimentaria, como punta de lanza, de una nueva Constitución para refundar Honduras y lograr el desarrollo de nuestro país. Se ejecutaron multitudinarias movilizaciones agrarias en varios lugares del país, especialmente en la zona del Aguán, en el Litoral Atlántico y en la Isla de Zacate Grande, en la zona sur de Honduras, donde se han recuperado tierras nacionales o fiscales que estaban en posesión de particulares y grandes terratenientes. Esto, por medio de los frentes o movimientos campesinos aglutinados en dichas regiones, como el Movimiento Unificado de Campesinos del Aguán (MUCA), el cual ha sido un ejemplo de la lucha agraria, desde abajo, para el relanzamiento de un proceso de la soberanía alimentaria. Y se ha transitado por dos grandes consecuencias:
En primer lugar, la militarización de la zona, aparejada a la represión, muerte y persecución de campesinos y campesinas. Incluso en el momento actual hay muchos campesinos presos que se encuentran en las diferentes cárceles del país; asimismo, la lucha campesina se ha criminalizado para detener las grandes demostraciones del poder campesino y popular. En segundo lugar, la golpista Corte Suprema de Justicia ha declarado inconstitucional el Decreto 18-2008, que planteaba regularizar legalmente tierras en manos de campesinos, cuya posesión data de muchos años atrás y que se había obtenido o había sido otorgada en los procesos de reforma agraria de los 70s y 80s pero que no estaba titulada. La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en contubernio con grandes terratenientes y favoreciendo a miembros de la empresa privada, suspendió la legalidad de los títulos otorgados bajo la cobertura del decreto mencionado. Actualmente, el movimiento campesino hondureño, respaldado por el Cococh-R, La Vía Campesina y el movimiento popular, han calendarizado un conjunto de movilizaciones para defender las conquistas agrarias. Inclusive se están negociando con el Congreso Nacional de Honduras reformas a la Ley de Modernización Agrícola, que fue aprobada en los años 90s como parte del paquete de la privatización de la economía y los tratados de libre comercio. La aspiración más destacada del movimiento campesino es la incidencia en negociar la aprobación de una nueva ley de reforma agraria y soberanía alimentaria, cuyo proceso ha comenzado y se tiene un programa de trabajo que incluye la socialización de la propuesta en todas las regiones del país, y la realización de un foro nacional para dar a conocer la propuesta y presentar la misma al Congreso Nacional, el 15 de abril de 2011, por medio de una multitudinaria manifestación que se ha identificado como la Marcha de los Sombreros. La propuesta de reforma agraria que se está socializando se orienta a la transformación de la estructura agraria. Una nueva reforma agraria es necesaria e impostergable pues hay más de 300 mil familias de campesinos y campesinas sin tierra o con poco acceso a este recurso. En efecto, se calcula que en la actualidad existen unas 240 mil familias sin tierra y más de cien mil que poseen propiedades menores de una hectárea. Se debe apuntar a eliminar en forma definitiva el latifundio y el minifundio; pues cualquiera de los extremos siempre conduce a la injusticia y a la falta de equidad. En tal sentido, no deben existir campesinos y campesinas sin tierra y al mismo tiempo grandes extensiones que no cumplen su función social en poder de propietarios que viven en la ciudad. En consecuencia, un proceso de reforma agraria debe garantizar la justicia social en el campo; pues todos los pobladores rurales tienen derecho a acceder a la tierra y a los demás factores productivos que garanticen la alimentación, la producción y los mercados en el marco de un comercio con justicia. La Vía Campesina Honduras
Honduras Declaración de los pueblos de la tierra
Auto- convocados, los pueblos indígenas y negros hondureños: pech, tawahka, chorti, tolupanes, lencas, miskitu, creoles y garínagu, procedentes de la tierra y el mar, se reunieron en la comunidad de San Juan Durugubuti, Tela, Atlántida, Honduras, del 20 al 24 de febrero de 2011, con la intención, dijeron, de “juntar nuestros pensamientos, sentimientos y palabras e instalar nuestra asamblea plurinacional constituyente y multicultural”. Al término de la reunión, consensuaron esta declaración: 1. Declaramos que nos hemos encontrado en diferentes ceremonias de nuestra espiritualidad para recibir la energía y la orientación de nuestros ancestros y ancestras, fortalecer la resistencia milenaria de nuestros pueblos para la defensa de la vida y la madre tierra. 2. Declaramos que el régimen continuador del golpe de Estado del 28 de junio de 2009 profundiza la invasión a los territorios indígenas y negros, mediante el concesionamiento de los ríos para construir represas privadas como el proyecto denominado Patuca 1, 2 y 3, así como las múltiples represas que se pretenden construir en los ríos de los territorios lencas en donde se libra una histórica batalla; explotación minera; militarización de nuestros territorios; proyectos turísticos como el de la Bahía de Tela; la implementación de las ciudades modelos, que son enclaves que lesionan la soberanía de Honduras como país para el servicio del narcotráfico internacional. 3. Declaramos nuestra solidaridad con los pueblos que habitan la Moskitia hondureña, que están siendo objeto de represión, militarización y saqueo de sus bienes naturales por parte de la oligarquía y las trasnacionales. De igual manera manifestamos nuestro apoyo rotundo al llamado a la auto-demarcación de su territorio. Asumimos la declaración de los pueblos de la Moskitia UPINH y desde ya nos auto-convocamos a las siguientes sesiones de trabajo de nuestra asamblea plurinacional constituyente multicultural en el territorio indígena Miskitu. 4. Declaramos que es urgente que Honduras, como Estado, asuma la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, como parte del marco jurídico interno. 5. Declaramos nuestra condena al régimen que impulsa la privatización de la educación y la salud; que ejecuta desalojos de comunidades indígenas como la Nueva Estanzuela, del pueblo Maya Chortí; que permite el asesinato de indígenas tolupanes, así como de líderes de otros pueblos, mismos que quedan en la impunidad. 6. Declaramos nuestra preocupación por los atentados y amenazas contra los medios de comunicación comunitarios, violentando el derecho a la libre emisión del pensamiento y al derecho de nuestros pueblos de crear sus propios medios de comunicación alternativos tal como lo establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y la Declaración de la Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y Negros. 7. Declaramos que esta asamblea plurinacional constituyente multicultural será continua y la misma se mantendrá hasta lograr la emisión de una nueva constitución que permita la refundación de Honduras. 8. Declaramos nuestro respaldo al Primer Hospital Garífuna de Honduras, mismo que funciona en la comunidad de Ciriboya, municipio de Iriona, Colon, y denunciamos el manifiesto sabotaje del régimen. Exigimos la incorporación del mismo en el presupuesto de salud pública. 9. Declaramos nuestra solidaridad con el magisterio hondureño en la lucha por la defensa de la educación pública y la defensa del Estatuto del Docente; nos solidarizamos con el movimiento campesino que sufre la derogación del Decreto Legislativo 18-2008; nos solidarizamos con las familias de las víctimas de las y los asesinados por el régimen golpista; exigimos el retorno incondicional y seguro de los exiliados, entre ellos José Manuel Zelaya, presidente de Honduras 2006-2010. 10. Declaramos la auto-convocatoria a la Gran Asamblea de Mujeres Indígenas y Negras de Honduras, que se realizará en Copan Galel, en el mes de mayo próximo. 11. Los mil 800 delegados y delegadas participantes de esta Asamblea plurinacional constituyente multicultural, expresamos nuestro agradecimiento a la comunidad de San Juan Durugubuti, Tela, Atlántida, al pueblo Garífuna y su Organización Fraternal Negra de Honduras (Ofraneh), por su hospitalidad, hermandad y alegría con la que nos han acogido. |