Opinión
Ver día anteriorViernes 18 de marzo de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El rango equivocado
L

a película Rango es el debut de Gore Verbinski en el cine animado, cosa que puede causar trepidación. Como se sabe, el cineasta ha asegurado su lugar en el infierno cinematográfico gracias a su trilogía (pronto una tetralogía) de Los piratas del Caribe y tenía el dudoso honor de haber dirigido quizá la peor película con Julia Roberts, La mexicana (2001), hasta el estreno reciente de Comer, rezar, amar (Ryan Murphy, 2010). El brinco no es sorprendente. Ya en sus aventuras de piratas se había apreciado esa tendencia a caricaturizar a los seres humanos.

Rango supone una parodia del western, poblada por fauna del desierto. El personaje titular es un camaleón que, sin querer, se vuelve el héroe de un pueblo abandonado, donde la crisis del agua ha llevado a sus diferentes habitantes –sapos, topos, conejos, tortugas, etcétera– a la desesperación.

Muy al estilo de El cara pálida (Norman Z McLeod, 1948), protagonizada por Bob Hope, Rango es un farsante que finge ser un temible pistolero cuando en realidad es una mascota perdida. Su mezcla de cobardía y cierto sentido del deber evocan también a la Rana René, de Plaza Sésamo.

Aunque se muera de miedo, Rango hará su mejor esfuerzo por hacer justicia. (Johnnie Depp lo vocaliza con otra muestra de sus capacidades cómicas.)

Según se puede deducir, la clave de Rango son las referencias cruzadas a todo tipo de elementos cinematográficos. El western clásico es citado en múltiples ocasiones, pero su variante espagueti es la que carga con el mayor peso del homenaje.

Verbinski reproduce hasta el mismo sonido rechinante de un molino que puntuaba el prólogo de Érase una vez en el Oeste (1968), y Hans Zimmer ha tenido el descaro de firmar la partitura cuando en realidad es una relaboración de los temas y motivos de las innovaciones musicales de Ennio Morricone. (Aunque el héroe se hace llamar Rango –por Durango–, habría que ver si su verdadero nombre no sería Sergio Camaleone.)

La película también se sirve con la cuchara grande de la mitología cinematográfica y cita con igual desparpajo la trama de la apropiación gangsteril del agua de Barrio chino (Roman Polanski, 1974), la persecución climática de Mad Max 2 (George Miller, 1981) y el ataque de los helicópteros –ahora son murciélagos– de Apocalipsis (Francis Coppola, 1979), con todo y música wagneriana. El abigarramiento de guiños de ojo para cinéfilos llega a ser excesivo y fatigoso. Por suerte, la película reposa un rato para rendir homenaje al Espíritu del Oeste, un Hombre Sin Nombre de voz rasposa, muy bien imitada por Timothy Oliphant.

Foto
Rango

Todo sería un mero chiste, más o menos gracioso, si no fuera por el extraordinario trabajo de animación digital. Los expertos de Industrial Light & Magic han pulido esa tecnología al grado de lograr imágenes hiperreales que podrían confundirse con la acción viva, si no fuera porque son más brillantes y precisas.

Con la asesoría visual del cinefotógrafo Roger Deakins, responsable en Temple de acero de otra pulida recreación de la imaginería del western, hay momentos en el uso de la luz y las texturas que rebasan lo antes hecho en este campo. Es dudoso que los niños actuales –a quienes está dirigida Rango, en teoría– aprecien esas virtudes estéticas y, menos aún, las referencias a un pasado cinematográfico muy anterior.

Ahora bien, no puedo comentar los primeros 10 minutos de Rango porque los perdí discutiendo con los encargados pospubertos de Cinemex Altavista, pues la película se estaba proyectando con el rango equivocado, irónicamente. No hubo manera de convencerlos de que la película no estaba hecha para verse en Scope, sino en la proporción 1:85; por eso, los círculos parecían óvalos y todos los personajes se veían como si les hubieran aplastado la cabeza.

Me dieron la respuesta estándar: Así viene la película. La chica más paciente me explicó que la proyección era digital, con una única lente sin posibilidades de ajustar el cuadro a su rango correcto. En efecto, la imagen era nítida. Por una vez, la luz era la correcta y el encuadre completo estaba en foco. Pero me tuve que aguantar a verla deformada, con la imagen comprimida.

Ahora que se reporta una baja en la asistencia del público a las salas, los exhibidores deberían cuestionarse si la piratería, tan nociva para su negocio, no ha sido una respuesta consecuente a un servicio caro, sin garantías de calidad. Es muy probable que con una buena versión pirata de Rango –un devedé clonado, digamos– la hubiera visto en mi hogar con mucha mejor calidad de imagen y sin tener que padecer comerciales. No es sólo el precio –prohibitivo para quien perciba el salario mínimo– el que ha ahuyentado al público de las salas.

Rango. D: Gore Verbinksi/ G: John Logan, basado en un argumento de John Logan, Gore Verbinksi, James Ward Byrkit/ M: Hans Zimmer/ Ed: Craig Wood/ Con las voces de: Johnny Depp, Isla Fisher, Abigail,Breslin, Ned Beatty. Alfred Molina/ P: Industrial Light & Magic, Blind Films, GK Films, Nickelodeon Movies. EU, 2011.