Aunque el gobierno federal asegura que gracias a la resiembra en Sinaloa no habrá desabasto de maíz blanco este año, Jorge López Martínez, vicepresidente de asuntos hidráulicos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), pronosticó un déficit entre mayo y julio.

El especialista advirtió que la escasez provocará alzas a los precios de maíz y tortilla, así como incumplimiento de contratos.

En conferencia del prensa convocada para instar a las autoridades a permitir siembras pilotos de maíz transgénico, dirigentes de agrupaciones aglutinadas en la Red de Asociaciones Agrícolas del Norte de México coincidieron en que las expectativas gubernamentales de abasto de maíz blanco son demasiado optimistas.

López Martínez indicó que el déficit podría ser superior a 500 mil toneladas y e incluso llegaría a un millón. Jesús Palomir, del consejo directivo de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (Caades), calculó la falta del grano entre 800 mil y un millón de toneladas.

Al preguntársele si el gobierno federal mintió sobre el riesgo de desabasto de maíz, los productores insistieron en que las proyecciones oficiales fueron optimistas, pero ya empezaron a cambiar.

Según la Caades, aunque se hizo un gran esfuerzo para resembrar en Sinaloa, la productividad será menor; si en condiciones normales se obtenían 10 toneladas del grano por hectárea, ahora se lograrán sólo entre seis y siete toneladas.

Coincidieron en que la escasez de maíz blanco hará necesario usar más maíz amarillo para la elaboración de masa para tortillas.

Recordaron que cada año México importa 10 millones de toneladas de maíz amarillo, del que 90 por ciento es transgénico. Por ello, aunque las autoridades intenten retrasar la siembra de este tipo de grano en México, en los hechos el grano genéticamente modificado está llegando a las mesas del país, además de que ya se emplea en numerosos productos, como medicinas y bebidas carbonatadas.

En condiciones normales, Sinaloa produce cerca de cinco millones de toneladas de maíz blanco, pero las heladas de principios de febrero arruinaron gran parte de la cosecha, por lo que se resembraron más de 350 mil hectáreas.