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El fenómeno incidió en los parámetros de rotación de la Tierra, explica experto de la UNAM

Después del terremoto en Japón la duración del día disminuyó

Se estima que se redujo en 1.8 millonésima de segundo y se causó un desplazamiento de 15 a 17 centímetros en el eje terrestre, afirma el geofísico Jaime Urrutia Fucugauchi

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Mapa de energía, proporcionado por la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos, que muestra la intensidad del tsunami en el oceáno Pacífico, causado por el terremoto de 9 grados en escala de Richter, que azotó Japón el viernes 11 de marzoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de marzo de 2011, p. 2

El terremoto y tsunami que azotaron Japón el pasado viernes provocaron una redistribución de la masa en la superficie terrestre, por lo que dichos fenómenos incidieron en el momento angular del planeta y en los parámetros de rotación al cambiar la velocidad y duración del día, explicó Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El científico indicó que entre los efectos del terremoto de 9 grados en escala Richter, en Tohoku, Japón, destacan una disminución de la duración del día, estimada en 1.8 millonésima de segundo, y un desplazamiento de 15 a 17 centímetros en el eje.

Hay estimaciones reportadas entre unos 10 y 17. Los valores se afinarán con más datos sobre los movimientos en la falla y en la isla de Honshu.

Aclaró que la información reportada hasta el momento se refiere al eje alrededor del cual la masa terrestre está balanceada, ligeramente deslizado respecto del eje rotacional.

Registros, a revisión

Hace unos días, el investigador Richard Gross, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California, informó que el eje de rotación del planeta se desplazó unos 15 centímetros, el doble del efecto causado por el terremoto de Chile en 2010.

Las consecuencias dependen, además de la intensidad del sismo, de la orientación relativa de la falla y de la latitud del epicentro. Uno de intensidad comparable que ocurra en la zona ecuatorial tiene más efecto en la rotación que el ocurrido a altas latitudes. Es el caso al comparar los de Sumatra y Chile: el primero causa mayores cambios, explicó Urrutia Fucugauchi, quien en 2009 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes.

Sobre el valor estimado de modificación rotacional y duración del día se tienen incertidumbres y variaciones en los diferentes cálculos. “Además de los reportados por Gross, hay otros estudios, como los del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia. Para el caso de Japón, los cálculos se volverán a revisar con el uso de datos de diversos instrumentos.

Japón tiene una densa red de instrumentos de posicionamiento satelital (GPS), que permitirá cuantificar con alta precisión los movimientos de la isla y la distribución de masa asociada.

El investigador destacó que han sido pocos los sismos de alta intensidad como el ocurrido la semana pasada en Japón: el de Chile de 1960, que tuvo una magnitud 9.5; el de Alaska, en 1964, de 9.2 grados Richter; Sumatra, en 2004, cuya intensidad alcanzó 9.1 grados; el de Kamchatka, en 1952, de 9 grados, y el del año pasado en Chile de magnitud 8.8.

Urrutia Fucugauchi subrayó que no sólo con los sismos intensos se presentan variaciones en la velocidad de rotación y duración del día, lo cual también ocurre con procesos como los cambios de distribución en la atmósfera e hidrosfera y con las estaciones del año.

En las modificaciones estacionales se tiene una elíptica como órbita alrededor del Sol. La Tierra acelera y desacelera al estar más lejos o más cerca del astro, y esto se traduce en cambios en el ritmo rotacional, comparable al observado con los sismos de gran magnitud.

También existen variaciones asociadas a procesos de la atmósfera y los océanos, entre ellos el fenómeno de El Niño. Los cambios son de pequeña magnitud y han sido difíciles de cuantificar. En las décadas pasadas, los GPS y las redes respectivas han proporcionado informes de mayor precisión, que permiten medirlos y entender mejor lo que ocurre en el planeta.