Agua: las tentaciones de la privatización
Alarma por operativos
a preocupación que ha surgido entre los funcionarios del gobierno de la ciudad por el grave problema del suministro de agua para los habitantes de esta metrópoli es más que legítima, pero requiere, desde luego, de la orientación de quienes han estudiado por muchos años el problema, para que las tentaciones de la privatización no se metan en las posibles soluciones.
Hace rato que la situación requiere de acciones de mayor calado. Como en otros muchos renglones de la vida en el DF, existen grandes desigualdades. Es necesario recordar, porque no hubo seguimiento puntual de la información, que por allá de 2009, en la Asamblea Legislativa se denunció que grandes empresas se han visto beneficiadas con pozos de donde extraen el líquido y lucran con él. Los precios a los que venden, por ejemplo el agua embotellada, van entre mil y 10 mil veces más de lo que les cuesta obtenerla.
El asunto de los pozos es preocupante. Según se dijo en la Cámara local, más de 50 por ciento de los pozos que existen en la ciudad operan de manera clandestina, es decir, para obtener el permiso requerido para la perforación de los pozos se argumentó que el agua que de allí se obtuviera sería destinada al uso agrícola, pero, según lo dicho desde la asamblea, se engañó a la autoridad.
En el valle de México existen, según los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), algo así como 6 mil pozos, de ellos más de 3 mil son clandestinos o ilegales. Las empresas que obtienen mayores beneficios del agua extraída del subsuelo son las refresqueras Coca-Cola y Pepsico, así como la Cervecera Modelo. En la asamblea se dijo, en aquel 2009, que esta última empresa sacaba hasta 22 mil litros por segundo de un pozo que tiene en sus instalaciones.
Habría que aclarar aquí que expedir los permisos para perforar y extraer agua de los pozos es un trabajo que debe cumplir la Conagua, y que es su titular, a fin de cuentas, quien debe corregir la situación en caso de que no se hubiera hecho después de las denuncias interpuestas en aquel entonces.
Lo más importante en este momento es destacar lo que sucede cuando el agua y su distribución se halla en manos privadas. Las ganancias que han conseguido las empresas mencionadas parecen increíbles. La moda y la necesidad de tener agua en pequeñas proporciones, la que se vende en pequeños envases, digamnos personales, tienen precios fuera del alcance de aquellos que realmente requieren del líquido, porque no llega a sus casas, y cuando la tienen, es imposible de beber.
Y no sólo eso, la extracción del líquido del subsuelo tiene consecuencias graves para la red de suministro. Una buena parte de la ruptura de los tubos de la red se debe al reacomodo del subsuelo que desnivela los tubos, que terminan rompiéndose. Desde luego las reparaciones no corren a cargo de las empresas.
En fin, el asunto requiere de seguimiento, y no se trata sólo de los pozos, habría que hacer algo para modificar los precios del egua embotellada, y mirar de cerca los daños que producen esas tomas. Eso es urgente, porque primero hay que corregir los problemas que tiene solución y pueden cambiar el horizonte de las cosas. Esperaremos
De pasadita
En varias delegaciones hay verdadera alarma, porque los operativos de la policía y el ejército ponen otro elemento de angustia entre los habitantes de las colonias donde los realizan, pero no sólo a ellos, también a las autoridades que de pronto no saben que se realiza un incursión aquí o allá. Tal vez si los organismos encargados de la guerra
contra el narcotráfico decidieran trabajar con las autoridades del DF, podrían tener mayor éxito y causarían menos problema a los habitantes. Por eso las palabras de la delegada en Iztapalapa, Clara Brugada, y del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard Casaubon, son tan importantes. Lástima que no existe quien las escuche.