na gota de agua sobre Wislawa,
quien sentada frente a una preciosa taza
[de café,
sostiene un cigarro largo entre los
[dedos
y sonríe con los ojos cerrados.
El reloj en su muñeca marca las doce y veinte,
cabe suponer que del día.
Su brazo derecho brilla con una luz
que sólo puede ser la del sol
entrando por alguna ventana
que no vemos.
La gota escurre la lisa superficie
de la carátula del libro.
Titubea, extrañada de la textura
y la casi imperceptible inclinación
de todas las cosas.
Esta lejana, qué digo lejana,
lejanísima amiga de un improbable planeta
llamado Polonia
aspira una vez más
el aire posible de lo real,
le dedica un instante de su pensamiento,
lo palpa con avidez calmada
y lo exhala para que venga otro,
y otro, y otro aire más.
Escurre por accidente de la naturaleza
una límpida gota que quiere mojar a Wislawa
y no la moja, sólo magnifica como una lente
las partes de la foto que toca
sin penetrar.
La sorpresa del agua.
No lecturas
En las librerías no venden
control remoto para Proust,
no puedes cambiarle
a un partido de futbol
o algún programa de concursos y ganarte un Volvo.
Hoy vivimos más tiempo
pero con menor precisión
y en frases más cortas.
Viajamos más rápido, más lejos, más seguido,
pero al regreso traemos fotos, no recuerdos.
Aquí aparezco con un tipo.
Este creo que es mi ex.
Acá todos andan en cueros,
así que ha de ser la playa.
Siete volúmenes. ¡Piedad!
¿No los podrían resumir,
o mejor, traducir en imágenes?
Hubo una serie de TV llamada La muñeca,
pero aclara mi cuñada que se trataba de otro Prus.
Al final de cuentas, quién fue ese Proust.
Dicen que por años escribió en la cama.
Página tras página
con paso de caracol.
Nosotros manejamos en quinta velocidad
y, toco madera, nunca será mejor.
Wislawa Szymborska nació en Bnin en 1923. Escribe poemas irónicos y cotidianos sobre la condición humana inmediata, la historia presente, los microcosmos bajo el microscopio y una que otra estrella o planeta, aunque, como ella confiesa, sólo está en condiciones de hablar sobre el planeta Tierra, hasta cierto punto, y en ocasiones acerca de los noticiarios, sus propias manos, el primer amor o la guerra. Un poema reciente del libro Aquí (Houghton Mifflin Harcourt, 2010), vertido al inglés por sus fieles traductores Clare Cavanagh y Stanislaw Barnczak, ofrece un atisbo de Marcel Proust que es, a su modo, una declaración de amor al vicio absurdo de la lectura. En otra parte (Lecturas no obligatorias, Ediciones Alfabia, 2009) confesaba: Soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que la humanidad ha creado
. A continuación se ofrece un acercamiento al poema Nieczitanie (incluye una referencia al novelista polaco Boleslaw Prus, 1847-1912, cuya novela La muñeca se convirtió en su país en popular miniserie televisiva).