ETA no retomará las armas, asegura el vocero de la izquierda abertzale
profundo e histórico, afirma el portavozFoto Armando G. Tejeda
Domingo 13 de marzo de 2011, p. 23
Madrid, 12 de marzo. Txelui Moreno, vocero de la izquierda abertzale (nacionalista) y uno de los impulsores del nuevo escenario político en el País Vasco, está convencido de que el destierro de la violencia en el histórico conflicto es irreversible
y ni siquiera contemplamos la posibilidad
de la reanudación de la lucha armada por el grupo armado ETA.
Este dirigente de Batasuna –ilegalizada en 2003 por Madrid al considerarla brazo político de ETA– asumió parte de la agenda y de las responsabilidades de su compañero de formación e incluso de cárcel, Arnaldo Otegi, quien desde prisión apoya el cambio de estrategia profundo
e histórico
del independentismo radical vasco.
Originario de Pamplona, es un veterano militante de la izquierda abertzale que vivió el proceso de Txiberta hace 30 años, quien sin dudar afirma que lo que estamos viviendo ahora es tan o más importante que el proceso de Txiberta
, en referencia al intento de los grupos nacionalistas de formar un bloque político en los albores de la transición a la democracia.
En entrevista con La Jornada, Moreno reconoció aún queda un trecho largo por recorrer pero –insistió– el proceso es irreversible
.
–¿Y por qué se habla de un cambio profundo y de un nuevo escenario? ¿De verdad lo es?
–El debate empieza en 2008 con esos dos puntos de vista sobre la mesa, que se trasladan a las direcciones de las distintas organizaciones de la izquierda abertzale. El debate duró hasta después del verano de 2009, en lo que fue un enfrentamiento de ideas muy fuerte, dialécticamente duro que se interrumpió, de alguna manera, el 13 de octubre del 2009, cuando nos detuvieron a varios de los miembros de la dirección. Éste ha sido el debate con mayúsculas en la historia de la izquierda aberzale. Posiblemente el más importante desde la quinta asamblea de ETA.
Cambio de estrategia
–Y la ilegalización, ¿no impide la consulta con las bases?
–Este proceso lo llevamos a cabo cuando éramos ilegales. Así que plantear asambleas públicas es complicado, lo hacíamos boca a boca y siempre sabiendo que está la policía detrás. Pero hacíamos las asambleas de forma semiclandestina. Pero aun así tenemos contabilizados a los que participaron y fueron más de 7 mil personas. Todas estas personas votaron y dieron su opinión y el resultado fue una mayoría aplastante, más de 90 por ciento en favor del cambio de estrategia. Así que eso te da el respaldo de las bases a la decisión.
–¿Y ETA no intentó interferir en ese proceso?
–ETA lleva su propio proceso de debate. Después la que aúna el debate y en la que verdaderamente se decide es en la Asamblea del Pueblo, a la que pueden acudir todos a expresar su opinión. Y ahí se hace el debate más rico. Y ETA tiene su propio debate, pero no se lo traslada a la Asamblea Popular, supongo que se lo dirá a las personas que considere. Pero sí quiero dejar claro que no hay una especie de utilización por parte de ETA de lo que es el debate. Tampoco hay injerencia, pues es una organización militante como todas las demás, con más grado de compromiso y responsabilidad, pero no hay injerencia de ETA para que la asamblea vaya en tal o cual sentido.
–¿Como participan los presos de ETA en el debate?
–Es muy difícil su participación debido sobre todo a la dispersión. Entonces se puede decir que en ese colectivo no ha habido un debate en profundidad, pues cuando el gobierno español se enteró de que se estaba produciendo este debate endureció aún más las medidas de control de los presos. Por ejemplo, a los familiares, cuando había bis a bis, los desnudaban y les hacían cacheos integrales con guantes y palpaciones. Entonces los familiares prefirieron renunciar a esos encuentros directos con los presos.
–¿El acuerdo de Gernika será el que marque el ritmo de la estrategia de la izquierda abertzale?
–Sí, será la hoja de ruta de la normalización política. En ese acuerdo se hace un emplazamiento al gobierno y a ETA para que den la posibilidad de avanzar en un escenario de no violencia. A ETA se le pide la tregua unilateral, verificable y permanente. Ya respondió que sí, con la tregua que decretó hace unas semanas. Y ahora falta el gobierno, al que se le pide que derogue la ley de partidos y desarrolle una política penitenciaria legal, no con normas de excepción, que son las que están utilizando contra los presos vascos. También se pide la vuelta de los presos a Euskal Herria y que salgan de la cárcel los presos enfermos.
–¿Qué dificultades añadidas suponen para el proceso que una parte importante de la antigua dirección de Batasuna estén presos, como es el caso de Arnaldo Otegi?
–Duele y esto hace mucho daño, pero las tareas que aquellos tenían las asumen otros. Mientras todos seguimos reivindicando que están en la cárcel por motivos políticos y porque el gobierno quiere entorpecer el proceso.
–La presentación de la formación Sortu coincidió con una sentencia del Tribunal Supremo que anuló una condena a Otegi, ¿no fueron señales de que algo se movía para favorecer el proceso? ¿El gobierno está moviéndose?
–No se ha movido nada. Alfredo Pérez Rubalcaba (ministro del Interior) no miente cuando dice que no se ha movido nada ni en la política penitenciaria ni en la Audiencia Nacional. Sigue todo igual y se sigue aplicando la idea del todo es ETA, que es un patraña que inventó el juez Baltasar Garzón.
–El fracaso del proceso de 2006 y sobre todo ese atentado de la Terminal 4 del aeropuerto Madrid-Barajas, ¿cómo lo interiorizó la izquierda abertzale para enfrentar ahora su propia renovación?
–Yo no me atrevería a decir que el atentado de la T-4 motivó el debate. Fue más bien el conjunto de las acciones que se analizaban, en las que estaba obviamente el atentado. También se vio que el tiempo corría en nuestra contra porque se estaban erosionando los logros que habíamos obtenido en 30 años de lucha; el tiempo lo estaba manejando el gobierno español en contra nuestra para asimilar poco a poco a nuestro pueblo a España. Todo eso nos hizo reflexionar seriamente si lo que estábamos haciendo nos estaba ayudando o no. Además que vimos que a escala internacional se estaban dando vías soberanistas que, gracias a las mayorías que se daban en los propios pueblos, después eran aceptadas por los países de Europa. Entonces vimos que lo que teníamos que hacer es conseguir la mayoría.
–¿Y en el debate bajo qué argumentos se rechazó la vía armada?
–Nosotros no hablamos de lucha armada. Eso le corresponde a quien le corresponde. Nosotros reflexionamos sobre la lucha armada pero desde el análisis político y hemos visto que para llevar adelante el proceso que queremos, de acumulación de fuerzas para la ruptura del bloqueo que nos impone el Estado, la lucha armada no ayuda. No es cuestión de moralidad sino de análisis político que lleva a la conclusión de que necesitamos un escenario sin violencia para poder llevar a cabo ese proyecto.
–Sortu se presentó con esa gran novedad, el rechazo a la violencia. Pero más allá de eso, ¿usted cree que la legalización o no de Sortu será determinante para que siga adelante el proceso?
–Obviamente que creemos que para poder hacer lo que estamos haciendo es bueno ser legales. Tenemos que ser legales para explicar nuestro proyecto político, reunirnos y actuar de forma normal. Ahora, si no nos legalizan, creo que no pasaría nada. Seguiríamos igual pues el camino ya lo hemos elegido y eso no lo va a cambiar ni la represión ni la ilegalización ni la postura del gobierno en contra. Eso sólo lo puede modificar un cambio de estrategia decidida de nuevo en la Asamblea del Pueblo.
Ahora, los estatutos de Sortu no sólo respetan lo que dice la Ley de Partidos Políticos, sino que va mucho más allá. Ningún partido legal en el Estado español tiene en sus estatutos un rechazo tan claro a la violencia como Sortu
.
–¿O sea que una vuelta a la lucha armada es inviable?
–Repito, es un proceso irreversible. ETA ya ha dicho que acepta lo que se le ha pedido. Ni siquiera consideramos que eso pueda pasar y no lo contemplamos. ETA ya ha dicho que ya han debatido y que aceptan lo que se ha dicho en las bases de la izquierda abertzale, y que lo aceptan. Y no hay más.
–Pero ustedes sí están apremiados por las elecciones municipales de mayo en el País Vasco.
–El debate que hemos hecho no lo hemos hecho para presentarnos a unas elecciones. Ha sido para hacer un cambio de estrategia en profundidad y pensando en un futuro en el que queremos ir ganando mayorías y otro tipo de correlación de fuerzas para plantearnos otro tipo de negociación con el Estado, pero a nivel de pueblo, no sólo de la izquierda abertzale. Pero nunca por métodos violentos, que es uno de los principios básicos.
Ejecutivo débil
–¿La debilidad manifiesta del gobierno de España afecta al desarrollo del acuerdo?
–Este es un gobierno muy débil, que no se atreve a dar un paso y han decidido seguir la línea del Partido Popular en la estrategia con Euskal Herria. Rubalcaba podría ser perfectamente un militante del Partido Popular en este caso, porque sigue los pasos marcados por Aznar. Sin embargo, si estuviera el Partido Popular en el poder quién sabe si se hubieran modificado algunas cosas. El actual gobierno no se atreve a dar pasos, pero independientemente de eso a nosotros nos da igual y seguimos nuestro camino.
–Víctimas de la violencia de ETA y el Partido Popular están movilizándose contra la negociación...
–Así es, lo que demuestra que la derecha está muy nerviosa. Intenta por todos los medios que nosotros no estemos en las elecciones porque, entre otras cosas, les quitaríamos un montón de ayuntamientos.
–De hecho les piden que para demostrar su cambio con respecto a la violencia hagan un rechazo retroactivo de los atentados de ETA en las últimas décadas...
–No lo entendemos y creemos que no tiene ni pies ni cabeza. Encima viene de gente que hasta ahora se niega a condenar el franquismo. O que tiene como presidente de su partido a un ex ministro de Franco, que es Manuel Fraga. O que tiene entre sus dirigentes más importantes a Jaime Mayor Oreja, quien dice que los años del franquismo fueron plácidos.
–Y los vascos que viven fuera, por ejemplo en México, ¿cómo pueden empujar el proceso?
–Pueden hacer mucho, pues lo importante es que la sociedad vasca se mueva, se movilice y se haga presión popular en favor de los derechos de Euskal Herria. Eso es muy importante. Estamos viviendo un momento que no vivíamos desde hace muchos años, seguramente desde Txiberta no habíamos vivido un momento tan importante como el de ahora. Algunos estamos intentando que no se repita lo sucedido en Txiberta, que en esta ocasión tan importante para nuestro pueblo podamos enfrentar el futuro todos unidos para que por fin se reconozca el derecho de nuestro pueblo a decidir.