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Discurso de aceptación del REC 2011
 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de marzo de 2011, p. 8

Queridas amigas y amigos:

Me honra recibir este reconocimiento, que ya han obtenido en años anteriores los admirados y entrañables escritores Beatriz Novaro, Guillermo Arriaga y Francisco Sánchez. Lo recibo con sincero agradecimiento y humildad, porque como me enseñó el también querido amigo Ricardo Garibay uno puede ser soberbio y altivo ante cualquiera, pero ante el trabajo y la propia obra sólo cabe la posibilidad de ser humilde.

Lo recibo también con inmensa gratitud hacia José Antonio Elo –todo un personaje del medio cinematográfico, a quien aprecio y admiro mucho-, a Cinérgica, y las instituciones que me lo conceden: la Asociación Mexicana de Filmadoras, la Asociación Mexicana de Productores Independientes, el Centro de Capacitación Cinematográfica, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, Cinefusión, Estudios Churubusco-Azteca, Filmoteca de la UNAM, Instituto Mexicano de Cinematografía y la Sociedad General de Escritores de México.

Es buen momento, entonces, para recordar a aquel joven de 26 años sorprendido por la enorme cantidad de talentos y personajes admirados que había en 1975 en el restorán de los Estudios Churubusco, que no conocía prácticamente a nadie y que llegaba allí con la idea, la esperanza, de hacer una carrera como escritor de cine, en el ámbito del llamado nuevo cine, encabezado por los directores Felipe Cazals, Paul Leduc, Jorge Fons, Arturo Ripstein y Jaime Humberto Hermosillo.

Recordar, dice ese gran escritor que es Eduardo Galeano, es pasar las cosas por el corazón. Me recuerdo, entonces, asistiendo a la filmación de Las Poquianchis, como un casi adolescente que vestía un overol de mezclilla azul, con cabello largo y todos sus sentidos bien despiertos. Los grandes actores que tanto admiraba y el equipo creativo y técnico que estaba filmando me veían con aire de ¿qué hace este chiquillo aquí? Es uno de los escritores, comentaban entre sí, según me diría después mi querida y admirada amiga, la actriz Ibet Reyna. ¿Cómo va a ser escritor de estas escenas tan crudas y realistas este chamaco? Pues lo es. Se me acercaban después con más curiosidad que otra cosa, y mi mano empezó a sentir el placer de otras manos estrechándola.

Poco a poco me hice de amigos y tomé entusiasta partido por el llamado nuevo cine. Conocí a grandes escritores cinematográficos, como Tomás Pérez Turrent, quien debió recibir en vida un reconocimiento como éste, y también a muchos directores, fotógrafos, editores, actores, sonidistas y técnicos en general, quienes me daban aliento y estímulo para seguir trabajando.

Pero, atención, también 1976 marca el inicio de mi actividad política como militante del Partido Comunista Mexicano. Y era maravilloso combinar la actividad cinematográfica, con la actividad militante. Podía yo expresar mis ideas y convertirlas en cine, con la ayuda y complicidad de muchos otros amigos, a quienes deliberadamente no menciono para no balconearlos. Pero la célula de cineastas comunistas llegó a tener 18 compañeros, entre directores, escritores, actores y estudiantes de cine, y a mí me honraron también haciéndome responsable político de esa célula.

Hacia 1978, había yo ya recibido algunos reconocimientos a mi trabajo, pero con excepción de Las Poquianchis mi obra más importante no se conocía. ¿Entonces qué creen? Llegó Margarita López Portillo y mandó a parar. No sólo fue quemada la Cineteca por siniestros esbirros que desaparecieron gran parte del material filmado en aquellos años, sino que la amante del presidente de la República, Sasha Montenegro, decidió que lo que el pueblo quería eran películas de ficheras. La mayoría de los mejores cineastas de México nos vimos en grandes apuros para sobrevivir y para filmar el cine político y social que años antes había dado renombre y prestigio a México, en casi todos los festivales internacionales.

¿Y qué creen que pasó también? Pues que mientras unas películas –las peores, por supuesto- eran promocionadas intensamente por Televisa y los medios en general, otras, las mejores, se estrenaban (sin publicidad alguna) el día que en futbol México jugaba contra Alemania, o en fechas en las que se les condenaba a ser vistas únicamente por los más aferrados cinéfilos. Una de las películas que yo escribí por aquellos años, por ejemplo, fue estrenada la tarde del 24 de diciembre, y déjenme decirles que ni yo ni mi familia fuimos al estreno, ocupados en los festejos navideños.

¿Alguna semejanza con la realidad actual, en la que la gran mayoría de los mejores filmes mexicanos son condenados a la oscuridad mientras otros resultan los más taquilleros de la historia del cine mexicano? Pregúntenle a los distribuidores y exhibidores de cine y les dirán que se trata de mera coincidencia. El caso es que, desde entonces, algunos de los mejores cineastas pasan hambres y muchos de los peores están llenos de billetes. Pero aquí seguimos, tercos, insistiendo en temas y asuntos que no ven con buenos ojos ni la derecha, ni los corruptos, ni los que piensan que el cine debe limitarse a divertir, o que es bueno simplemente el arte por el arte, y no el cine como reflejo de la sociedad en que vivimos, un cine trascendente que haga posible la mirada crítica colectiva y comprometida sobre los problemas comunes. Por eso es tan saludable que a El infierno, garbanzo de a libra, le haya ido tan bien en pantalla, y por eso hay que protestar por la censura al estupendo documental Presunto culpable, aunque estén metidas las manos de Televisa y de Cinépolis en este asunto.

No es la primera vez que un juez censura una película. En 1985 Felipe Cazals filmó Los Motivos de Luz, una de los filmes escritos por mí que hasta la fecha más me gustan. Una serie de equívocos y actitudes de mala fe se manejaron alrededor de esta cinta y el resultado fue que ese juez la prohibiera. Aunque está considerada una de las cien mejores películas del cine mexicano, acabó condenada y enlatada. No es fácil conseguirla actualmente y no se ha convertido en DVD para el estudio y el análisis de futuras generaciones. Es buen momento éste para pedir justicia para Los Motivos de Luz, film por el que por cierto no se me nominó al Ariel y ha sufrido una de las peores inquisiciones en la historia del cine mexicano.

Y entre la renta de la casa, que todos los años subía, y el psiquiatra al que tuve que recurrir para curar mi alcoholismo (del cual afortunadamente me pude librar hace ya más de 15 años) –mírate en ese buen espejo, Calderón (hablo de mi buen amigo Pepe Calderón, que está aquí con nosotros)-, siguió transcurriendo el tiempo sin que se conocieran otras obras importantes que había escrito y a las que simple y sencillamente los productores, privados y del Estado, tenían miedo de producir. Se salvaban solamente algunas cuántas en las que había participado.

En 1987, gracias al patrocinio del Banco de Guiones y a la generosa idea y actitud de Jaime Casillas, otro Quijote del medio cinematográfico, Guadalupe Ortega y yo pudimos escribir Rojo Amanecer. Mucha gente piensa que duró muchos años enlatada. No es cierto. Entre 1987 que la escribimos y 1989 que se filmó sólo transcurrieron dos años, gracias a una historia de todos conocida, en las que los protagonistas fueron Héctor Bonilla, Jorge Fons y María Rojo. La quería enlatar el gobierno de Carlos Salinas, eso sí, cuando ya estaba filmada. Pero gracias a una denuncia oportuna, al apoyo de los medios escritos y al tema mismo de la obra, pudieron verla ocho a diez millones de espectadores desde entonces y se sigue viendo por los jóvenes.

Ahí sí llegaron los Arieles, dos para Guadalupe y otros dos para mí. ¿Pero a que no saben algo al respecto? El film se ha exhibido muy poco fuera del país. Pregunten y verán. Sería interesante saber cómo es que este clásico del cine mexicano no se ha exhibido prácticamente fuera de nuestras fronteras, excepto en San Sebastián, donde ganó la Carabela de Plata, y muy pocos países más. Invito a los periodistas aquí presentes a que se informen en qué países se ha exhibido en el extranjero, y en qué circunstancias, el film Rojo Amanecer.

Ahora bien, hablemos del precio que se pagó: No se atrevió ningún productor, ni privado ni del Estado, a producir otra película política mía, sino hasta 2006, casi veinte años después, que Mario Hernández filmó mi adaptación de la novela Cementerio de papel, de Fritz Glockner, por la que fui nominado recientemente a un Ariel y a una Diosa de Plata. La película sufrió una descarada censura por parte de exhibidores y distribuidores, con la complicidad del propio productor de la obra, y acabó siendo vista por la fabulosa cantidad de poco más de diez mil espectadores. El film, debo reconocerlo, no es muy bueno en muchos sentidos, pero sin duda no merecía ese trato en cartelera.

Muchas obras cinematográficas he escrito desde entonces. Alrededor de cien. De ellas se han filmado unas 35, aproximadamente, la mayoría de ellas películas comerciales, trabajo alimenticio que me permitió sobrevivir por muchos años con este ingrato oficio de escritor de cine. De las películas filmadas en las que colaboré, rescato solamente, por diversas razones: Las Poquianchis, ¡Que viva Tepito!, Bajo la Metralla, Los Motivos de Luz, Zapata en Chinameca, El Jinete de la Divina Providencia, el primer cuento de Muelle Rojo, Rojo Amanecer y acaso, parcialmente, Noche de Carnaval y Cementerio de Papel. Esta pequeña obra es la que en realidad me permite el reconocimiento tan distinguido que ahora obtengo de manera agradecida.

Pero yo quisiera hablarles, por ejemplo, de El ángel del Metro, una historia mía que pretendo filmar como director, obra que a mi querida amiga la actriz Dolores Heredia le parece bellísima, pero de la que Danuta de la Garza, entonces secretaria técnica del FIDECINE, comentó en forma privada y confidencial que, aunque la carpeta que se presentó a FIDECINE era impecable –según dijo-, no le podían dar apoyo por ser una obra tan sórdida y no recomendable en estos tiempos políticos, ni le hacía bien a la imagen del presidente Calderón. Recomendó suavizar la historia, para que pudiese ser aprobada. Por supuesto me negué. ¿Qué se hace ante esos comentarios tan lúcidos y precisos? Pues muy poco, además de amarrarse el cinturón en un país en el que se puede tener casa, carro y colegiaturas privadas con 6 mil pesos de ingreso mensual, según nos informó el secretario de Hacienda.

Quisiera platicarles también de la adaptación que escribí de Las Armas del Alba, esa espléndida novela de mi querido amigo Carlos Montemayor, que ya cumplió un año de muerto. Quisiera decirles que se trata de la guerrilla en Chihuahua que asaltó al cuartel de Madera, y que tanto la novela como mi adaptación están llenas de conceptos profundos, reflexiones importantes y revelaciones necesarias. Bueno, pues esta obra tampoco ha recibido apoyo para ser filmada como debe de filmarse.

Quisiera decirles que escribí un libro cinematográfico sobre Benita Galeana, que fue premiado pero nunca filmado. Otro sobre la conquista de México, que también está esperando tiempos políticos mejores. Uno más sobre la invasión yanqui a México en 1847, también premiado, el cual me sirvió de base para escribir mi novela Ciudad Ocupada. Una comedia sobre una escritora que pasa muchas dificultades para sencillamente pintar su casa y escribir una novela politizada. Otro libro cinematográfico sobre el complot para asesinar a Colosio. La adaptación de Par de Reyes, de Ricardo Garibay. Una adaptación sobre una jovencita de 17 años que asesina a adolescentes de su edad sólo para probar que Dios no existe. Otra adaptación veracruzana sobre una conocida obra de Edgar Allan Poe. Un libro cinematográfico sobre un profesor chicano que se sacrifica para que una pandilla de jóvenes de ascendencia mexicana en Los Ángeles no se sigan destruyendo. Otro sobre un secretario de Estado derechista que prácticamente ordena correr de su trabajo a una joven maestra que se atrevió a leer en clase poesía de Sabines. Uno más de carácter histórico sobre la vida de Josefa Ortiz de Domínguez y las complejidades de la Revolución de Independencia, traicionada por Iturbide. Otra adaptación de una novela policiaca del querido y admirado maestro Fernando del Paso. Y que también colaboré en la adaptación de una historia del cineasta español Juan Manuel Chumilla sobre el fenómeno de la metempsicosis. Muchas obras más.

¿Cómo puedo describirles mi desesperación, mi impotencia, para decirles: No, espérense, tengo muchas obras realmente importantes guardadas en mi escritorio. Ya adivino las sonrisas socarronas de algunos, pensando: ¿Deveras serán importantes? ¿No serán más bien mediocres y por eso nunca se filmaron? Y entonces tengo que convertirme en un león para defender mi obra, mi cine, mi vida, y replicar con toda energía: Sí, ahí están en mi computadora más de una veintena de obras importantes que la derecha, la estulticia o simplemente la falta de compromiso ético y estético con la verdad y con nuestra realidad ignoran, como si no supieran que esas obras seguirán su camino aunque yo haya muerto, aunque yo no las vea filmadas jamás. Ahí están y ahí esperarán pacientemente la llegada de otros tiempos, de otras realidades, de otras circunstancias en las que los canallas y los esos sí mediocres no tengan siquiera un lugar de respeto en la historia del cine mexicano.

Ahora, al fin, a mis 62 años, estoy preparando mi primera película como director, un film que se llama Crímenes y TV, cuyo libro cinematográfico escribí junto con mi compañera Guadalupe Ortega, un thriller político conformado por seis historias entrelazadas en las que se narra cómo es que ciertos videos de carácter sexual, grabados secretamente por un monopolio televisivo, desencadenan una serie de crímenes que determinan a su vez la carrera presidencial de 2012.

Como comprenderán fácilmente, ninguna institución me iba a facilitar recursos para filmar esta historia (al menos sin tratar de censurarme), cuyo costo es de poco más de la mitad de lo que cuestan normalmente las películas en México (bueno, descontando todas esas geniales producciones de hasta 75 millones de pesos que se han filmado), pero ya se sabe que la televisión mexicana es intocable hasta para los diputados y senadores que no aplican la ley antimonopolios, y es por eso que estamos recurriendo a la sociedad civil para que financie y patrocine a Crímenes y TV.

La película la vamos a comenzar a preparar en julio o agosto de este año y ya les iré dando noticias de cómo avanza este proyecto, que incluye un reparto de primera, en el que destacan Dolores Heredia, Arturo Ríos, Ernesto Gómez Cruz, Bruno Bichir, Jorge Zárate, Gustavo Sánchez Parra, Mario Zaragoza y Susana Kamini, y en el que contaré con actuaciones especiales de Marta Aura, Hugo Stiglitz y otras grandes figuras por todos ustedes conocidas. Detrás de la cámara me acompañarán también excelentes amigos como Toni Kuhn, Sigfrido Barjau, Pía Corti, Hugo Noriega, Jorge García-Jurado y Guadalupe Ortega, como productora y cómplice fundamental, no sólo de esta nueva aventura, sino de toda mi carrera y de toda mi vida.

Así que sigo trabajando en el cine que más me gusta, y no dejaré de hacerlo hasta que muera, por más obstáculos y dificultades que haya que vencer.

Pero, a propósito de dificultades, déjenme contarles la más reciente. Como ustedes saben, año con año el FONCA otorga estímulos a la creación de los artistas en distintas disciplinas, y este año me los han negado en el área de escritura de cine y medios audiovisuales, aduciendo que al proyecto que presenté le falta profundidad en sus contenidos. Déjenme platicarles esto, porque ciertamente es patético:

Le envié una carta a la Lic. Martha Cantú, directora del FONCA, apelando ante la Comisión de Controversias dicho rechazo, y cuestionando que dos de los tres jurados que evaluaron mi solicitud, Carlos Reygadas y Nicolás Echevarría, estaban incapacitados para juzgar una obra y una trayectoria, la mía, que se ha distinguido por realizar un cine realista, reflejo y espejo de la sociedad en que vivimos, con una notoria carga política. Ellos filman un cine que es todo lo opuesto al que yo he escrito: un cine estetizante y falto de compromiso con la realidad económica, social y política que padecemos los mexicanos. Realizan además un cine contemplativo, lejano a la fuerte carga dramática que hay en mis historias. Finalmente, ninguno de ellos ha destacado como escritor cinematográfico. Le decía también por escrito que los jurados no deberían representar a una sola tendencia o corriente, sino reflejar las diversas posiciones estéticas del creador ante el arte.

La Lic. Cantú, después de informarme que la Comisión de Controversias había rechazado nuevamente mi solicitud, agregó escuetamente: Es necesario puntualizar que la Comisión reconoce su trayectoria. Sin embargo, le propone profundizar en el contenido de su proyecto y lo invita a postularse en la próxima convocatoria del FONCA.

De manera que se reconoce mi trayectoria, pero se me considera incapaz de escribir el proyecto que presenté ante el FONCA, pues requiere de más profundidad en los contenidos. Veamos ahora ese proyecto y esos contenidos:

Para el año 2011 propuse escribir un libro cinematográfico, titulado provisionalmente Obregón, que es la historia del estratega revolucionario que jamás perdió una batalla, ni política ni militar, hasta su asesinato en 1927. Obregón es también la historia de Calles y del grupo Sonora, y de los antecedentes previos a la creación del PNR un año después. Es además la historia de la intensificación de los conflictos con el clero católico, previos a la Guerra Cristera. Se trata ni más de menos del político y militar que impuso el cinismo y la corrupción como respuesta a los ideales revolucionarios y populares que sustentaron el levantamiento armado de principios del siglo XX. Es un proyecto trascendente, pues no sólo analiza al personaje de Obregón sino va a las raíces mismas de una revolución que acaba traicionándose a sí misma. Es también un proyecto histórico, crítico y con fuerte carga política, que sería desarrollado en cinco actos.

Para el año 2012, proponía yo escribir otro libro cinematográfico: El Ejército de Dios, historia de un joven que ingresa en 2000 al Yunque, organización secreta de la ultraderecha, que aglutina a secretarios de Estado, gobernadores, senadores, diputados, dirigentes al más alto nivel del PAN, jerarcas de la iglesia católica, dirigentes sociales y empresariales, líderes de opinión pública, organizaciones de beneficencia y otros. Proponía investigar a fondo el tema y escribir el argumento y libro cinematográfico respectivos, tomando como base el relato de ese nuevo miembro que es iniciado en esta organización cuyos integrantes se llaman a sí mismos Soldados de Dios. El libro cinematográfico estaría estructurado en tres actos de diferente duración, y esta obra podría resultar fundamental para analizar por qué este país está cada vez peor. Es cine político, que la gente sabe apreciar y valorar. Negar la trascendencia de este proyecto –precisé a la Lic. Cantú y a la citada Comisión- es también, acaso, una forma de censura política, que uno no puede esperar de una institución que no es del gobierno, sino del Estado, y que por tanto debe velar por la libertad de expresión y de creación.

Finalmente, para el año 2013, propuse escribir un tercer libro cinematográfico, ahora una pieza de corte intimista y minimalista que pienso dirigir en el futuro, sobre una pareja de viejos sesentones, un hombre y una mujer, que preparan y reúnen documentos para postularse él a una beca cultural. Sostienen una larga conversación a lo largo del film, en las que se narra una historia de amor, en primer término, pero también una historia de congruencia política y ética. Ambos son viejos de izquierda, de la generación del 68. Han pasado los años, y el mundo que ellos conocieron, aquel por el cual han luchado toda su vida, se derrumba irremediablemente. Él es escritor. Ella tiene muchas facetas, pero siempre ha sido una compañera leal y eficaz, guerrera de toda su vida. Por sus recuerdos pasan no sólo vivencias dolorosas o amables de su relación, sino también una época marcada a partir de 1988 con la descomposición de la izquierda mexicana. Hay un tercer personaje, una actriz amiga de ambos que los visita. Ella coincide y discrepa, y a través de ella se pueden comprender los días dorados y también el mundo de los actores y de sus luchas sindicales y políticas. No habrá un solo flashback en esta historia casi teatral, que ocurre en una sola locación, la casa de los viejos. Finalmente habrá cuatro personajes secundarios más: las dos hijas y los dos nietos, que también llegan de visita. Estos últimos se encargan de demostrar que efectivamente el mundo y las realidades son ahora otras que aquellas por las que inclusive arriesgaron su vida los viejos. Se puede percibir también en estas conversaciones la vida cultural de México en los últimos 22 años. Y desde luego el saqueo de que ha sido objeto el país, a partir de Salinas y hasta la absoluta impunidad y cinismo de la derecha que gobierna en el presente. Los viejos tienen defectos también, algunos incomprensibles, y también ellos se cuestionan y finalmente se aman y se aceptan como son. Gozan, se lamentan, sufren, hacen el amor, cocinan, comen, van al baño, hurgan en sus recuerdos. Critican y cuestionan todo con ferocidad implacable, a lo largo de los dos días que dura la historia y que estará estructurada en dos actos, uno para el primer día, otro para el segundo. Al final queda la sensación de que ellos ya no tienen cabida en este mundo cambiante e implacable. Pero también la certeza de que han sabido vender cara su derrota y a su manera han vencido al tiempo, a este tiempo de canallas. Ya señalé que esta historia, sin nombre todavía, es una pieza. Falta solamente agregar que, sobre todo, esta historia será un estudio de personajes, un retrato fiel de sus circunstancias y de nuestra época.

¿No les parece comprensible que el jurado no haya evaluado correctamente esta propuesta que critica a la izquierda entreguista, al oportunismo político y a la vida cultural mexicana, desde un punto de vista honesto y comprometido?

Éste es el proyecto que presenté ante el FONCA y al que la Lic. Martha Cantú me propone profundizar en su contenido.

Bueno, pero ahí no queda la cosa. Decidí enviar entonces una carta a la Lic. Consuelo Sáizar, directora general del CONACULTA, en la que le manifesté mi inconformidad por estas respuestas y le demandé justicia, pues dichas respuestas no aclaran nada, ni están motivadas adecuadamente, desde el punto de vista legal.

Si los contenidos de mis obras han provocado una reacción política y un rechazo ideológico en alguno de los jurados que valoraron mi proyecto y en la Comisión de Selección respectiva, ello no les da autorización para limitar mi derecho a acceder a fondos públicos del Estado y expresar libre y creativamente mi manera de pensar.

Aquí vale la pena recordar que, aunque los programas de apoyo y estímulos a la creación artística han avanzado mucho y, desde mi punto de vista, el FONCA constituye un logro de los propios creadores mexicanos, para contar con una política de autofinanciamiento cultural (los recursos públicos que se otorgan no son dádivas; de distintas formas se los retribuimos a la sociedad), se siguen reproduciendo mecanismos poco transparentes en la selección de los jurados y se establecen Comisiones de Selección con funcionarios que en realidad toman las decisiones de manera burocrática.

Un ejemplo de transparencia y rectitud sería que las Comisiones de Selección fueran integradas por creadores eméritos e insaculación notarial, quienes deberían deliberar en sesiones públicas, como ocurre en otras partes de México y el mundo. Pero además se trata solamente de presentar un proyecto a desarrollar, no de una obra –en este caso una trilogía- desarrollada y terminada. Al respecto, le recordé a la licenciada Sáizar que en el formato de la solicitud de ingreso se pide que expliquemos los creadores nuestros proyectos en pocas líneas, las cuales no deben superar una página para describir tres años completos de creación artística. Por lo mismo, concluí que la decisión del Consejo Directivo fue arbitraria.

En mi carta a la Lic. Sáizar, también señalo que si interpreto indirectamente el fallo de la Comisión de Controversias, la Lic. Martha Cantú está afirmando que el trabajo que he propuesto es superficial, anodino, irrelevante e insustancial o bien que hasta el momento no tengo la capacidad para plantear los contenidos de mi trilogía política y que, por ende, debo esperar otro año, para pretender un apoyo que me permita expresar mis ideas sobre cómo veo la génesis del desastre político nacional.

Entonces me di cuenta de todo: Qué anodino, superficial, irrelevante e insustancial debe resultar a las autoridades del FONCA mi proyecto cinematográfico sobre la esencia de la corrupción emanada de la Revolución Mexicana bajo el poder de Obregón, de quien todo mundo conoce que solía esgrimir la frase: No hay general que resista un cañonazo de 50 mil pesos. Qué absurdo señalar que esta misma Revolución acaba traicionándose a sí misma, por obra y gracia de una fracción de militares logreros que asumen con descaro y cinismo su arribo al poder, del cual se deriva posteriormente la Guerra Cristera y la creación del PNR por Calles.

Qué poco profunda una obra cinematográfica de calidad sobre un joven que ingresa al Yunque y se describan los métodos y el modus operandi de esta organización clandestina.

Qué irrelevante e insustancial que una tercera obra cinematográfica critique y cuestione profundamente a la izquierda entreguista, al oportunismo político de quienes se dicen defensores de los pobres, y también a la vida cultural mexicana, en estos tiempos de alianzas empanizadas.

No vale la pena que ustedes se pregunten en qué país viven los honorables miembros de la Comisión de Selección, primero, y de Controversias, después, pues parecería que ninguna de las instancias se tomó la molestia de pensar en mi proyecto en el contexto de mi trayectoria, la cual se reconoce. Mejor déjenme preguntarles, queridos amigos, si ustedes, malpensados, intuyen que todo esto no es más bien un acto de censura encubierta por la hipocresía y la prepotencia del poder.

Por eso le precisé a la Lic. Sáizar que si ella también duda o tiene razones ideológicas o políticas para no permitir que cuente con recursos para poder realizar mi obra creativa libre, crítica y verazmente, le propongo que de manera alterna, se designe a un jurado de especialistas nacionales en escritura cinematográfica (no directores, sino escritores de cine), que sean seleccionados por insaculación notarial y que califiquen mi proyecto de forma imparcial y plural.

No puede considerarse definitivo un acto tan cínicamente injusto, agregué en mi carta a la Lic. Sáizar. Todo funcionario público tiene el deber de defender la Constitución General de la República, por encima de cualquier fallo de cualquier Comisión de Selección o de Controversias. Usted tiene el deber de garantizar para mí el respeto, entre otras de mi garantía de legalidad consagrada en el Artículo 16 Constitucional.

Y le puntualicé que si ella llegase a sospechar que todos estos actos contra mi obra, mi trayectoria y mi persona constituyesen un acto encubierto de censura hacia un cineasta crítico y comprometido con la sociedad, con más razón debe intervenir para remediar el agravio que he sufrido, en virtud de las garantías establecidas para la libertad de expresión y de creación, contenidas en los Artículos 4º., 5º. y 6º. Constitucionales.

Pero como la respuesta de la Lic. Sáizar no ha llegado hasta el día de hoy, y se vencía el plazo legal para que yo pudiese activar las instancias jurídicas correspondientes, decidí demandar justicia y señalé como autoridades responsables, en su doble carácter de ordenadoras y ejecutoras, al H. Congreso de la Unión; al presidente de la República; al secretario de Educación; a la presidenta del CONACULTA; al secretario cultural y artístico del CONACULTA; a la Lic. Martha Cantú en su triple carácter como directora general de la unidad administrativa denominada FONCA, como secretaria del Consejo Directivo del SNCA y como secretaria ejecutiva del contrato de mandato llamado FONCA; a los miembros de la Comisión de Selección de la disciplina de Medios Audiovisuales para la emisión 2010 de la convocatoria 2010 del SNCA, y a los miembros de la Comisión de Controversia para la emisión 2010 de la convocatoria 2010 del SNCA.

La demanda de amparo fue aceptada por el Juez Tercero de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal y aquí la traigo conmigo para quienes deseen consultarla o formularme preguntas al respecto.

Ésta es, pues, la situación al día de hoy, amigos, de un escritor cinematográfico que ahora es reconocido aquí, públicamente, por instituciones de cine trascendentes y necesarias. Nada mejor que reiterarles en este día que, tanto o más que la justicia que demando, deseo que se ventile públicamente esta cuestión de los jurados que selecciona el FONCA en el área de escritura de cine y medios audiovisuales, así como de la falta de deliberaciones transparentes y claras, sobre los fondos públicos del Estado que deberían servir a la creación artística, y a la libertad de creación y de expresión.

Por ello, esos fondos no deberían servir a los intereses del gobierno en turno, ni al favoritismo, al amiguismo o a la captura clientelar o la sumisión de los artistas. Los artistas, si es que realmente merecemos tal nombre, debemos antes que nada comprometer nuestro arte ante y con la sociedad y ponernos a su servicio, lo cual siempre será preferible a lambizconear los favores de cualquier funcionario o instancia gubernamental.

Hoy comparto con ustedes la esperanza de que, sea cual sea, la verdad salga a flote, liberada de tanto cinismo, de tanta cobardía y de tanta abyección, para que a algunos reconocidos cineastas que también hoy encuentran voz a través de mis palabras no nos sigan matando de hambre, ni nos suman en el pozo indigno del silencio cómplice, ante las decisiones de algunos que a veces ni méritos tienen, pero que dictaminan quiénes sí y quiénes no merecen los favores de un gobierno – insisto: con fondos públicos del Estado-, un gobierno, que se ha caracterizado por su prepotencia, por sus atropellos y por su notoria estupidez, y que será peor aún si Televisa logra imponer en las urnas del 2012 a su candidato presidencial oficial Enrique Peña Nieto.

Poco más que agregar a lo dicho, amigas y amigos. Continuaré informándoles puntualmente sobre los avances de la demanda, de mi proyecto cinematográfico y de mi libro La oruga y la mariposa: los géneros dramáticos en el cine, una obra que me llevó 7 años escribir y que por cierto está a la venta aquí mismo, por si alguno de ustedes la quiere adquirir.

No me queda ahora más que reiterar mi agradecimiento a todos ustedes, por la paciencia que han tenido para escucharme y acompañarme en este día, tan significativo para mí, y me da gusto ver aquí entre ustedes a muchos buenos amigos que han conocido desde hace muchos años los altibajos de mi carrera profesional como escritor de cine o como maestro de escritura cinematográfica, carrera de la que a pesar de todo me siento orgulloso y que seguiré ejerciendo, hasta el final de mis días. De nuevo, muchas gracias.