Clásicos, los cerillos, bromeó el técnico Enrique Meza respecto del encuentro entre Cruz Azul y América, que a partir de los años 70 adquirió la denominación de clásico joven, y que se revivirá el domingo en el estadio Azteca.

Entre partidos de liga, de torneos internacionales y amistosos, será el enfrentamiento 163 entre Águilas y Cementeros. Los años han pasado y el estratega no sólo manifestó su respeto por los de Coapa, equipo al que fue a probar suerte cuando era adolescente, aunque su formación tomó otros caminos hasta desarrollarse como jugador y entrenador con La Máquina.

“Es una gran rivalidad, de muchísimos años. Le tengo mucho respeto al América, porque además yo soy de la colonia El Reloj, donde mucho tiempo entrenaron, en calzada de Tlalpan. De chamaco me iba a meter allá; ahí vi a grandes jugadores como (José Alves) Zague, Manuel Camacho, Huerta, Pedro Nájera”, dijo Meza, por citar sólo a algunos de los futbolistas de mitad de la década de los 60.

Le tengo (al América) un respeto importante, y además tomando en cuenta que hay gran rivalidad de más de 40 años. Debemos poner todo lo que está de nuestra parte para intentar sacar un buen resultado, porque al final de cuentas son tres puntos en cada partido, y no porque todos sean iguales, simplemente que son tres unidades en cada uno, refirió el técnico, tras la práctica de ayer en La Noria.

Entre las anécdotas que contaba ante la inquietud de los comunicadores por alguna declaración que calentara el juego que cerrará la jornada 10, Ojitos Meza sustentó por qué no es ni americanista ni antiáguila. Les voy a confesar algo: yo le iba al Guadalajara cuando era niño, dijo, y relató una impresión de adolescente, cuando se enteró, en un puesto de periódicos, de que el Cruz Azul había goleado a Chivas: Tengo los ojos chiquitos; pues ese día pelaba tamaños ojos.

Y recalcó: Yo no soy antinadie. No tengo ningún rechazo por nadie. En primer lugar, soy un tipo agradecido. Hay clubes que me han dado trabajo, que es tan difícil. Tengo mucho respeto por todos los equipos.

Además resaltó que su condición primordial es llevar a su equipo al triunfo. “Quiero ganar. La derrota con un rival que esté en algún lugar de la tabla o en la punta a mí me sabe igual. No tengo otra cosa más que hacer que buscar ser ganador y que mi equipo lo disfrute y lo lleve a cabo.

Cuando gano, tengo paz y puedo dormir tranquilo. Cuando pierdo, tengo esa incertidumbre de que no hicimos bien las cosas, y si me equivoqué por alguna razón, paso una noche muy fea, anotó.

Por su parte, César Villaluz señaló que a pesar de que ha experimentado la rivalidad ante el América desde las fuerzas básicas, no siente ninguna aversión por el cuadro amarillo, y que como el resto del equipo está concentrado en hacer el mejor partido posible, en tanto para el uruguayo Marcelo Palau la rivalidad en los clásicos es cuestión de los aficionados.