El gobernador llama a la calma y desmiente que se haya decretado toque de queda
Entre los fallecidos están seis sicarios y una mujer que pasaba por el lugar en su auto
Sábado 5 de marzo de 2011, p. 13
Las calles de Saltillo, Coahuila, fueron escenario ayer de tres enfrentamientos entre integrantes del crimen organizado que se desplazaban en varias camionetas y agentes de las policías del estado y Federal. El saldo: siete personas muertas, incluida una mujer ajena a los hechos, y siete agentes heridos, uno de gravedad, informó la Fiscalía General del Estado.
El primer choque ocurrió a las 9:40 horas, cuando una patrulla de la policía del estado fue tiroteada por sujetos que iban en tres camionetas en el entronque de los bulevares Venustiano Carranza y Pedro Figueroa.
El ataque desencadenó una persecución hasta el cruce del periférico Luis Echeverría Álvarez y el bulevar Vito Alessio Robles, al poniente de la ciudad, donde dos pistoleros cayeron muertos y cuatro policías heridos a causa de la explosión de una granada que les lanzaron dentro de su patrulla.
A las 10:15 horas un policía investigador que conducía una patrulla sobre el bulevar Plan de Guadalupe, en Ramos Arizpe, municipio conurbado a Saltillo, fue atacado desde una camioneta en movimiento. El agente estatal bajó de la unidad para repeler la agresión pero murió.
Aproximadamente una hora después, en el bulevar Jesús Valdez Sánchez y el periférico Luis Echeverría Álvarez (al oriente de Saltillo) hubo un nuevo enfrentamiento, en el cual tres policías resultaron lesionados y tres sicarios y una mujer muertos, dijo la fiscalía en un parte informativo.
Según testigos, la mujer (aún no identificada) conducía un automóvil acompañada de su sobrino, de cinco años de edad, a quien acababa de recoger de un jardín de niños. El menor fue resguardado por transeúntes hasta que fue reclamado por sus padres.
Durante estos hechos la ciudad fue un caos. Directivos y profesores de decenas de planteles de educación básica y superior atrincheraron a sus alumnos ante el temor de que fueran alcanzados por balas perdidas.
Hubo reportes, no confirmados, de que frente al campus del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey estalló una granada. Escuelas de los sectores norte y oriente anticiparon la salida de alumnos y maestros.
La Secretaría de Educación y Cultura informó que a partir del viernes por la tarde quedaron suspendidas las actividades escolares y extraescolares, incluyendo encuentros deportivos programados para sábado y domingo.
En el piso siete de Torre Elite, que se ubica sobre el periférico Luis Echeverría y alberga oficinas bancarias y de gobierno, dos disparos hicieron blanco, por lo que los empleados y funcionarios fueron llevados al sótano y posteriormente se les ordenó retirarse del sitio.
Con apoyo de elementos y vehículos del Ejército, policías estatales y federales instalaron retenes en los accesos a Saltillo y zonas urbanas.
Por la noche, el gobernador Jorge Torres López dio un mensaje en el que llamó a la población a estar en calma, desmintió que se haya decretado toque de queda, como se manejó en mensajes de Twitter, pidió a la población que si es necesario salir por las noches lo hagan con el cuidado con que siempre lo hacen
, y reiteró que cerrará filas contra la delincuencia organizada.
Detienen y golpean a reportero
Cuando grababa uno de los enfrentamientos, el reportero Milton André Martínez Galindo, de la corresponsalía de Televisa, fue esposado por policías del estado que lo trasladaron a su cuartel en una patrulla. Dos horas después fue liberado. Tenía señas de golpes y aseguró que lo despojaron de sus teléfonos celulares y su cartera. Por la tarde denunció los hechos al Ministerio Público.
Por la noche, el fiscal del estado, Jesús Torres Charles, dijo que los ataques a la policía fueron en reacción a detenciones de algunos integrantes del crimen organizado que ocurrieron durante la semana. Apuntó que derivado de esas detenciones hay cinco policías del estado desaparecidos.
Saltillo, ubicado a 867 kilómetros al norte de la capital mexicana, había permanecido hasta ahora al margen de la violencia que afecta a gran parte del territorio mexicano, atribuida por el gobierno federal a las guerras entre narcotraficantes.