Washington, 3 de marzo. Tras 17 años de litigio por el incumplimiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en lo concerniente al ingreso de transportes de carga mexicanos a Estados Unidos, la reunión de los presidentes Barack Obama y Felipe Calderón arrojó como uno de los acuerdos concretos que se acatará esa disposición.

México suspenderá, en fases, las represalias impuestas en materia de aranceles tras el incumplimiento y las dará por terminadas conforme avance la liberación del transporte de carga.

Así lo anunció Calderón durante el mensaje ante los medios de comunicación que ofrecieron ambos mandatarios tras el encuentro que sostuvieron este mediodía en la Casa Blanca. El presidente mexicano destacó la importancia de lograr más complementariedad de ambas economías, tanto a través de mayores inversiones productivas, como del acceso seguro, ordenado y legal, trabajo de nacionales en México y Estados Unidos.

Previamente, Obama destacó la relación que han alcanzado como socios globales en las reuniones multilaterales del G-20 (que incluye a los países más ricos del mundo y las naciones en ascenso) y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

Como parte del Grupo de los 20, estamos avanzando en la recuperación económica global, dijo el mandatario estadunidense, quien se congratuló por el liderazgo exitoso de México en la conferencia (ambiental) de Cancún.

Al referirse al acuerdo sobre el transporte, Obama dijo estar complacido, pues especialmente, después de casi 20 años, hemos llegado a resolver la querella sobre camiones entre nuestros dos países. Dijo que instruyó al secretario de Transporte, Ray Lahood, y al representante de Comercio Exterior, Ron Kirk, para alcanzar el consenso con sus socios mexicanos.

El mandatario estadunidense agregó: Espero consultar con el Congreso para poder progresar, de manera de fortalecer la seguridad del movimiento de camiones entre nuestros países, que elimina aranceles y expande nuestras exportaciones a México, al tiempo que crea puestos de trabajo en ambos países.

Calderón fue más elocuente acerca del acuerdo y dijo que este diferendo se había prolongado desde 1994, pese a que la existencia de un sistema integral de transporte beneficia a ambos países para fortalecer la competitividad regional y generar más empleos. Sostuvo que en este tema, la meta del gobierno mexicano fue alcanzar una solución mutuamente aceptable y hoy lo hemos logrado, lo cual ha sido un gran resultado de esta reunión.

Explicó que una vez logrado el acuerdo, su instrumentación será paulatina; precisó que a medida en que a los camiones mexicanos se les permita el acceso a territorio estadunidense, en esa misma medida México anulará los aranceles que impuso como reacción al incumplimiento.

Indicó que México tiene una perspectiva regional en materia de competitividad, lo que supone que ambos países deben aprovechar las ventajas comparativas que nos hacen únicos como región y que nos permitan convertir a Norteamérica, entendida en su conjunto, como la región más competitiva del mundo.

Consideró que, en su momento, la firma del TLCAN fue un paso fundamental para integrar comercialmente la región, pues generó millones de empleos en ambos lados de la frontera. Aseveró que México está dispuesto a profundizar en la integración regional, toda vez que podemos complementar de una forma más eficiente la abundancia relativa de capital y la fuerza de Estados Unidos, con la fuerza y la competitividad de México.