sta nota intenta complementar la anterior, ofreciendo cierta secuencia al recorrido que verifica el espectador. Pasado imperfecto es, desde el ángulo visual o artístico, el mejor trabajo que se exhibe y su autor es el reconocido artista de la instalación Carlos Aguirre.
Consta de más de 3 mil 500 nombres, que corresponden, se dice, a curas pederastas, cosa que tal vez resulta imposible de comprobar, porque los enlistados parecieran extraídos de un directorio telefónico, desde la A a la Z; como los rubros no se presentan secuenciados, resulta imposible, por ejemplo, localizar el nombre del padre Marcial Maciel. La circunstancia de que a cada nombre con su respectivo apellido no sigan las siglas de la orden religiosa o la condición clerical de los enlistados, la mayoría con apellidos extranjeros, provoca que sus apelativos se tomen sólo en sentido metafórico.
Este trabajo ofrece apariencia de vitral, perfectamente orquestado en cuanto a color. Resulta claro que fue proyectado en vistas a su exhibición en la valla de cristal que hace frontera con el exterior, de modo que a los lados se deja ver una mínima sección de la explanada sobre la que se apea el museo, situación muy grata. El conjunto es luminoso y los distintos colores de los caracteres orquestados como zonas sobre los espacios estratégicamente matizados, provoca efecto armónico, motivo por el cual uno pasa por alto el que la obra concierna a los curas pederastas. De hecho se logró el simulacro de ámbito eclesiástico.
Esta impresión se intensifica al acercarse al plinto rectangular, que asume función de ara o de altar, con un rectángulo luminoso en medio. Eso no es obvio, el artista lo ha dejado en la ambigüedad, de modo que es posible tomarlo como lo he anotado, o tomar el plinto como simple pieza de exhibición. Está circundado de enunciados alusivos a las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Algunos se encuentran bloqueados con una imprimatura, pero si la persona se coloca en ángulo adecuado, puede leerlos perfectamente, los bloqueados
alternan estratégicamente con otros que son perfectamente legibles de primera mano. Se entiende que esta obra se encuentra en proceso. Durante su tiempo de exhibición los contenidos pueden modificarse de acuerdo con los aconteceres.
Hay una libreta en la que los asistentes pueden, si quieren, expresarse respecto de lo que perciben. Siento decir que nadie o casi nadie lo hace y que lo poquísimo que pude ver allí inscrito correspondía (por lo menos en esa mañana) a un balbuceo incoherente o a unos incipientes grafitis.
Otra de las instalaciones exhibidas corresponden a Miguel Rodríguez Sepúlveda. No se trata estrictamente de un políptico, sino de hojas de papel adheridas a la enorme pared que limita ese espacio del museo. Dichas hojas, todas muy similares entre sí, son resultado de haber tallado 200 monedas de plata libertad sobre un papel que contiene el mismo polímero que el papel moneda. Si tal hecho se desconoce, uno simplemente ve las hojas adheridas al muro. No hay símbolo alguno, así que se trata de la desaparición del símbolo y uno se percata de la misma porque lee la cédula.
El concepto aquí apunta a la suspensión del tiempo y también al desgaste y esfuerzo físico que supone por parte del autor la realización de este monótono procedimiento que redundó en el conjunto de frágiles hojas ahora ocupando la considerable superficie del gran muro horizontal. Sin duda son susceptibles de reciclarse de modo que Monumento y ruina (título de esta instalación) pueda ser visto en otros sitios, o bien, cambie de denominación. El crédito respecto al auspicio proporcionado para esta obra, corresponde a la Colección Jumex, cuya directiva cultural se debe, como bien se sabe, a Eugenio López Alonso.
El conjunto de los rubros que arman este muestra está capitaneado, mediante enunciados, por la presencia espectral de Walter Benjamin, el pensador más citado hoy día, casi en cualquier tipo de contexto. Si recordamos que fue un consumado indagador de los ámbitos urbanos, entendemos que se le rinda homenaje.
El video de Enrique Méndez de Hoyos, Tiempo sagrado, se supone inspirado en los monólogos de Carlota en Noticias del imperio de Fernando del Paso (aunque éstos no se escuchan) con duración de unos 10 minutos, vale la apena.