Moscú, 19 de febrero. Tres moscovitas murieron este sábado acribillados en una carretera de la república norcaucásica de Kabardino-Balkaria, colindante con Chechenia, cuando se dirigían a la famosa estación de esquí del monte Elvruz, donde esta madrugada un grupo de atacantes dinamitó uno de los funiculares de acceso.

No muy lejos de ahí, en Sochi, sede de los Juegos Olímpicos de invierno de 2014, el presidente Dimitri Medvediev y el primer ministro Vladimir Putin se dieron cita para pasar el fin de semana practicando el esquí de montaña.

¿Fatídica coincidencia? Más bien parece un nuevo atentado de los grupos islamitas radicales y separatistas del Cáucaso del Norte, aunque de menor escala de víctimas, equiparable al ataque suicida en el aeropuerto de Moscú el 24 de enero anterior.

Cinco habitantes de la capital rusa, al llegar al aeropuerto de Minerlaniye Vody, puerta de acceso al Cáucaso del Norte, contrataron una camioneta particular como taxi para que los llevara al Elvruz.

En la carretera los rebasó un vehículo cuyos integrantes iban de uniforme y fingieron ser policías. Los forzaron a detenerse y rodearon la camioneta varios hombres enmascarados y con fusiles automáticos Kalasnikov.

Uno se aproximó como si fuera a revisar los documentos, pero se limitó a preguntar si había mujeres en el interior. Irina Patrusheva, la única mujer, se negó a bajar de la camioneta, arropada por sus compañeros. El sujeto dio unos pasos atrás y abrió fuego, lanzando ráfagas de metralleta a los moscovitas.

Además de Patrusheva, murieron Denis Belokon y Viacheslav Kara. Heridos de gravedad resultaron Valeri Belokon y Serguei Efremov, este último dado por muerto en el hospital, lo cual desmintió más tarde un comunicado oficial.

No es la primera agresión en nuestra república a gente que nada tenía que ver con las fuerzas de seguridad o con los órganos de gobierno. En esta ocasión murieron personas que vinieron a descansar a Kabardino-Balkaria, que eran nuestros invitados, lamentó el presidente de esa entidad de la Federación Rusa, Arsen Kanokov.

Por otro lado, en un atentado que no parece desligado del ataque en la carretera, el funicular Azau-Stary Krugozor, muy usado para acceder al Elvruz, quedó inservible esta madrugada. Un bombazo destruyó parte de la línea y cayeron cerca de 30 carritos.

Más tarde, los mismos atacantes, u otros, tiraron una granada y ametrallaron la vivienda de un antiguo inspector de la policía a cargo de vigilar esa estación de esquí.

El Consejo de Ancianos de Kabardino-Balkaria dio a conocer, en febrero pasado, una carta abierta al presidente de Rusia. En ella, los miembros de la instancia consultora –de una sociedad en mucho todavía tribal– pidieron la destitución del presidente Kanokov y la introducción del estado de excepción.

La situación es muy grave. Los dirigentes de Kabardino-Balkaria no están en condiciones de dar una respuesta adecuada al desafío que nos lanzan los sectores destructivos, interesados en desatar una nueva guerra en el Cáucaso del Norte, escribieron. El Kremlin aún no contesta esa carta.