La participación mexicana y de América Latina en el encuentro es casi testimonial
más crucialde la feria Arco de Madrid en sus 30 años
Con Rusia como invitado de honor, participan 197 galerías de 21 países
Viernes 18 de febrero de 2011, p. 7
Madrid, 17 de febrero. La Feria de Arte Contemporáneo Arco de Madrid afronta su edición más crucial, en la que se verá si continúa en la decadencia de las tres últimas ediciones, en las que perdió fuelle e interés tanto entre coleccionistas y críticos como entre el público general, o si por el contrario inicia una nueva etapa, más profesional e independiente.
A pesar de que la nueva dirección, a cargo del prestigioso historiador del arte Carlos Urroz, asumió como reto fortalecer los contenidos vinculados a América Latina, este año la presencia mexicana es casi testimonial, así como la del resto de la región, con escasos exponentes.
La trigésima versión de la feria Arco fue inaugurada este jueves por los reyes de España, con más dudas que certezas sobre el futuro de esta cita anual de arte contemporáneo.
Enconos y extravíos
La época de oro de Arco –en los años 80 hasta finales de los 90– convirtió a Madrid en uno de los referentes del arte contemporáneo, sobre todo el que se producía en España y América Latina. En los pasado tres años, sobre todo a partir del retiro de su directora fundadora, Regina Gómez Baeza, la feria entró en una dinámica de enconos y extravíos.
Los galeristas se enfrentaron a los directivos –funcionarios públicos– de IFEMA (el recinto ferial dependiente de la Comunidad de Madrid), que intentaron condicionar los contenidos y la estrategia de una feria que nació con vocación independiente.
De hecho, todas las miradas sobre la responsabilidad del estado calamitoso de Arco apuntan a Luis Eduardo Cortés, un político conservador, del Partido Popular (PP), que llegó a provocar algo inédito en la historia de ese encuentro: a mediados de mayo la mayoría de las galerías fundadoras y participantes en Arco anunciaron que no acudirían más a ese foro ante la injerencia de las autoridades de IFEMA.
Antes, en las ediciones de 2008 y 2009, los responsables de IFEMA y la entonces dirección de Arco, a cargo de Lourdes Fernández, se habían enfrentado a numerosas galerías latinoamericanas y mexicanas, a las que les negaron la oportunidad de participar en la feria por considerar que sus contenidos no tenían suficiente calidad.
En pocos años, la presencia de las galerías mexicanas prácticamente se evaporó; si en 2005 Arco se dedicó a México y hubo casi 30 galerías y decenas de artistas de ese país pudieron proyectar sus trabajos en Europa, en 2010 no hubo galerías y en esta edición sólo participa una, Arroniz Arte Contemporáneo, que presenta un project room del artista Moris (Israel Moreno).
La obra consiste en una reproducción a gran escala de varias portadas del periódico La Prensa, que él tacha con un plumón negro y elige algunas palabras que son visibles al espectador, en este caso nombres de bandas de delincuentes que operan en la capital mexicana, con lo que la sala cuadrada en la que se exponen se convierte de pronto en una especie de matadero donde el artista es el depredador y el visitante la presa.
Además, hay algunos artistas mexicanos que participan en la feria, pero por conducto de galerías españolas que han apostado por sus obras, como es el caso de La Caja Negra, que en esta ocasión expone obras de Jonathan Hernández. Se trata de una serie de intervenciones en fotografías de políticos sacadas de los periódicos, en los que utiliza formas geométricas, y una muestra de Jan Hendrix.
Carlos Urroz explicó que el gran reto de este año crucial
es consolidar la feria como un sitio de encuentro de galeristas, profesionales y coleccionistas, para lo que se ha volcado en la selección de las 197 galerías de 21 países, en un año dedicado a Rusia.