Atrás quedaron los Niños Dios vestidos de San Judas Tadeo, del Santo Niño de Atocha o de la Candelaria. La moda es hoy vestirlos con los uniformes de los equipos de futbol de primera división o con máscaras de luchadores como Octagoncito.

Desde temprana hora, miles de personas con sus niños en brazos o en canastas arregladas con flores y dulces los llevaron a bendecir y aprovecharon para rogar que nos vaya bien, acaben las enfermedades y/o encontremos un trabajo.

Las imágenes son muy milagrosas y vale la pena los 100 o 150 pesos invertidos en su traje, porque siempre nos cumplen algo de lo que pedimos. Y esperamos nuevamente que suceda, porque la situación está rete difícil, coincidieron algunas mujeres que acudieron a la Catedral Metropolitana, la iglesia de Las Mercedes y a La Villa.

Tras la bendición recibida este Día de la Candelaria –que constituye el final del periodo navideño, pues fue cuando los padres del Niño Jesús lo presentaron en el templo, según la tradición judía–, celebraron con atole, tamales o una guajolota de mole, chile verde, carne de puerco en morita o de champiñones con elote y queso.

La tradición se mantiene, aunque se está desvirtuando, señalaron algunos feligreses, quienes lamentaron que se vista a los Niños Dios de futbolistas o luchadores, cuando pueden hacerlo del arcángel Gabriel o del Niño del Huerto, del ropón azul, del sueño, del amor, de los milagros o de la abundancia. Estos últimos, junto con los ataviados como San Judas Tadeo, fueron los más solicitados a los vendedores, pues ningún milagro está de más, cuando no hay dinero y la situación parece empeorar, agregaron.

Para celebrar este día, el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard Casaubon, develó una placa alusiva al corredor del Niño Dios y a la imagen del Santo Niño de Atocha, en la calle Talavera, en el barrio de La Merced, en la que se congregan mil 500 vendedores de vestimentas para la ocasión.

El mandatario reconoció la labor de quienes se dedican a la fabricación de artículos para Niños Dios: se ganan la vida limpiamente, con mucho trabajo y sufrimiento han sacado adelante una tradición que es de nuestro pueblo.

Saúl Uribe Lanzagorta, fundador del comercio en la calle Talavera, agradeció en nombre de los comerciantes que laboran en el recién renovado corredor, por haber hecho realidad el sueño de tener un lugar para exponer y vender las vestimentas religiosas del Niño Dios, pues aquí se generan más de 13 mil empleos indirectos, entre quienes elaboran los trajes y los reparan. Hoy nace la calle más famosa del Niño Dios, añadió.

El obispo Georges Saad Abiyunes bendijo la escultura del Santo Niño de Atocha, para lo que solicitó la ayuda del jefe de Gobierno. a quien entregó una pequeña botella de color blanco con la imagen de San Charbel, que contenía agua bendita.