La muestra, que se abrirá el 11 de febrero, está dedicada a la reproducción animal
Hay gran competencia de esperma entre algunas especies extraordinariamente bien dotadas, dice museógrafa
El chimpancé y el erizo, por ejemplo, lo producen para fertilizar y evitar que otro se infiltre
Martes 1º de febrero de 2011, p. 2
Londres. El Museo de Historia Natural de Gran Bretaña estimulará la curiosidad del público por la casi infinita variedad del conocimiento carnal con una exhibición que expone vergonzosas verdades acerca del sexo en la naturaleza.
En el reino animal impera la testosterona, y tal vez los mojigatos preferirán mirar hacia otro lado. La serpiente macho no sólo tiene la lengua dividida en dos, sino también el pene: así, en caso de que una hembra remilgosa intente evadirlo y lo haga fallar una vez, él puede hacer un segundo intento.
La especialista Tate Greenhalgh, quien desarrolló la exposición Naturaleza sexual, que abrirá en el museo el 11 de febrero, señala que hay una competencia de esperma
entre algunas especies extraordinariamente bien dotadas: los testículos del minúsculo pajarillo conocido como chochín azul, por ejemplo, representan la cuarta parte de su peso corporal.
El chimpancé, dada la promiscuidad de su especie, ha desarrollado poderosas gónadas para asegurarse de que cualquier prole sea suya. “No es sólo aparearse, sino reproducirse –explica la museógrafa–: son capaces de producir esperma suficiente no sólo para fertilizar los óvulos femeninos, sino para formar una barrera que evita que otro esperma se infiltre. También los erizos lo hacen.”
Cierto molusco conocido como babosa banana, por su parecido con un plátano, se corta el pene de una mordida y lo deja en la hembra para evitar que otro deposite allí su ADN.
En el mundo de las hienas imperan las hembras, que escogen pareja, protegen el territorio, se encargan de las crías y permiten al macho quedarse o lo echan a patadas según les parezca. Incluso sus genitales han evolucionado para parecerse a los del macho.
La estrella de la exhibición será Guy el Gorila, alguna vez ídolo en el Zoológico de Londres, quien vuelve al primer plano 33 años después de su muerte (y de una visita al taxidermista). Es un típico macho alfa, con un pecho de 185 centímetros y un pescuezo enorme, pero no se dejen engañar. “Cuando vivía, sólo podía tener sexo una o dos veces al año –comenta Greenhalgh– y su pene erecto apenas mediría unos tres centímetros, porque no tenía que competir: tenía su harén y nadie se lo disputaba.”
En contraste, el pene del molusco conocido como bálano mide 30 veces la longitud de su cuerpo –no por nada bálano es uno de tantos nombres que se dan al miembro viril en español–, y el esfuerzo del salmón macho por reproducirse es tan grande, que a menudo muere exhausto.
“La supervivencia no siempre tiene prioridad sobre la reproducción –observa la especialista–. El pavorreal desarrolla su espléndido plumaje para atraer hembras, pero eso lo hace también muy conspicuo para los depredadores y es a menudo la causa de su caída.”
El más reciente descubrimiento del propio museo se refiere al humilde escarabajo de agua: el macho de la especie sencillamente no acepta un no por respuesta. Ha desarrollado ventosas en las patas que le permiten aferrarse al caparazón de la hembra; a su vez, ella ha desarrollado crestas en el lomo para desprendérselo si no lo encuentra atractivo.
El impulso para la exhibición Naturaleza sexual provino de la exhibición del año pasado sobre Charles Darwin, que atrajo 155 mil visitantes. Darwin estaba interesado en la supervivencia de las especies, pero también en la reproducción, tema al cual los investigadores del museo han dedicado mucho trabajo.
Unos 300 zoólogos, botánicos y paleontólogos trabajan con millones de especímenes para avanzar en el conocimiento del mundo natural. En la actualidad investigan el ADN de los mosquitos para que se pueda identificar, ubicar y eliminar con más facilidad a las especies portadoras del paludismo.
Sharon Ament, director de enlace con el público, comenta: Muchas personas no se dan cuenta de que el museo realiza mucha investigación científica. El Centro Darwin, en el que se puede observar a científicos en el trabajo, ha abierto muchos ojos, y esperamos que nuestro nuevo enfoque en las exhibiciones los abra aún más
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© The Independent
Traducción: Jorge Anaya