La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aclaró que ni la Iglesia católica mexicana ni sus ministros viven en la abundancia, sino todo lo contrario: nadamos en la pobreza, y precisó que los sueldos de los obispos y arzobispos son de entre 10 y 12 mil pesos al mes, aunque reconoció que puede haber excepciones. En el caso de los párrocos aseguró que el ingreso asciende en promedio a 8 mil pesos y para los vicarios unos 4 mil.

En entrevista, Manuel Corral, secretario ejecutivo de relaciones institucionales de la CEM, precisó que estos recursos son para su manutención, es decir para el pago de servicios y alimentación, y subrayó que por lo general todos los extras son financiados por los propios ministros, los cuales reciben apoyo de sus familias o de bienhechores.

En tal sentido descartó tajantemente que se despilfarre en gastos de religiosos lo que recibe la Iglesia en limosnas de los fieles, pues la mayor parte va a obras sociales, y en particular a sectores a los que no llega o es escaso el apoyo social.

Especificó que contrariamente a lo que se cree los jerarcas católicos suelen trasladarse en autobús, y no en avión, y sus viajes a Roma los costean ellos mismos, así como su estadía en el Vaticano.

Apuntó que en el caso de celulares, cada quien paga el suyo, así como el crédito que le pone, y apuntó que lo mismo ocurre si requiere de automóvil.

Manifestó que cada diócesis asigna un sueldo a sus ministros, empezando por su titular, y reiteró que la Iglesia no nada en riquezas. También resaltó que quienes tienen cargos en la CEM, ya sean obispos, arzobispos o sacerdotes, no recibimos dinero extra; la CEM vive de los recursos que envían las diócesis; en realidad la situación económica de la Iglesia católica es triste. Puede que la Basílica (de Guadalupe) y otros templos importantes tengan más dinero, pero la mayoría no.

Publicaciones han asegurado que los obispos perciben al mes cerca de 300 mil pesos y ante esto la oficina de prensa de la CEM indicó: En días pasados corrió una noticia dolosa diciendo que los obispos recibían 300 mil pesos al mes. Si así fuera, no quepa duda que la Iglesia tendría la capacidad de realizar muchos más proyectos de ayuda a los necesitados.